A días de las PASO la campaña se desarrolla con diversas presentaciones de los precandidatos en distintos puntos del país. El distrito que más preocupa al oficialismo es la Provincia de Buenos Aires, donde al parecer todo indicaría que la gobernadora María Eugenia Vidal no sería reelecta. El no haber podido desdoblar la elección provincial de la nacional ha sido otro de los puntos, sumada la recesión y la grave crisis económica, que parece perjudicar las chances de la funcionaria de Cambiemos frente a ex ministro de economía, Axel Kicillof del Frente Todos. Por esto la alianza gobernante hace foco en mantener votos en Córdoba, el lugar donde Mauricio Macri afianzó su triunfo en 2015. El Gobierno entiende que aunque pierda en las primarias tiene chances de vencer en el balotaje del 24 de noviembre. Instancia que se daría si es que Alberto Fernández no saca 40 puntos en primera vuelta con 10 puntos de diferencia sobre su la fórmula contrincante, o el 45%. Las consultoras privadas con sus intereses de por medio manifiestan que habría una elección reñida y cabeza a cabeza, algo que otros descartan de plano haciendo el análisis de contabilizar el número de desocupados y perjudicados por el modelo macrista. La economía mantiene en vilo a los argentinos pese a que la fórmula de la coalición oficialista evite hablar del tema, que es precisamente su punto más débil. El denominado "dólar electoral" se mantiene artificialmente en una franja que ronda los 43 y 45 pesos, pero los precios de los productos en general, especialmente los de la canasta básica de alimentos, así como otros bienes y servicios, no cesan de aumentar sus precios. La suba en los medicamentos perjudica gravemente a jubilados y enfermos con tratamientos de alto costo. Pese a lo manifestado por la administración nacional, sobre no permitir incrementos en, por ejemplo, luz, agua y gas, las subas que estaban acordadas se realizan igual y ponen más presión sobre el costo de las pequeñas y medianas empresas, comercios y los hogares. La inflación no se detiene y tampoco el número de desempleados, que por la crisis caen en trabajos que los precarizan y esclavizan hasta el punto de poner en riesgo sus vidas, ya que no se respeta ningún derecho presente en los convenios y estatutos laborales. Los ingresos están cada vez más devaluados y los que todavía tienen empleo no llegan a cubrir lo que se requiere para subsistir, algo que para una familia tipo supera los 40 mil pesos mensuales. Todo esto está infundiendo temor en los máximos dirigentes gubernamentales, especialmente porque es la debacle económica la que Fernández toma como eje central de campaña, al igual que la especulación financiera que promueve el régimen macrista y beneficia sólo a un muy reducido sector de la población, ya que actores externos e internos con espaldas monetarias como para jugar fuerte en el mercado, aprovechan las elevadísimas tasas de interés para ganar mucho dinero en poco tiempo, sin producir absolutamente nada más el crecimiento de la miseria, indigencia y la brecha entre ricos y pobres.
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