miércoles, 11 de mayo de 2022

Fernández amenaza al kirchnerismo con echar a los funcionarios de ese sector que rechacen subas de tarifas acordadas con el FMI

 

Alberto Fernández potencia desde Europa la interna del gobernante Frente de Todos. La agenda internacional con líderes del viejo continente no tiene mayor relevancia ni resultados específicos en materia de inversiones e importación. 

El jefe de Estado, que se mantuvo en silencio con respecto a las críticas directas de su Vice en Argentina -e inclusive envió a contestar a algunos de sus funcionarios pero impuso responder con gestión- ha demostrado cambiar su estrategia desde el otro lado del Atlántico. Ahora es él que habla desde medios europeos criticando a Cristina Kirchner por tener que tenía una “mirada parcial” de la situación.

El distanciamiento total entre ellos ya lleva más de dos meses y no hay previsto un encuentro ningún cónclave con ella. Fernández envía a su portavoz a decir que no lo perturba no dialogar con su compañera de fórmula triunfante en 2019, cuando él mismo prometía que no se iba a pelear nunca más con la ex mandataria. 

“No es un problema de tensión, sino de fijar posiciones”, afirman sus voceros que le dice a su entorno. Para él fue un gesto un positivo de CFK no hablar del FMI en su última presentación pública. Todas lecturas subjetivas de la mesa chica albertista.

Algo que se dice desde que empezaron los enfrentamientos es lo que hacen circular las usinas comunicacionales del Presidente: "las diferencias se terminarán de resolver en las PASO". La otra visión del peronismo, hoy cercano a Fernández, es que aún hay chances de ganar en el 2023, en el kirchnerismo esa idea suena a una entelequia.

Esta flamante postura de emancipación, que pretende ser el puntapié de una administración sin condicionamientos del cristinismo, lo precipitó a advertir a través de medios afines, que si algún funcionario nacional, vinculado al recorrido que debe gestarse para que se concrete la suba de tarifas, se interpone con su decisión de aumentarlas, será removido del Gobierno. Sin titubeos. Y sin acuerdos previos con otros sectores de la coalición. Algo que el propio titular del Ejecutivo sabe que podría tener efectos adversos de inesperada magnitud.

La funcionaria que debe firmar la reestructuración final de las tarifas, es la titular del ENRE (Ente Nacional de Regulación de la Energía), Soledad Marin, una funcionaria vinculada al subsecretario de Energía, Federico Basualdo, integrante de La Cámpora y enemigo íntimo del ministro de Economía, Martín Guzmán, quien ya intentó desplazarlo pero tuvo que retroceder debido a la defensa que hizo de él ala leal a Cristina.

La amenaza de Alberto Fernández, difícilmente concretable, asegura que si el kirchnerismo pone trabas para que se concrete el aumento, la decisión será avanzar rompiendo barreras. “Esto es una decisión política. Si alguien no puede tomar esa decisión política, no podrá seguir en el Gobierno”, replica el círculo mediático sobre el que opera la vocera Gabriela Cerruti, Gustavo Beliz (Secretario de Asuntos Estratégicos), el canciller Santiago Cafiero, Julio Vitobello (Secretario General de la Presidencia), y desde este lado del océano: Juan Manuel Olmos (Jefe de Asesores), Matías Kulfas (Desarrollo Productivo), Juan Zabaleta (Desarrollo Social) y otros factótum del denominado "albertismo". 

Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para la agencia internacional Globatium.com (@globatium), ECMC Noticias México-Argentina-España-Brasil-Bolivia-Ecuador-Estados Unidos (ecmcnoticiasmex), RCR Metro Barcelona (@RCRBarcelona), @kwradio_es, y FM Concierto (@105Concierto).

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