La última semana desde Casa Rosada se siguió dando énfasis al hecho de intentar mostrar una gestión activa y abierta por parte del presidente Alberto Fernández. Basta decir que el lunes el titular del Ejecutivo nacional inició su actividad con una videoconferencia con Jair Bolsonaro, el par del MerCoSur con el que más rispideces públicas mantiene en la región. La excusa del 35 aniversario del encuentro entre los ex mandatarios Raúl Alfonsín y José Sarney en Foz de Iguazú que dio inicio al bloque comercial que luego sumó a Uruguay y Paraguay, sirvió para mostrar una virtual apertura en la relación entre ambas administraciones, algo que se confirmará si los resultados del intercambio entre Brasil y Argentina se equilibran a corto y largo plazo.
El segundo contacto internacional del presidente Fernández generó un polémico traspié en cuanto a relaciones internacionales se refiere, especialmente cuando se trata de los Estados Unidos, nos referimos a la charla telefónica que mantuvo el mandatario argentino con el presidente electo norteamericano, Joe Biden, y que terminó en un polémico relato radial del canciller Felipe Solá, luego convertido en un comunicado oficial de Cancillería, que no se acercaba en lo más mínimo a lo que hablaron Biden y Fernández. Claro, el funcionario había equivocado el lugar donde se realizaba la comunicación que creía era en Olivos cuando en realidad era en Casa de Gobierno, y llegó allí cuando los jefes de Estado ya se despedían. El reto por haber incorporado datos inexactos sobre lo que fue exclusivamente un diálogo protocolar entre un presidente en ejercicio y otro por asumir, llegó a los oídos de Solá pero no alcanzó a convertirse en lo que muchos especulaban: un posible pedido de renuncia de parte del presidente, quien además salió a brindarle apoyo.
Fernández prosiguió su periplo encaminado a hacer anuncios positivos que ayudaran a borrar del mundo mediático el episodio con Biden y especialmente el de la semana pasada; el lamentable velatorio de Diego Armando Maradona en Casa Rosada, y lo hizo con la presentación del denominado Plan de Gas.Ar, que intentará materializar la ambiciosa tarea de importar menos combustible para no gastar tantos dólares en el país que se desvela por la falta de billetes verdes en las arcas del Banco Central. Lo cierto, es que en medio de la pomposa presentación del proyecto, el flamante Secretario de Energía, Darío Martínez, no pudo negar frente a los periodistas acreditados en Balcarce 50, que lo único que podrá hacer el Gobierno contra los cortes de luz que llegarán este verano, será disminuirlos con la promesa de poner en práctica un plan a tres años en base a una mesa de trabajo conjunta con los organismos de control para que las empresas energéticas ejecuten las inversiones que deben hacer para evitar un problema que “viene desde hace muchísimos años”, afirmó el dirigente neuquino.
La promesa de inversiones de Ford Argentina y la inauguración de una planta de YPF en La Plata, entre otras reuniones y presentaciones, amplió el raid de las buenas noticias por parte de un presidente que no repone la relación con su vice, Cristina Kirchner, quien logró imponer su antigua fórmula para los jubilados, ya que si hay algo que el núcleo duro del kirchnerismo no acepta es que se lo cuestione por izquierda con respecto a los paupérrimos pagos previsionales, que de todos modos se mantienen por debajo de una inflación imparable. Los otros dos eventos importantes que marcaron estos cinco días en la administración de Alberto Fernández tuvieron que ver, primero con un almuerzo en Olivos con dirigentes sindicales de la CGT donde se acordó bajar el tono en los reclamos que la central gremial viene haciendo sobre el aumento de la pobreza. A cambio de eso el mandatario prometió estudiar una posible continuidad del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), los ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción), y un llamado por decreto para concretar el reclamado Acuerdo Económico y Social. Los voceros gremiales contaron que le aseguraron a Fernández que no hubo intención de meter presión en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional con la publicación de una solicitada cuando los representantes del organismo internacional se encontraban en el país semanas atrás.
El cierre de una semana que dio un poco de respiro en cuanto a incremento del dólar paralelo terminó con la firma de un pacto fiscal apoyado por 21 gobernadores en el Museo del Bicentenario, donde quedaron claras las diferencias con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que decidió judicializar el quite de puntos en la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires que se aprobó en el Parlamento en los últimos días, algo que genera dos posiciones al interior del Frente de Todos, un ala que fomenta quitar recursos al posible candidato presidencial del PRO en 2023 para debilitarlo, y otros que en los pasillos de la Rosada reniegan de motorizar la victimización del intendente porteño que mantiene su plan presidencial en el contexto de marcar las diferencias pero sin romper el vínculo institucional con la Nación.
El ministro del interior Eduardo de Pedro, su par de Economía, Martín Guzmán, y el gobernador tucumano Manzur, salieron en bloque a criticar la actitud de Larreta con respecto a imponer gravámenes a las Leliq. De Pedro se encargó además de dejar en claro que su posición y la de otros camporistas, como el titular de Desarrollo bonaerense Andrés Larroque, es dar respaldo al ex vicepresidente, Amado Boudou, quien podría volver a prisión después de la decisión de la Corte Suprema que confirmó su condena por la causa Ciccone. Ya se barajaba en el Museo de Casa Rosada la posibilidad de que los gobernadores hicieran público un pedido al presidente en el almuerzo que éste les convidó en Olivos. Se trata de suspender por este año las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) por la pandemia y para ahorrar unos 15 mil millones de pesos. El tema ahora es una cuestión de debate que quedará para el Congreso con una oposición que tiene la posibilidad de criticar al oficialismo por avanzar sobre la democracia y el republicanismo, pero que a su vez y a través de algunos de sus referentes, salvo Rodríguez Larreta que ya se despachó en contra, intenta fijar alternativas que no expongan a los opositores a otra derrota legislativa como la que hace horas sufrió en el Senado que encabeza Cristina Kirchner, con la aprobación del impuesto solidario, el bautizado impuesto a la riqueza que seguramente cursará trabas judiciales en lo que queda de diciembre.
Fuente: Juan Pablo Peralta (@JuamPaPeralta) para la agencia internacional Globatium.com (@globatium) y ECMC Noticias México-Argentina-España-Brasil-Bolivia-Ecuador-Estados Unidos (@ecmcnoticiasmex).
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