sábado, 13 de noviembre de 2021

El poderío de las organizaciones sociales será determinante en el futuro de Alberto Fernández

Desde el principio, la integración de las organizaciones sociales al Frente de Todos fue impulsada por Alberto Fernández. La relación de Cristina Kirchner, en particular con el Movimiento Evita de Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro, estaba cortada cuando estos acordaron con Florencio Randazzo ir contra la ex presidenta en las legislativas de 2017. Ese Frente Justicialista Cumplir, obtuvo el 5,31 por ciento de los votos que hubieran sido vitales para que la actual vice superara a su principal oponente de Cambiemos, Esteban Bullrich. El jefe de campaña de ese espacio anticristinista fue, nada más y nada menos, que el hombre que hoy ocupa el sillón de Rivadavia.

Las diferencias tuvieron que pasar temporalmente al olvido debido a la necesidad de asegurar un triunfo sobre el macrismo en 2019. De todos modos, nada volvió a ser como en las épocas en que el barbado titular del Evita era una pieza importante en aquel kirchnerismo en auge del 2004. La inmensa cantidad de agua que corrió bajo el puente determinó que los Fernández volvieran al Poder hace casi dos años. De ahí en más, los denominados “Carolinos”, a causa de su excelente relación con la ex ministra de Desarrollo Social de Macri: Carolina Stanley -que les permitió crecer de manera exponencial sobre el control de los planes sociales- tomaron posición en esa cartera que intentó ser administrada, primero por el massista, Daniel Arroyo, quien fue eyectado del cargo cuando los dirigentes piqueteros le rodearon la manzana con operaciones que lo dejaron expuesto por supuestas compras de alimentos con sobreprecio, algo que después fue desestimado por la Justicia.
El hecho de que esa cartera estratégica, que maneja fondos que superan los 480.000 millones de pesos, haya sido cooptada por los caciques de las “orgas” sociales, no sólo provocó malestar en el cristinismo sino en los intendentes bonaerenses que tienen fuertes diferencias con esos movimientos. Con el fin de buscar un equilibrio se acordó en la coalición gobernante la llegada de uno de esos ediles provinciales: “Juanchi” Zabaleta. 

Los sucesivos yerros del oficialismo desembocaron en la derrota en las PASO del 12 de septiembre y las intrigas resurgieron en el armado que planteaba la unidad como prenda útil en la finalidad de alcanzar el triunfo, pero remitiéndose a los hechos, no para la gobernanza. La crisis interna llega a las Legislativas con más incertidumbre que posibilidades de sumar votos en la desmembrada alianza frentista.
La frase que más resuena en los pasillos de Balcarce 50 -de boca de quienes remiten al Instituto Patria- es “todos juegan para Larreta”. El razonamiento con aires de aforismo, tiene como destinatarios a quienes rodean al jefe de Estado, esa fracción que todavía algunos denominan peyorativamente “el albertismo”, en particular a la dupla que componen Pérsico y Navarro, este último, Secretario de Relaciones Parlamentarias con oficina en la Rosada.

El camporismo no olvida la tarde en que, a poco  de que Macri le colocara la banda a Fernández en el Congreso, ambos referentes del Movimiento Evita almorzaron en Chacarita con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dando inicio a un trabajo conjunto en materia de urbanización de barrios populares y predios dispuesto a recibir las ferias de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), vinculada también a Juan Grabois, el dirigente social que en noviembre de 2018 había dicho que “estaría bárbaro que (Larreta) pudiera ser el jefe de Gabinete de Cristina”. Esta relación se fortaleció de la mano de los vínculos que todos los protagonistas de esta historia tejieron con los llamados curas villeros, o como les dicen otros, los “bergoglianos”. No por casualidad, el grupo de movimientos que también tiene incorporado a Esteban “Gringo” Castro, que comanda la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular), se autodenomina “Los Cayetanos”. 
Para los jefes municipales del Conurbano y La Cámpora, nunca pasó desapercibida la estrategia de crecimiento territorial y de manejo de recursos del  Evita. Ya sabían que Pérsico llevaba unos años comandando su organización desde Isidro Casanova, distrito que representa la piedra angular del colosal partido de La Matanza.

La guerra entre camporistas y cayetanos empezó antes de esta coyuntura que hoy pone en riesgo toda la estructura frentista. Desde las barriadas provinciales se comenzó a cuestionar la actitud de sus líderes en el papel de secretarios de Estado. Merenderos y comedores empezaron a sufrir represalias con faltantes de mercaderías, y hasta se llegó a efectivizar la caída de muchos planes, todo por esas críticas, que su vez, iniciaron procesos de fragmentación dentro de esas fuerzas que desembocaron en desprendimientos importantes como el Movimiento Popular Evita para la Victoria, en lugares como Ezeiza o Matanza, algo que también se replicó con Barrios de Pie en otras circunscripciones.
Jefes comunales por un lado, y camporitas por el otro, dieron inicio a un intento de cooptación de esos desencantados por sus conducciones, prometiendo recursos y un esquema laboral que derive en trabajo genuino. El escollo que ahora se debe superar para que esa batalla beneficie a unos u otros, es lo que vaya a ocurrir el día después de las elecciones generales, donde seguramente arranque una contienda que deberá definir quién se posiciona en los próximos dos años de mandato.

Con este panorama, lo que se decidió hacer desde el espectro K, es avanzar con grupos afines (por ejemplo, el sabatellismo del Nuevo Encuentro) para armar estructuras territoriales en lugares claves de la Provincia de Buenos Aires. En ese proyecto se han puesto a trabajar algunos otros ex funcionarios de CFK, caso Felisa Micelli y Amado Boudou.
La intensidad de los enfrentamientos intestinos es tal que hace un mes, desde las usinas del ahora complicado intendente cristinista, Fernando Espinoza, se hacía circular el rumor sobre repetidas visitas de Larreta a la vivienda matancera del titular del Evita, Emilio Pérsico y su esposa, la diputada provincial Patricia “Colo” Cubría. Otras acusaciones que salieron del entorno de la intendencia local fueron más graves aún. Las mismas hicieron referencia a la puesta a disposición de Juntos -por parte de partidarios del Evita- de unos 900 fiscales en la PBA. Muchos estarían vinculados a gente del club zonal, Almirante Brown.
Las huestes kirchneristas también leen la candidatura de Florencio Randazzo como otra trampa de los “albertistas”. Entienden que el ex ministro de Interior y Transporte de CFK, que después jugó con los que hoy enfrenta, pondrá su potencial ingreso al Parlamento a disposición del anticristinismo. Vale decir que en las primarias, el oriundo de Chivilcoy obtuvo nada más que 3,71% de los sufragios, aunque con posibilidades de crecer en el contexto de la debacle del FdT. 

Los últimos encuentros del Presidente en su despacho de la sede del Ejecutivo con los Gordos de la CGT y los cabecillas del Evita, Barrios de Pie, junto a la Corriente Clasista y Combativa -desde donde promueven una movilización en favor de Fernández el 17 de noviembre (Día de la Militancia)- parecen fomentar un proyecto emancipatorio del primer Mandatario con respecto a su vice. Esa idea se acentuó luego del cónclave, que hicieron circular las usinas comunicacionales de Casa Rosada, acerca de una cena que Fernández tuvo en Olivos con cuatro altos exponentes del empresariado multinacional, al que les garantizó “racionalidad”, luego de lo que prevé, será otra derrota electoral. 
La única certeza que hay, es que la sumatoria de eventos que se dieron en estos casi dos años de gestión, y que comprometen el desvencijado criterio de unidad que tanto predicó el espacio que hoy administra el Estado, no se recuperará bajo ninguno de los escenarios posibles. De acá hacia adelante nada más queda dirimir qué grado de intensidad tomarán las hostilidades y con qué aliados seguirá cada sector. Lo más probable, es que si se intensifica el clima beligerante, podría materializarse un rompimiento de la coalición gobernante que tendría graves consecuencias sobre la mayoría de los argentinos, pero en particular para toda la corporación política. Quizás ese sea el espanto que lleve a los diferentes actores, tanto de la oposición y el oficialismo, a alcanzar acuerdos que desanden el peligro de un desmadre que ponga en juego la gobernabilidad y la paz social.

Fuente: Juan Pablo Peralta para la agencia internacional Globatium.com (@globatium), ECMC Noticias México-Argentina-España-Brasil-Bolivia-Ecuador-Estados Unidos (ecmcnoticiasmex), RCR Metro Barcelona (@RCRBarcelona), @kwradio_es, y FM Concierto (@105Concierto).

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