Termina julio y arranca agosto, el mes clave en el que en Argentina se empieza a definir quién guiará los destinos de un país inmerso en una profunda recesión y que tiene un destino incierto frente a la enorme deuda que ha adquirido con el Fondo Monetario Internacional y la banca financiera privada mundial. Con algunos días de sol, con viento y con un pequeño impasse en materia de frío la campaña electoral redunda en pocas propuestas y muchas operaciones mediáticas que se replican en las redes sociales y desgastan a los argentinos que podrían tener tres elecciones en lo que resta del año. Las mediciones que manda a realizar el Gobierno nacional no están dando números positivos para el oficialismo. En el principal distrito local, la provincia de Buenos Aires, podría sufrir una derrota la gobernadora María Eugenia Vidal, quien fuera la carta de triunfo en 2015. Desde las usinas de la alianza Cambiemos no se permitió que la candidata desdoblara la elección para no sufrir el peso de la crisis que timonea Mauricio Macri. Esa decisión podría llegar a restar votos a la coalición gobernante en su conjunto y acabar con el sueño reeleccionista del actual mandatario. Tampoco se puede soslayar que la debacle económica recae con su peor rigor en los sectores más empobrecidos del conurbano bonaerense. Ese 35 por ciento de pobreza y 6 de indigencia con sus más de 2 millones de desempleados tiene foco en el territorio que Vidal gobierna hace más de tres años y medio. Algo parecido ocurre en otras provincias importantes en caudal de electores, como Santa Fe, donde se impuso el peronismo frente al socialismo, Mendoza, gobernada por un radical pero con una creciente Anabela Fernández Sagasti desde el Frente de Todos y Córdoba, que pese al triunfo de un peronista cercano a Macri tambalea entre la polarización. Esos lugares son los más visitados por los precandidatos de Juntos por el Cambio y el kirchnerismo. Los medios argentinos más grandes mantienen una línea editorial netamente oficialista, pero habrá que ver si su poder se refleja en los resultados electorales. Con respecto a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la estrategia de la principal oposición al macrismo fue poner como precandidato a jefe de gobierno porteño al presidente del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, nos referimos a Matías Lammens, quien va acompañado por la periodista Gisela Marziotta. Una fórmula impensada hace meses pero que enfrentará al consolidado Horacio Rodríguez Larreta intentará alcanzar el promedio del 30 por ciento de votos que en las últimas elecciones obtuvo el kirchnerista Daniel Filmus. En materia económica la administración central, pese a las últimas fluctuaciones, interviene en el mercado para mantener un dólar que se sostenga en una franja que va entre los 43 y 45 pesos. La economía dolarizada de la Argentina mete presión en servicios y productos, especialmente en los que conforman la canasta básica de alimentos. La coalición gobernante entiende que con ese dólar electoral se podría reelegir a Macri, a pesar de que un pequeño sector de la población, especialmente zonas urbanas como la C.A.B.A, tiene capacidad adquisitiva para ahorrar en esa moneda. Gran parte de los argentinos ha perdido su empleo o depende de un plan social que no supera los 7 mil pesos, un paliativo, teniendo en cuenta que una familia tipo tiene que ganar más de $40 mil para poder subsistir. La pobreza se nota en las calles de los principales centros urbanos donde adultos con hijos viven en situación de calle en este crudo invierno donde algunos de ellos perdieron sus vidas. Muchas de estas personas sin hogar prefieren no asistir a los centros que habilita la intendencia porteña porque denuncian que son maltratados en grados extremos que se asemejan a un estado carcelario. Entre las pocas propuestas que se escuchan en campaña, Fernández afirmó que subirá las jubilaciones un 20 por ciento y que subsidiará los medicamentos de nuestros mayores, quienes hoy no están pudiendo adquirir sus remedios. Es muy difícil que la elección que se produjo hace casi cuatro años se asemeje a la que viene. Argentina tiene 6 millones de jubilados y la gran mayoría ha sido perjudicado por los altísimos niveles de inflación, llegando a percibir una mínima de apenas 10 mil pesos. Otro dato a tener en cuenta es que según las mediciones de la Central de Trabajadores Argentinos, la cantidad de gente que ha perdido su empleo registrado llega a los 290 mil. Si tomamos en cuenta que según el Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC), organismo oficial del país, sólo en los últimos 12 meses esa cifra llegó a 217 mil. Otros que han salido perdiendo por el modelo Cambiemos son los hipotecados de Créditos UVA, más de 115 mil personas apostaron por esta iniciativa para poder alcanzar el sueño de la casa propia y perdieron también por la devaluación de la moneda local. Sólo un sector pequeño de ahorristas y de especuladores financieros locales y extranjeros están ganando altas sumas con bonos y plazos fijos que dan intereses que superan el 60 por ciento, una cifra que garantiza ganancias sin producir absolutamente nada. Se los denomina Capitales Golondrina, ya que ingresan al país con dólares, se pasan a pesos, adquieren títulos que les triplican esos billetes argentinos, y luego vuelven a la moneda estadounidense para salir al exterior sin haber hecho ninguna inversión productiva. Es por eso que la caída del consumo y el esquema que genere bienes y servicios está parado, potenciando el cierre de fábricas, pequeñas y mediana empresas y también comercios, algo que potencia cada vez más el desempleo. Quien asuma el 10 de diciembre tendrá que saber de qué modo se comenzará a pagar en 2021 los 57 mil millones de dólares que entregó el FMI al gobierno de Macri, más las acreencias con sectores financieros de la banca privada mundial. La sola pronunciación de la palabra “default”, que varios medios adjudicaron a Alberto Fernández, genera la inmediata reacción de quienes defienden el endeudamiento permanente pero son indiferentes a las necesidades básicas de la población, en particular de niños y ancianos arrastrados a la pobreza. Otro dato que resuena en los pasillos del Poder es la suba del Riesgo País, ese índice que mide JP Morgan Chase y que consultan los inversionistas a la hora de mover capitales productivos a los países emergentes, en los últimos días vuelve a rozar los 800 puntos.
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