Una heladería que recuerda por su nombre a aquel personaje interpretado por Federico Luppi en la película "Plata Dulce" de Fernando Ayala, y que había sido estafado por la clásica timba financiera que cada tanto permite la argentina para beneficiar a un grupito de chantas, esa que en el film era representada por aquel puteado Arteche que vuelve cada tanto para jodernos la vida a casi todos. Unas callesitas tranquilas pero vivas con comercios de barrio y de todo tipo, plazas sin rejas, pasos al costado de la estación del ferrocarril que están impecables, las glorietas ensoñadas, los juegos para chicos y grandes que los disfrutan tanto como ellos sólo con verlos. Una iglesia hermosa, automovilistas respetuosos que no aceleran para atropellarte cuando la luz todavía está en verde, nadie jodiendo a nadie, ningún piola al pedo. Hablo de Villa Pueyrredón, un pueblo mágico en la ciudad que me asombró el primer día que lo conocí gracias a la misiadura de perder mi laburo de periodista y tener que hacer un digno delivery como tantos otros compatriotas que sobreviven a los V´pictor Heredia. Podría llorar la carta pero no, paso, en esta temporada en el infierno inflacionario voy conociendo partes de mi ciudad que jamás hubiera visto. Igual deseo que todos tengamos de nuevo nuestros trabajos y también podamos disfrutar nuestro tiempo libre en lugares fantásticos como estos, donde mi compañera Pao, también se mezcló entre el verde y las flores de un lugar mágico.
domingo, 23 de septiembre de 2018
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