viernes, 30 de septiembre de 2022

El aumento de la indigencia obliga a Cristina a reordenar el Gobierno

Si hay algo que viene caracterizando la fachada del frente de la Casa Rosada es la constante puesta y quita de vallados con más o menos efectivos policiales según como se presente la jornada. Si no se trata de la carpa del Colectivo de Discapacidad reclamando el pago a los prestadores, es la Unidad Piquetera pidiendo bonos, planes y trabajo genuino, o diversas movilizaciones de gremios estatales y del sector privado que exigen subas salariales licuadas por la inflación, así como pases a planta permanente, debido al deterioro implacable de los ingresos que sufren en sus extensos contratos de discutible formalidad.

Todas estas problemáticas -y más- son el resultado de la crisis que se viene potenciando desde el final de la administración de Cambiemos y los casi tres años del Frente de Todos en el Poder. Para colmo, a la conflictividad generalizada, se sumó la lucha por sus haberes de los combativos gremios de izquierda en el sector del neumático, algo que genera controversias con los sindicatos peronistas y las bases kirchneristas, que no admiten techos salariales impuesto por Sergio Massa.

Desde ese campo no oficialista se agregó el acampe en el Ministerio de Desarrollo Social, que esta vez removió con mayor intensidad, la posible salida adelantada de Juan Zabaleta de la cartera. El hombre, es el único edil que no dejó un delfín suyo en el partido de Hurlingham donde sigue de licencia. Allí, La Cámpora le disputa el territorio en castigo al infructuoso intento de inventar eso que nunca fue: el “albertismo”.

En este horizonte de sucesos, el alegato judicial de Cristina Kirchner mezcló la causa Vialidad con el intento de magnicidio que sufrió el pasado 1 de septiembre, al paso de la última semana del “dólar soja”. ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra? se preguntará el lector. Es que la Vicepresidenta tiene que defenderse ante los fiscales y conducir la política económica de su coalición. Es allí donde debe apaciguar a su entorno, que observa la iniciativa en favor de los agroexportadores como una concesión a los enemigos del “Proyecto”. Cristina hace ver la urgencia a puertas cerradas en el Instituto Patria. Para ella hay que ver la otra cara de la cuestión. Se trata de procurar llegar a fin de año con la menor cantidad de complicaciones sociales, teniendo en cuenta que el Presupuesto 2023 augura metas difíciles de cumplir, en particular, la del 60% de inflación.

En la ruidosa quietud de Balcarce 50 y Olivos -y con este escenario de fondo- Alberto Fernández inició la semana con una participación virtual en la apertura de la 30 Conferencia Sanitaria Panamericana de la OPS, algo que se desarrolló en Washington, y también entregando libros junto a Jaime Perczyk (Educación) en un jardín de infantes en Marcos Paz. Esa agenda imperceptible tuvo como dato que el martes se suspendió la única actividad que iba a tener el Presidente. Se trataba de un acto que iba a compartir con Juan Cabandié en Tecnópolis. Funcionario cuestionado por los gobernadores de las provincias que padecieron incendios, y que se animaron a pedir su renuncia al jefe de Estado. Por su parte y dada la poca acción en el palacio de Gobierno, Gabriela Cerruti se dedicó a brindar una conferencia de prensa a chicos de una escuela secundaria que visitó el histórico edificio.

En el letargo del ala oficial rosada, llegaron al despacho de Fernández mensajes de los mandatarios provinciales -y distritales- que quieren eliminar las PASO, aunque sea a cambio de unificar fechas de elección. El titular del Ejecutivo se resiste en sociedad con la CGT y los movimientos sociales que todavía le responden, aunque ya se acerquen, víctimas de un destino incierto, al camporismo que juega en el Conurbano como nunca antes. En particular nos referimos al Evita de Emilio Pérsico y Fernando Navarro.  

Por su parte, el bloque oficialista junta votos en Diputados bajo la pretensión de convertir en ley la ampliación de la Corte Suprema a 15 miembros, un objetivo difícil de alcanzar, pero exigido con vigor desde el principal despacho del Senado.

La investigación de la “Banda de los Copitos” se fusionó mediáticamente con las intenciones del Ministerio de Economía por cumplir la meta fiscal pactada con el FMI, que inevitablemente lo arrastra a ejecutar recortes disfrazados con eufemismos tales como “reordenamiento de partidas” o “sinceramiento del déficit”. Palabras que no engañan a la militancia dura porque las relaciona con el macrismo. En el transcurrir de las noticias, la tapa del “house organ” oficial que se inició en los ‘90 teniendo sólo 12 páginas, denunció que la mitad de las empresas alimentarias violan los acuerdos de precios sellados con el titular de Hacienda, y que enviaron listas con incrementos de hasta el 20 por ciento. Algo que la vocera le negó "terminantemente" a este medio allá por junio.

En el contexto de la falta de dólares y las polémicas generadas por los viajes de enormes comitivas gubernamentales al exterior, Eduardo de Pedro (Interior), diez gobernadores del Norte Grande, y una importante delegación recorren las oficinas del Banco Mundial, del BID, y de otros organismos de crédito con el fin de pedir financiamiento para obras de infraestructura, que de todos modos deberán ser aprobadas por Nación en base a las posibilidades de pago que tenga la Argentina de acá hacia adelante. El discurso de institucionalidad y republicanismo que predican los jefes distritales del PJ, así como el de radicales como Gerardo Morales (Jujuy), no convencen del todo a los prestamistas internacionales, que siempre miran el Riesgo País y las sucesivas recesiones vernáculas.

El miércoles quedó expuesta como nunca antes, la puja que existe entre Juan Manzur y Alberto Fernández. Ese resquemor, contienda de egos y protagonismo mutuo, los llevó a realizar dos reuniones de Gabinete el mismo día y con dos horas de diferencia. Una nacional -en Buenos Aires- y otra Federal, en la provincia de San Luis. Ambas seguidas de insustanciales expresiones en rueda de prensa y discursos que no dejaron certezas sobre casi nada.

Entretanto, los celulares del país se hacían un festín con los memes que ideaban los cráneos del divertimento virtual por la falta de cubiertas y los problemas en las terminales automotrices. Dilema tragicómico que se combinó con el conflicto Mapuche en Villa Mascardi, al que Aníbal Fernández (Seguridad) buscó minimizar en Casa de Gobierno, al igual que a los campamentos piqueteros en la CABA y las tomas en los colegios porteños, señalando que ninguno de ellos está bajo jurisdicción nacional.

Por su parte, la plana mayor de los Gordos cegetistas participó de otro asado en la residencia presidencial, pero eso sí, esta vez se olvidaron avisar a Pablo Moyano. Algo que Fernández justificó con su clásico: “yo no sabía nada”. Punto seguido, se iniciaron los amagues de ruptura en Azopardo 802, pero que al final se dieron vuelta y concluyeron con la oferta del hijo del camionero más conocido de la Argentina (Hugo), ofreciéndose -en el despacho del Presidente- para mediar entre las firmas fabricantes de gomas y los sindicalistas rebeldes del Partido Obrero.

Es que la intentona de autoridad de Massa se fue por la borda luego de anunciar que si el tema no terminaba abriría la importación para romper la huelga, algo que, de todos modos, y por las propias limitaciones a la importación que impuso, le resultaría difícil de concretar. Igual no hizo falta, los insultos que le propinaron por las calles de Buenos Aires los protagonistas del reclamo, lo llamaron a silencio.

En el marco del “arrugue de barrera” massista -y sin mediar aviso- Cristina Kirchner dejó de lado sus causas judiciales y el ataque que vivió en la puerta de su domicilio, con la finalidad de reordenar la tropa frentista que estaba por celebrar una bajísima tasa en la pobreza del 0,6 por ciento, dejando la triste realidad de 17,3 millones de argentinos (36,5%) en la estrechez de los bolsillos flacos, y una indigencia que aumentó atacando a 4,2 millones de personas (8,8%).

Conocidos los números del INDEC, Cristina tecleó en su cuenta de Twitter: “Es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia”. El reconocimiento al trabajo duro del Ministerio de Economía pasó desapercibido y fue Gabriel Rubinstein (viceministro de Economía) quien se animó a responderle a través de la misma red del pajarito, pero en estilo zen.

Es obvio que la jefa política de la coalición envió el mensaje, más que al tigrense y equipo, a los suyos. Una manera de decir que si hace falta le va a poner límites a quien pretenda usar como variable de ajuste a los salarios. El que más golpes recibió por el descontrol en los precios fue Matías Tombolini (secretario de Comercio Interior), a quien -en privado- la ex presidenta cuestionó duramente por estar dedicado al tema de las figuritas del Mundial de Fútbol, en vez de resolver el problema de las ganancias y rentabilidad que quieren tener las empresas, y que considera abusivas.  

Sin meterse en el asunto, el jefe de Estado se dedicó a despedir a la delegación argentina que fue a los juegos suramericanos Odesur, y a encabezar la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas en el Edificio Libertador, donde anunció lo que denominó “un proceso de regularización salarial” en favor de los uniformados.

El viernes voló a Río Negro -epicentro del dilema territorial mapuche- a entregar 120 viviendas con la gobernadora Arabela Carreras, junto a los hermanos Soria, Martín (Justicia) y María Emilia (intendenta de General Roca). En ese acto le tocó ser testigo de una discusión pública entre la mandataria -de Juntos Somos Río Negro- y el ministro de Vivienda, Jorge Ferraresi, quien planteando -como ya hizo otras veces- el “juego” del aplausómetro, destacó el apoyo de los presentas a la jefa comunal. Esto generó que Carreras aprovechara la ironía para decirle que el aplausómetro le había fallado, echándole en cara que los últimos inmuebles entregados por su gestión fueron solventados por la provincia sin el apoyo de la Nación. A Fernández no le quedó otra opción que calmar los ánimos hablando de unidad, de respetar las diferencias, y haciendo acallar los silbidos.

La premura urge en todas las terminales del peronismo. Se presienten once meses difíciles por delante, y en el que no se descartan más cambios en el Gabinete, así como de funcionarios que CFK sigue considerando que no funcionan. En la lista está primero Claudio Moroni, el titular de la cartera laboral que advierte el clamor para que Mariano Recalde -u otro kirchnerista- ocupe su lugar.

La Vicepresidenta está decidida a completar lo que queda del mandato sin albertistas en puestos decisorios. La salida de Miguel Ángel Pesce del Banco Central sigue en carpeta. Las discusiones sobre qué, con quiénes, y dónde se va a recordar el próximo 17 de octubre es simplemente un espejo del camino duro que falta por recorrer.  


Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para Política y Medios (PyM). Más información exclusiva desde Balcarce 50 a través de @JuamPaPeralta

jueves, 29 de septiembre de 2022

El dato oficial que indica que 17,3 millones de argentinos son pobres y 4,2 M indigentes, llevó a CFK a poner límites a Massa

Después de 56 días sin observaciones, y no cien, como algunos pronosticaban, Sergio Massa fue apuntado por la vicepresidenta Cristina Kirchner, al reclamarle públicamente y a través de un tuit que “es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia”. El pedido surgió luego de que se conocieran los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) que indican que 36,5% de la población y afectó a 17,3 millones de argentinos, mientras que la indigencia se ubicó en 8,8 por ciento, equivalente a 4,2 millones de personas.

La senadora había mantenido el silencio ante el dólar soja y también ante la decisión de recortar subsidios tarifarios, una medida que superó lo que pretendía el ex jefe de Hacienda, Martín Guzmán. Algo que se decidió por la necesidad de resolverla emergencia de reservas del Banco Central. La ex mandataria también estuvo muy dedicada a su defensa en la causa judicial que se le sigue por obra pública, así como el atentado contra su vida en la puerta de su domicilio.

Pese a que Massa tuvo cierto éxito en recuperar oxígeno en el plano cambiario y en materia de financiación del Tesoro, a la jefa política de la alianza gubernamental, se le estaba haciendo difícil frenar el descontento que expresan las bases del kirchnerismo.

De esa manera, los tiempos se aceleraron, a su vez con el conflicto gremial del sector neumático en el medio, que evidenció las fuertes diferencias que hay en la coalición en referencia a la política de ingresos. El ministro de Economía y su par de Trabajo, Claudio Moroni, se alinearon con la posición de los empresarios, algo que provocó un terremoto intestino.

Otro punto que el núcleo duro cristinista está preocupado por el avance del protagonismo del los sindicalistas trotskistas, que en varias firmas desplazan a los clásicos gremios peronistas a la hora de pelear por la recuperación salarial, tal el caso del sindicato del neumático. Por ello, la amenaza sobre la apertura de la importación que hizo el titular de Hacienda, para garantizar la continuidad de la actividad automotriz, fue interpretada entre los kirchneristas como una medida que pretendía romper la huelga.

No son pocos los que sospechan que Massa quiere usar como ancla inflacionaria los sueldos. Esa idea se agravó a partir de que tras su gira por Estados Unidos, donde se entrevistó con las autoridades del Fondo Monetario Internacional, mostró compromiso por abandonar las dos mecánicas clásicas de la historia económica argentina, que pasan por el tipo de cambio y las tarifas públicas.

En el proyecto de presupuesto 2023 que el ministro Massa presentó en el Parlamento se ve este panorama. Al igual que su antecesor, Guzmán, la previsión inflacionaria está subestimada, con lo que se proyecta una recuperación salarial, que no puede tener correlato con la realidad.

El mandamás económico entiende que el sector estatal tendrá una suba del 76,7% en los sueldos del año próximo, lo que significaría una recuperación real, siempre y cuando la inflación sea del 60% de proyección oficial, algo que nadie cree. Por el contrario, los agentes económicos, especialmente los sindicatos, tienen en cuenta la previsión de la encuesta REM del Banco Central, que vaticina un 84 por ciento.

Lo que se teme, es que como hizo Guzmán, la cifra de inflación rebajada sea utilizada con el fin de marcar una referencia a la hora de las negociaciones paritarias, y no permitir aumentos nominales que se desborden bajo el concepto de que incrementar los ingresos produce subas en el Índice de Precios al Consumidor.

La propia Cristina se encargó de romper la estrategia del ex ministro, dando ella misma aumentos por encima del techo oficial a, por ejemplo, a los empleados del Congreso, paradójicamente en acuerdo con Massa, que era quien presidía hasta hace poco la Cámara baja. Otras veces lo hizo por la vía de apoyar públicamente a sindicatos considerados más combativos rebeldes, como el delos bancarios, encabezados por Sergio Palazzo. Algo que ocurrió a inicios de año, cuando se llevaron adelante medidas de paralización de la actividad, logrando una suba superior a la referencia de Guzmán y Moroni (Trabajo).

La expresión más clara de esa tensión interna fue el reclamo de una suba salarial generalizada, con la fijación de una suma fija a dictarse por decreto. El principal opositor a esa iniciativa fue el ministro Moroni, quien sostiene que el sistema de paritarias es eficaz para defender al salario contra la inflación. Su posición fue acompañada por la cúpula de la Confederación General del Trabajo, que siente que ese tipo de aumento por decreto le hace perder el protagonismo en las negociaciones salariales. Ese reclamo, que tuvo su mayor intensidad en el verano pasado, se renovó en los últimos días, debido a la ola inflacionaria que puso al IPC en el nivel del 7% mensual, y una escalada de la conflictividad laboral que no cesa.

El regreso de la ex presidenta Kirchner al debate económico indica una fuerte señal política hacia adentro de su fuerza y equivale a marcarle límites a Massa en esa política de estabilización financiera que intenta llevar adelante, y que para el mercado está arrastrando a otra fase de recesión.

“El ministerio de Economía ha trabajado duro en todas las áreas de su competencia, pero es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia”, escribió la Vicepresidente, dándole un leve apoyo a uno de los hombres con más rechazo en la facción kirchnerista del frentetodismo.

El señalamiento de Cristina pidiendo una asistencia para los argentinos en situación de indigencia tiene además un objetivo, apuntar al  masivo acampe de la Unidad Piquetera Nacional en la céntrica Avenida 9 de Julio. Y pone un interrogante sobre si ella va a respaldar la postura del ministerio de Desarrollo Social que conduce Juan Zabaleta, quien se resiste a una reapertura en la lista de beneficiarios para el plan Potenciar Trabajo, que según datos oficiales está asignado a 1,2 millones de personas.

El mensaje de CFK tiene una advertencia, y es que el salario no puede ser la variable de ajuste y que el Gobierno nacional debería poner su atención en los márgenes de ganancias de las grandes empresas. Una postura que parece alejada de Massa, como demostró en su intervención en el conflicto del neumático. Mientras tanto, Alberto Fernández, presidente de la Nación, sigue relegado en la toma de decisiones de la alta política y en materia económica.

Nota desde Casa Rosada para la agencia internacional Globatium.com, ECMC Noticias México-Argentina-España-EE.UU (@ecmcnoticiasmex), RCR Metro Barcelona (@RCRBarcelona), @kwradio_es y FM Concierto 105.5 (https://lnkd.in/dCx_CuPt @105Concierto). Más información exclusiva de Balcarce 50 a través de @JuamPaPeralta

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Las internas, lucha de egos y por el protagonismo, siguen entre Manzur y Fernández

La semana pasada el gobernador en goce de licencia, Juan Manzur, suspendió la reunión del Gabinete nacional que suele llevar a cabo, si no hay cambios de último momento, cada 15 días. Este miércoles 28 de septiembre, el tucumano decidió mantener en agenda el cónclave con los ministros a pesar de que de los 18 que integran la jefatura sólo hubo 7 presentes.

La convocatoria estuvo muy lejos de lo esperado debido a que hace días Alberto Fernández y su equipo decidió viajar a la provincia de San Luis para llevar adelante el encuentro del Gabinete Federal en el marco del plan de Capitales Alternas. Por eso es que al ministro coordinador le faltó más de la mitad de sus subalternos.

Según se explicó desde fuentes oficiales, la mayoría de las ausencias estuvieron justificadas, en varios casos por viajes al exterior, pero no faltaron las que generaron muchas suspicacias.

Del total de funcionarios que integran el cuerpo ministerial los presentes fueron apenas 7: Juan Zabaleta (Desarrollo Social), Aníbal Fernández (Seguridad), Alexis Guerrera (Transporte), Matías Lammens (Turismo), Juan Cabandié (Ambiente), Jorge Taiana (Defensa) y Martín Soria (Justicia).

Muchos se preguntaban por qué Manzur insistió en llevar adelante el convite a sabiendas de que, por ejemplo, iba a haber una ausencia más que notoria: la del ministro de Economía Sergio Massa, quien avisó que no asistiría porque se encontraba trabajando en la presentación del Presupuesto 2023 que llevó adelante por la tarde en la Cámara baja.

El otro ausente de peso, fue el albertista, Claudio Moroni (Trabajo) quien es considerado por la propia Cristina Kirchner como uno de los “funcionarios que no funcionan”. Lo mismo ocurre desde distintos sectores del oficialismo desde casi el principio de su mandato, y por estos días debido al descontrol que está produciendo el conflicto con el sector del neumático. La excusa del jefe de esa cartera fue precisamente que mantenía reuniones vinculadas a solucionar esa disputa salarial, que como explicó el propio Manzur, mantiene en vilo a todo el ámbito automotor.

Hubo otros dos que estuvieron ausentes, uno fue Gabriel Katopodis (Obras Públicas) y Jaime Perczyk (Educación), a quienes el Presidente sumó al viaje a las tierras puntanas. Tampoco dio el presente la ministra de Mujeres., Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.

Se supo que entre los que están de viaje, en medio de la polémica por las numerosas comitivas y viajes de dirigentes del Frente de Todos que el Estado solventa con los escasos dólares que tiene en la pobres arcas del Banco Central, se encuentran el canciller Santiago Cafiero, que está volviendo a la Argentina desde Austria, mientras que el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, encabeza una nutrida delegación de gobernadores, ministros, asistentes, etc, del norte grande que se lleva adelante en los Estados Unidos.

Por su parte, la ministra de Salud, Carla Vizzoti, es otra que está en EEUU con el fin de participar de un encuentro de la Organización Panamericana de la Salud, al igual que su par de Vivienda y Hábitat, Jorge Ferraresi, hombre que no suele participar de las convocatorias de Manzur, y que en este caso en particular se encuentra en un Foro del rubro que administra del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). LO que si hizo fue dar retuit a la actividad del jefe de Estado junto al gobernador Alberto Rodríguez Saá, ignorando absolutamente lo acontecido en Balcarce 50.

Otro que tuvo un ausente fue el titular de Cultura, Tristán Bauer, otro alto funcionario recorriendo el mundo, en este caso el Estados Unidos  Mexicanos, para asistir a una conferencia de la Unesco. Por último, el ministro de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, no participó porque fue enviado por el Gobierno como representante al funeral del ex primer ministro de Japón, Shinzo Abe, asesinado en un terrible magnicidio mientras realizaba una actividad política en las calles de su país.

Lo cierto es que ninguna de las dos actividades dejaron cosas sustanciales, pero si dejaron en claro que las disputas de poder en el seno del oficialismo persisten y nadie quiere perder protagonismo. Manzur brindó una conferencia de prensa a los periodistas acreditados en la sede del Poder Ejecutivo que no dejó conceptos de relevancia, más que su clásico optimismo. Lo hijo acompañado del cuestionado Juan Cabandié, a quien le cedió la palabra para que levantara su perfil luego de los pedidos de varios mandatarios provinciales que pidieron su renuncia a Fernández debido a la falta de colaboración de la cartera que dirige. Uno que lo hizo público fue el entrerriano Gustavo Bordet.

Junto al jefe de Gabinete también estuvieron su jefa de prensa, Valeria Zapesochny, Aníbal Fernández (Seguridad) y Alexis Guerrera (Transporte), que se dedicó a defender el esquema tarifario que critican desde las provincias por la sustancial diferencia que hay en los boletos de colectivos y el resto de los medios para movilizarse públicamente.

En Terrazas de Portezuelo (San Luis), después de mostrar vídeos con obras de infraestructura, el titular de ese Ejecutivo hizo una extensa recorrida por los presidentes que, según explicó, esquivaron siempre a su tierra, nombró entre ellos a Raúl Alfonsín, Carlos Menem, y a Néstor y Cristina Kirchner. En esa diatriba a cada uno de los mandatarios de la democracia señaló que consideraba que esta era la primera visita de un jefe de Estado a territorio puntano. Algo que le dejó el pie a Fernández para subrayar que tiene “la gran tranquilidad de que hemos llevado nuestro esfuerzo, como Gobierno nacional, a todas las latitudes del país.

Entre los elogios y agradecimientos mutuos, ambos dirigentes peronistas se encargaron de recordar, el primero, parte de la historia sanluiseña, y el otro anécdotas relacionadas a las invitaciones que Rodríguez Saá le hizo a su casa al actual presidente, donde contó, lo escuchó cantar y tocar la guitarra, por lo que obviamente, le estaba muy agradecido.

Nota desde Casa Rosada para la agencia internacional Globatium.com, ECMC Noticias México-Argentina-España-EE.UU (@ecmcnoticiasmex), RCR Metro Barcelona (@RCRBarcelona), @kwradio_es y FM Concierto 105.5 (https://lnkd.in/dCx_CuPt @105Concierto). Más información exclusiva de Balcarce 50 a través de @JuamPaPeralta

martes, 27 de septiembre de 2022

La crisis económica se agudiza y la Unidad Piquetera se manifiesta contra el ajuste de Massa

El Gobierno del Frente de Todos vive una situación política de extrema tensión social, debido a la crisis económica que no logra resolver pese al paso de tres ministro que ya pasaron en el área de Hacienda: Martín Guzmán, Silvina Batakis y Sergio Massa.

Este último intenta contener la inflación, hasta ahora sin resultados positivos, al mismo tiempo, que pretende cumplir las metas que Alberto Fernández y Guzmán pactaron con el Fondo Monetario Internacional para hacer una reestructuración de la deuda con el organismo multilateral de crédito.

En este marco pesimista de cara al futuro, que tiene un año electoral que viene muy difícil para el peronismo, los movimientos sociales y organizaciones sociales no oficialistas nucleadas en el bloque denominado Unidad Piquetera desarrollan otra masiva concentración en las puertas del Ministerio de Desarrollo Social. Esa actividad ha complicado la el transito en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Uno de los líderes de la movida, Eduardo Belliboni, del Polo Obrero dijo: “Estamos listos para discutir a las 6 de la tarde, cuando realicen una asamblea, y si no hay repuesta, agregó, nos vamos a quedar todos los días que sean necesarios”.

El dirigente manifestó que: “Vamos a movilizarnos hoy en todo el país porque lamentablemente no se resuelven problemas tan básicos como la comida de los comedores populares. Estamos llegando a fin de año, hemos tenido 40 reuniones con funcionarios y no hay caso”, a la vez que apuntó: “Se cumple un año de que presentamos un proyecto para crear fuentes de trabajo con mano de obra calificada que hay en los barrios. Pero no logramos que nos presten atención, ni siquiera nos han respondido”.

Las consignas de los movilizados son “Abajo el ajuste” y el pedido de la creación de “Trabajo genuino”, las organizaciones iniciaron la marcha a partir del mediodía hacia el edificio donde funciona la cartera que preside Juan Zabaleta, el lugar elegido para una jornada de lucha en todo el país.

Los cuestionamientos van dirigido al Gobierno nacional y a su Ministerio de Desarrollo Social donde se ejecutan políticas de asistencia dirigidas a sectores empobrecidos. Por eso es que los manifestantes analizan realizar un acampe frente al edificio que divide la Avenida 9 de julio cerca del microcentro

Ante esto, las autoridades porteñas vallaron el recorrido del Metrobus en esa arteria, para que los manifestantes no paralicen el transporte público de pasajeros, por lo que se mantiene habilitado en ambas manos.

Por su parte, el ministro Zabaleta sostiene la línea de no sumar nuevos planes. Es una decisión que el funcionario informó a principios de este año y que conserva frente al, cada vez más caldeado, clima de necesidad. El intendente de Hurlingham en uso de licencia cuenta con la anuencia de Casa Rosada para mantener esa posición.

Desde que asumió, el 9 de agosto del 2021, Zabaleta se reunió diez veces con la Unidad Piquetera Nacional. El primer cónclave fue en septiembre del año pasado, los dirigentes sociales presentaron una propuesta para crear un millón de puestos de trabajo.

La cartera que encabeza Juan Zabaleta otorga el Programa Potenciar Trabajo y el Programa Alimentar. La primera iniciativa está destinada a incentivar el empleo para la denominada, economía popular, y asigna 24.000 pesos a cada uno de los beneficiarios. Más de un millón de personas reciben este beneficio que de todos modos no cubre la Canasta Básica de Alimentos, por eso se da el otro plan. Los montos de esa asignación varían según la cantidad de hijos que tenga cada familia que cobra.

El viernes pasado hubo una reunión en Desarrollo Social entre la Unidad Piquetera y funcionarios técnicos del equipo de Zabaleta pero no llegaron a ningún acuerdo, sino a un esquema de negociación que por ahora no da resultados. El objetivo fortalecer el proceso productivo de las cooperativas, señalan desde el Gobierno.

Los grupos que atraviesan estos problemas denuncian dilaciones en la entrega de insumos y herramientas para la producción de las cooperativas beneficiarias. Desde la administración central afirman que había expedientes demorados por los tiempos burocráticos de los órganos públicos, y también porque, según explican en Desarrollo, hubo casos en los que ellos demoraron en la entrega de la documentación requerida por la cartera.

La semana pasada Zabaleta firmó el acta acuerdo para avanzar con las auditorías del plan Potenciar Trabajo. Una evaluación que empezó en septiembre a través del requerimiento del ministro de Economía, Sergio Massa, y que para el Gobierno apunta a tener una radiografía detallada del programa. Esa revisión consiste en una entrevista presencial, de carácter obligatorio para todos los beneficiarios, que buscará obtener información sobre los niveles de formación, interés en terminar la escuela, conformación de los grupos familiares, etc.

A través de esa data, el Ministerio podrá ver si los beneficiarios hacen una contraprestación o no. El cuestionario tiene 40 preguntas y se le notificará a cada persona por las aplicaciones Mi Argentina y BNA+ adónde tienen que asistir para responderla. Si se detectan incompatibilidades o irregularidades, se afirma desde la cartera gubernamental que se podrán suspender las asignaciones que no cumplan con los requisitos que exige el programa. Algo que de todos modos podría generar mayor conflictividad, hasta con movimientos sociales que integran el Frente de Todos.

Nota desde Casa Rosada para la agencia internacional Globatium.com, ECMC Noticias México-Argentina-España-EE.UU (@ecmcnoticiasmex), RCR Metro Barcelona (@RCRBarcelona), @kwradio_es y FM Concierto 105.5 (https://lnkd.in/dCx_CuPt @105Concierto). Más información exclusiva de Balcarce 50 a través de @JuamPaPeralta

lunes, 26 de septiembre de 2022

Massa va por el Dólar Qatar, otro cepo que se contradice con los numerosos y costosos viajes oficiales

Este Gobierno asumió con varias políticas en referencia al turismo que fueron fluctuando en base a las necesidades económicas. Está claro que hay un problema de reservas del Banco Central que llevó a limitar con distintos impuestos los viajes al exterior de quienes tienen la posibilidad de hacerlo. No así los gastos en moneda extranjera de los altos funcionarios nacionales y provinciales que generan polémicas. El ministro Massa estuvo en Estados Unidos con una comitiva de más de 20 asistentes, le siguió -al mismo destino- el presidente Fernández con unas 50 personas, y por estas horas el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, recorre suelo norteamericano con 10 gobernadores del Norte Grande junto a otra gran delegación de dirigentes y colaboradores. Algo que se replicará en poco tiempo, cuando el jefe de Estado vuelva a aterrizar en EEUU para concretar la bilateral que tanto ansía con su par Joe Biden.

Desde el núcleo duro de la administración del Frente de Todos que encabeza Alberto Fernández y Cristina Kirchner, siempre hubo críticas al sector de la población que elige pasar sus vacaciones en el exterior, eso si, evitando la autocrítica sobre los propios dirigentes que hacen lo mismo. Debido a los diferentes problemas que tiene la economía local las sucesivas medidas que se aplican no logran los objetivos que el Gobierno pretende.

La nueva iniciativa que va a instrumentar Sergio Massa es el denominado “Dólar Qatar”, que va significar un recargo a los viajes al exterior ante el inicio del Mundial de Fútbol 2022. Esto implica que la cotización del tipo de cambio que utilicen los argentinos que viajen va a rondar rondar los $300, y ese será el valor que se deberá abonar desde el mes de octubre para salir de la Argentina. Esta flamante anomalía cambiaria suma más cotizaciones diferenciadas y distorsionan cada vez más la política cambiaria de un país que tiene prevista una inflación del 95 por ciento, desde el oficialismo, pero de tres dígitos a partir de los análisis de las consultoras privadas.

Lo que se va a hacer es que el Gobierno nacional conviva con un dólar de 300 pesos para los argentinos que vuelen a Qatar, pero pagará un tipo de cambio de $129 a los extranjeros que ingresen. Ésa es la cotización que se les ofrece a los turistas que visitan nuestro territorio.

En las pantallas del Aeropuerto Internacional de Ezeiza se les informa a los recién llegados que el cambio oficial es de ese valor para la venta y de $123 para la compra. Asimismo, se les advierte que no cambien su dinero en lugares no habilitados, es decir la conocidas “cuevas”, por su seguridad. En esa lógica de proteger al turista extranjero, lo que hace el Gobierno es cotizarle a un valor irrisorio los billetes verdes o Euros que trae.

De todos modos son muy pocos los turistas que cumplen ese pedido oficial. Salvo el caso de algunos viajeros que vienen por primera vez -y están poco informados sobre la crítica realidad realidad argentina- la mayoría de los extranjeros liquidan sus divisas al cambio que cotiza el blue.

Los centros turísticos más importantes argentinos tuvieron en los últimos meses una alta ocupación de brasileños, chilenos, uruguayos y paraguayos. Estos visitantes buscaron vender sus dólares en el mercado informal, que paga más del doble de la cotización del Banco Nación.

El problema que tiene la administración central, y que excede  al de los argentinos que viajen al Mundial, es que la balanza cambiaria en materia turística -que incluye las compras con tarjeta al exterior, aunque sean realizadas desde el país- es muy deficitaria, o sea, viajan más argentinos fuera del país que los extranjeros que llegan.

Hay estimaciones que indican que el déficit de este año rondará los 7.000 millones de dólares. Este rojo que tiene el Banco Central se produce con un nivel de actividad muy bajo con respecto a años anteriores, caso el del 2019, antes de que se cerraran las fronteras por debido a la pandemia.

Un informe del organismo que regula el mercado aerocomercial, señala que en agosto la cantidad de pasajeros transportados en vuelos internacionales se ubica un 32% debajo de igual mes del 2019, año en el que ya había una gran recesión. Entre ingresos y egresos se contabilizaron 794.000 viajeros, poco menos que en julio con 808.000. De esta manera de demuestra que el BCRA no puede cubrir la demanda de dólares para este rubro, que representa una tercera parte de lo que fue en la emergencia sanitaria del Covid-19.

La mayoría de los países ya recuperó la actividad aerocomercial respecto a los niveles registrados previos antes de la crisis que generó el Coronavirus y, en algunos casos, está por arriba, debido a que la salida de las restricciones sanitarias provocó mayor deseo de viajar que el que había antes. Si Argentina hubiese tenido ese mismo efecto, y hoy la demanda fuera semejante a la de hace tres años, está claro que no habría moneda norteamericana para cubrir esa necesidad.

Por esto es que el Gobierno argentino tiene un cepo al turismo al exterior que limita la salida de sus ciudadanos. A los recargos impositivos mencionados hay que sumarle la prohibición de la venta de pasajes y servicios turísticos en cuotas, a la vez que la salida de varias compañías aéreas que dejaron de operar por un mercado poco atractivo bajo estas condiciones. De todos modos hay demanda y la balanza cambiaria sigue golpeada.

La llegada de turistas externos, no suma reservas de forma directas, ya que muchos viajeros operan en el mercado de cambio ilegal para aprovechar la brecha cambiaria. La mayoría de ellos llegados de Brasil, Chile y Uruguay, que conocen las anormalidades económicas argentinas y buscan el cambio que más los favorece, al igual que cualquier habitante local. Estos turistas ayudan a recuperar el mercado de cabotaje que, en la misma comparación contra agosto del 2019, está sólo 14% por debajo.

Está claro que cada dólar que se demande por turismo significa un problema para Miguel Ángel Pesce, presidente de la principal entidad financiera argentina, aunque la misma no sea tan elevada. Una muestra más de la fragilidad que tiene el plan económico de Sergio Massa.

Según estimaciones del embajador argentino en Qatar, Guillermo Nicolás, entre 30.000 y 40.000 argentinos estarán presentes en noviembre para ver al seleccionado nacional. El diplomático aclaró que muchos llegarán desde otros países, en particular de Europa. Inclusive, tal vez sean la mayoría. Esto muestra que la demanda real de dólares en la Argentina para quienes viajen al campeonato es cercana a las 10.000 o 15 mil personas.

El promedio de pasajeros por mes es de un promedio de 800.000. Una parte menor son extranjeros. Se calcula que ingresan al país unos 400.000 extranjeros por mes en todo concepto: terrestre, fluvial o aéreo. Así ese número se reduciría significativamente en cuanto a los que ingresan a través de vuelos.

Descontando los extranjeros a los 800.000 pasajeros mensuales que arriban a los distintos aeropuertos internacionales de la Argentina en unos 100.000 (o poco más por mes) los 15.000 adicionales que se sumarán, entre noviembre y diciembre por viajes a Qatar implicaría una demanda mayor de entre 1% y 2% por dos meses. Un porcentaje menos que no justifica la ampliación del límite a la salida de turistas locales.

Nota desde Casa Rosada para la agencia internacional Globatium.com, ECMC Noticias México-Argentina-España-EE.UU (@ecmcnoticiasmex), RCR Metro Barcelona (@RCRBarcelona), @kwradio_es y FM Concierto 105.5 (https://lnkd.in/dCx_CuPt @105Concierto). Más información exclusiva de Balcarce 50 a través de @JuamPaPeralta

viernes, 23 de septiembre de 2022

Tantos frentes de batalla abiertos debilitan cada vez más al Gobierno

Al Gobierno del Frente de Todos le está resultando inevitable que los temas que pretende imponer en la agenda cotidiana se le terminen yendo por la canaleta de la inflación y el pesimismo que rodea el último año de su administración.

Los pocos operadores albertistas que quedan en Casa Rosada, dieron cuenta esta semana de que su jefe no sólo ha perdido peso político en la coalición gobernante, sino que tampoco ayuda a levantar su perfil las forzadas agendas internacionales. Esas que procuran colocarlo nuevamente en el eje de la administración que –en los papeles- todavía encabeza.

Como adelantamos desde PolíticayMedios, el viaje del Presidente a Estados Unidos, fue considerado -en el microclima de Balcarce 50- como una cuestión de Estado. De hecho se sumó gente a la comitiva que nunca había acompañado a Fernández a ninguna de sus cuantiosas giras. Casi 50 personas aparecieron en el documento oficial que el Gobierno envió el 7 de septiembre para pedir las acreditaciones pertinentes.

Con la idea de fortalecer la comunicación del evento que se desarrollaría principalmente en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde hablaría el jefe de Estado -con otras actividades menores- se subió al avión AR 1019 de Aerolíneas Argentinas al equipo completo de la portavoz Gabriela Cerruti y de su coordinadora, Roxana Barone, hija del experiodista de 678 que hoy le está cobrando un juicio millonario a la Televisión Pública por su despido del ciclo (al igual que el resto de sus ex compañeros).

En el grupo se vio a custodios, fotógrafos, varios communities managers -con todos los equipos necesarios para editar videos que hoy pasan desapercibidos en las redes-, a Marcelo Martín, el subsecretario de Prensa (varias veces denunciado por acoso laboral y otras yerbas crematísticas), asesores de Ceremonial con bastantes asistentes que no pertenecen al cuerpo permanente e histórico de Casa de Gobierno, y funcionarios de la mesa chica del albertismo: Aníbal Fernández (Seguridad), Julio Vitobello (Secretario de la Presidencia), Santiago Cafiero (Cancillería), la primera dama, Fabiola Yáñez, su asistente personal, Mariela Marafioti, y otros tantos colaboradores y colados más.

A esta parafernalia se agregó la invitación a un importante grupo de medios oficialistas junto a cronistas de cotos opositores, que como siempre- están aferrados a la pauta oficial, en este caso la que garantiza la firma de Juan Ross desde la secretaría de Medios y Comunicación Pública. De todos modos, nada sirvió para que quedara algo positivo de la visita de Fernández a Nueva York y Houston.

La primera frase que dijo el titular del Ejecutivo, y que fue levantada por los enclaves mediáticos locales, estuvo dirigida –en un tiro por elevación- a la oposición vernácula: “Estoy seguro que la violencia fascista que se disfraza de republicanismo no conseguirá cambiar ese amplio consenso al que adhiere la inmensa mayoría de la sociedad argentina”.

La segunda la expresó en una conferencia de prensa con cronistas argentinos en el sur estadounidense. Allí habló de la necesidad de “regular de algún modo el uso de la redes sociales para que allí dejen de circular el discurso violento y el discurso del odio”, vinculando esto al ataque que sufrió la vicepresidenta el 1 de septiembre en la puerta de su departamento del barrio de Recoleta.

Mientras todo esto ocurría, las galerías, pasillos, despachos y patios internos del palacio gubernamental parecían haber vuelto a los meses duros de la pandemia. Estuvieron totalmente desiertos. Los pocos contactos que este periodista entabló con algunas terceras líneas del Gobierno, que cada vez se muestran más ofuscadas con la prensa se quejaban de Juan Cabandié (Ambiente y Desarrollo Sostenible).

Es que además de gobernadores -como Gustavo Bordet- que lo criticó públicamente por la falta de asistencia en los incendios en Entre Ríos, había otros jefes provinciales muy enojados que recalentaban los WhatsApps oficiales pidiendo la salida del ministro que se mantiene en su cargo, nada más (y nada menos) que porque lo sostiene su madrina política: Cristina Fernández de Kirchner. Los otros cuestionamientos internos a Cabandié vienen debido a gastos excesivos en su cartera, algo que se replica en todas las áreas de la gestión frentetodista, pese al mal clima y la crítica social.

En el devenir de la vuelta de un Presidente que pasó sin pena ni gloria por la potencia del Norte -y más allá de la foto anecdótica probando una guitarra en el negocio de música del ex David BowieMark Plati- Fernández fue acusado en el quinto piso del Palacio de Hacienda de iniciar un boicot al plan económico massista, primero sosteniendo a Miguel Angel Pesce –que le complica al jefe de Economía su relación con el campo- en el Banco Central.

Y en segundo lugar, de operar por lo bajo, la idea de que el tigrense está llevando adelante un recorte que es peor que el que pretendía ejecutar su ex protegido, Martín Guzmán, el hombre que ahora para Máximo, Cristina y Sergio, fue la continuidad del macrismo. Como se percibe a los ojos de cualquier observador de la realidad, el tiempo apremia y todo se vuelve cada vez más complejo, volátil, y dinámico en las profundidades del FdT.

En el marco de las pujas intrínsecas -que nunca cesaron en el seno del oficialismo- desde el camporismo se preguntaban por estos días qué hacía Aníbal paseando por las calles neoyorquinas con su amigo presidente. También indagaban sobre cómo era que -después de lo que pasó con CFK- todavía siga siendo la cabeza de la cartera de Seguridad nacional. El encargado de contestarles, muy perturbado, fue él mismo desde EEUU: “Los saco cagando si me dicen algo”, compadreó el caudillo quilmeño.

Con el desbarajuste económico de fondo, las usinas del Instituto Patria hacen circular que hay límites al ajustazo de Massa, y que la encargada de ponerlos va a ser la jefa política del espacio, otra paradoja de la coyuntura. Por su parte, Sergio no escatima en comentar a su entorno (para que lo divulguen) que eso de poner a su equipo a disposición para que Alberto vaya tras sus pasos a querer llevarse los laureles de las negociaciones que llevó adelante con el FMI y las petroleras, no se condice con la lealtad, que hasta ahora, él le ha dispensado en la interna feroz que tiene con su compañera de fórmula en el 2019, con la que, pese a lo que se muestre públicamente, están cortados todas las relaciones personales.

Algo que preocupa al kirchnerismo es que, a menos de un mes del atentado contra Cristina, el peso específico del hecho en sí, se haya diluido, al punto de que la CGT desistiera de marchar en su apoyo este viernes. De la misma manera los inquieta que disminuyera el interés por la causa Vialidad que amenaza a la Vice.

La catarata de tuits que la expresidenta dispuso estos días -con el fin de publicitar el alegato de su abogado Carlos Beraldi- parece haber saturado a propios y extraños. Fue ella misma la que procuró levantar la vara de ese juicio que considera -al igual que sus militantes- injusto y parte de una persecución a los líderes populares de la región que luchan contra el neoliberalismo.

Por eso en su alegato, Cristina declaró que se siente “en estado de indefensión con este país y con este poder judicial”. A la vez que solicitó que “se extraiga testimonio de cada una de las mentiras de los fiscales contrastadas con los testigos, las pericias, la documentación con la prueba obrante en el expediente y con el derecho”.

Además de varias desmentidas que figuran en los expedientes y críticas a los funcionarios judiciales, no faltó un apéndice a la agresión de Fernando Sabbag Montiel: “Lo tengo clarísimo: nadie puede pensar que esa banda (denominada de ‘Los Copitos’) planificó e ideó intelectualmente lo que me hicieron”. Abriendo la puerta a sugestivas sospechas que no apuntan sólo a sectores ajenos a su fuerza, sino también a la posibilidad del “enemigo en tropa propia”, al que hizo mención en un tuit -que después borró- su defensor, Gregorio Dalbón.  

Volviendo a la relación oficialismo-oposición, fue Mauricio Macri quien desestimó todo tipo de acercamiento al diálogo con el cristinismo, algo que surgió de las mismas huestes kirchneristas y que en Rosada fue negado por la cartera de Interior que conduce Eduardo de Pedro.

Parece que tampoco sirvió de mucho la reunión de la senadora Kirchner con el amigo del exmandatario y senador del PRO, José Torello, ni los insistentes mensajes del polifacético diputado Eduardo Valdés, que hasta llamó “Presidente” al principal halcón anticristinista junto a Patricia Bullrich.

En algunas cosas, más allá del maquillaje tribunero, parecen congeniar los integrantes de la coalición de gobierno y Juntos por el Cambio: se trata de la eliminación de las PASO, que es a su vez, el deseo de la mayoría (por no decir todos) los gobernadores frentistas, cambiemistas, y de otros partidos provinciales.

Luego de su primera presentación en la Cámara de Diputados, en la que también convocó al diálogo político, Juan Manzur tuvo que suspender la reunión de Gabinete a la que había convocado el pasado miércoles 21/09/22. Obviamente, no fue por el Día de la Primavera, sino porque no tuvo quórum de los subordinados al cargo que detenta. El cónclave se hará el próximo 28 de septiembre –si no hay cambios de último momento- y es probable que Alberto Fernández “se dé una vuelta”, aseguró un colaborador presidencial que esta vez -al menos- respondió por IG.

La entrevista entre Matías Tombolini (secretario de Comercio), kiosqueros y Panini -fabricante de las figuritas y el álbum del Mundial de Qatar- fue el hazmerreír de los despachos antimassistas en la Rosada. Nadie entiende cómo el funcionario se prestó a una foto para eso y no recibiendo a los panaderos y a otros sectores de la alimentación que saben que están ante un panorama que ningún nuevo plan de Precios Cuidados, va a lograr calmar las aguas. Los camporistas que almuerzan casi todos los días en Pertutti -a metros de la Rosada- ironizaron: "el muerto se ríe del degollado".  

El final de la semana tuvo temas que se recepcionaron entre los pocos habitantes de Casa Rosada: la media sanción de la normativa que pretende que la Corte Suprema tenga 15, en vez de cinco integrantes (a los que Oscar Parrilli tildó de “mafiosos), y el conflicto social en las calles. 

Este se dividió en varias disputas. Una, la toma del Ministerio de Trabajo por parte del gremio del Neumático; una movilización de aceiteros; un plan de lucha -con permanencia en el Ministerio de Desarrollo Social la semana que viene- de parte del Bloque Piquetero Nacional; y una Marcha de Antorchas del Colectivo de la Discapacidad, que después de estar 11 días con una carpa frente a la sede del Ejecutivo, levantó el acampe bajo la promesa de pago de deudas a los prestadores.

Algo que el Gobierno no cumplió y a lo que respondió blindando otra vez a la Casa de Gobierno con vallados y efectivos policiales, que eran observados con curiosidad por los turistas que siguen disfrutando del esquema cambiario que les hace muy barata su estadía en uno de los países con mayor inflación del mundo.

En el futuro no se avizoran buenas noticias, pese al intento de generar una primavera preelectoral. El Presupuesto 2023 que Massa envió al Parlamento prevé más ajustes en subsidios del área energética y el transporte (es decir que habrá más subas en boletos y tarifas), reducción en transferencias a las universidades y provincias -una decisión que va suscitar mayor conflictividad social- y que tendrá como agregado que el resto de los rubros se seguirá ajustando a través del imparable Índice de Precios al Consumidor.

Según se supo, fue el propio diputado Kirchner quien reunido con intendentes -y en su calidad de jefe del PJ Bonaerense- advirtió: “Así perdemos las elecciones”. Es que ninguno de los integrantes del FdT desconoce que la sentencia del líder de La Cámpora es indiscutible. El desgaste de la última apuesta oficialista: Sergio Tomás Massa, se inició  el 3 de agosto, el día de su asunción.

Los asesores económicos del Gobierno recitan en los despachos gubernamentales una cita que nadie quiere escuchar: "Ningún gobierno con 50 por ciento de inflación gana una elección". Los distintos frentes de batalla que tiene abierto el oficialismo (Poder Judicial, Medios de Comunicación, oposición, incluyendo las peleas endógenas) le complican a los peronistas -en todas sus vertientes- la posibilidad de sostener números que le garanticen ser una oposición poderosa, como la que fue ante el gobierno de Cambiemos, que les permitió volver al Poder en cuatro años.   


Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para Política y Medios (PyM). Más información exclusiva de Balcarce 50, a través de @JuamPaPeralta