jueves, 7 de septiembre de 2023

Pese a la grave crisis económica Fernández se embarca en una costosa gira mundial

En medio de la grave crisis económica, social y política que atraviesan los argentinos en el marco de un proceso electoral muy extenso y beligerante, el presidente Alberto Fernández realizará una extensa gira internacional que genera muchas polémicas.

En su breve lapso como ministra de Economía, antes del desembarco de Sergio Massa, la actual titular del Banco Nación, Silvina Batakis, señaló que «el derecho a viajar colisiona con la generación de puestos de trabajo». Esto fue dicho en el marco de un cepo impositivo -a valor dólar- que debe pagar cualquier argentino que pretenda salir del país, obviamente, salvo los funcionarios que tienen sus gastos cubiertos por el erario público.

Hubo medidas mediáticas que se dieron a conocer, y en las que se habló de empezar a llevar austeridad en los gastos de la administración pública. Tanto Massa como el ex jefe de Gabinete, Juan Manzur, aseguraron que la cantidad de funcionarios que viajarían se disminuiría a lo justo y necesario, y que se realizarían exclusivamente los viajes que fueran estrictamente indispensables. El resto se ejecutaría de manera virtual, como en épocas de la pandemia.

Nada de eso se cumplió, de hecho fue el jefe de Hacienda el primero en estrenar la nueva nave oficial -que compró Fernández- en un multitudinario periplo al gigante asiático, al que sumó innumerables excursiones a Washington para reunirse con jerarcas del FMI, cónclaves a los que llevó gran cantidad de asesores, secretarios, custodios y prensa.

Fue con una situación económica que se verificaba compleja, y donde los índices de pobreza alcanzaban un 40 por ciento con 8,1% de indigencia, cuando Fernández decidió la adquisición de ese Boeing 757-256, bautizado como ARG-01, que le costó a los argentinos alrededor de 25 millones de dólares.

Así y todo, la administración de un mandatario casi saliente, que tiene el gobierno intervenido por su vice y el ministro de Hacienda (además de candidato oficialista) legitima y defiende estos gastos en épocas de vacas muy flacas.

En las próximas horas el titular del Ejecutivo -y una numerosa comitiva que se disimula dando a conocer cuatro nombres para evitar más críticas- volarán a Nueva Delhi, capital de la India, con el objetivo de participar de la Cumbre del G20. Entre los únicos acompañantes que dio la portavocería de Fernández están: Julio Vitobello (Secretario General de la Presidencia), Santiago Cafiero (Cancillería), Jorge Argüello (embajador argentino en EEUU y sherpa), y Gabriela Cerruti (vocera).

Este foro dirigido a la cooperación económica internacional, transcurrirá durante el fin de semana del sábado 9 y domingo 10 de este mes, bajo el lema “Una tierra, una familia, un futuro”.

Se dijo que Fernández tendrá algunas reuniones bilaterales y tras hacer su discurso dejará el país asiático con el fin de llegar a tiempo a Santiago de Chile el lunes 11 de septiembre, donde la delegación participará de los actos en conmemoración del 50 aniversario del golpe de Estado que encabezó Augusto Pinochet Ugarte contra el entonces presidente Salvador Allende.

Esa misma semana, entre el 15 y 16 del corriente, Fernández y su numerosa misión volverán a visitar el Caribe. En Cuba asistirán a la cumbre del G77 + China, un bloque que agrupa a la mayoría de los países en vías de desarrollo del hemisferio sur.

Desde allí volverá a los cielos con el fin de aterrizar nuevamente en la ciudad de Nueva York y participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas que está pautada para los días 19 y el 20 de septiembre. A la última estadía de Fernández en ese mismo destino llevó, nada más y nada menos que a 50 personas. Vale decir que el avión de la flota oficial tiene 39 plazas que van completas y una avanzada llevó más gente del entorno presidencial. Como ocurre en cada uno de estos casos, Casa Rosada viola el derecho a la información pública y no da a conocer los datos ciertos de gastos generales, y mucho menos, la cantidad real de personal e invitados que van.

En las últimas horas, fuentes oficiales de Casa Rosada informaron que a fines de este mes -o principio de octubre- el primer mandatario hará otra visita a la República Popular China bajo la excusa de afianzar los lazos bilaterales entre ambas naciones.

Los operadores del oficialismo justifican este desmedido tour aduciendo que «para hacer negocios primero hay que tener relaciones diplomáticas con el mundo». Y agregan que «la idea es hacer negocios y conseguir inversiones». Este es el clásico recurso que se utiliza a la hora de excusar este tipo de desbandes pecuniarios innecesarios.

El Presidente Fernández, quien tiene su peor nivel de imagen desde que asumió -sumado al degaste de una exigua gestión sobre sus hombres- hará las veces de un ministro de Relaciones Exteriores en un peligroso clima de fin de época, en el que sus acciones son vistas con inusitado rechazo por la mayoría de la población. Algo que quedó demostrado en las últimas elecciones, en las que el peronismo, quedó por primera vez en la historia, en un indecoroso tercer lugar, detrás del macrismo que salió segundo y más lejos de la nueva fuerza libertaria que encabeza Javier Milei.

Durante todas sus ausencias, el Poder Ejecutivo Nacional estará a cargo de la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien mantiene cortado todo vínculo y relación con Alberto Fernández. En ninguno de los viajes presidenciales de su ex delfín, la expresidenta fue a Casa de Gobierno. La última vice que tuvo oficinas en Balcarce 50 fue Gabriela Michetti, quien sí se instalaba en la sede gubernamental cuando el ex presidente Mauricio Macri viajaba al exterior.

Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para la agencia internacional Globatium. Más información exclusiva de Balcarce 50 a través de Twitter en @JuamPaPeralta y en IG: @juanpabloperaltaperiodista

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