Los operadores esperan un dólar picante en la última semana de negocios financieros antes de las Primarias. En parte debido al clima global, donde la divisa estadounidense se mantiene firme frente a las 6 principales monedas del mundo y que replica sobre las emergentes. Pero también por motivos locales, debido a la falta de una clara diferencia en las encuestas para las dos fuerzas mayoritarias que pugnan por los votos del próximo domingo.
La semana pasada el dólar subió contra el peso 1,6%, a $44,65, en el circuito mayorista, mayormente como consecuencia de la fortaleza de la moneda norteamericana en el mundo, luego de que la Reserva Federal (Fed) bajara apenas 0,25 de punto la tasa para los fondos federales y que el presidente Donald Trump reviviera la tensión en el conflicto comercial que mantiene Whashington con Beijing, al anunciar vía Twitter la aplicación de aranceles a unos u$s300.000 millones de productos que EE.UU. importa desde China. Sería a partir del 1 de septiembre y esta semana se retoman las negociaciones, pero igualmente la reacción fue negativa.
El índice DXY, que mide la evolución del dólar frente a una canasta integrada por el euro, la libra esterlina, el yen japonés, el franco suizo, el dólar canadiense y la corona sueca, cerró en leve baja el viernes, pero se mantiene por encima de la marca de 98 puntos, luego de haberse acercado a los 99 el promediar la semana. Ese clima se extendió a las monedas emergentes y en la región el real brasileño y el peso chileno se depreciaron el 2,6% y el mexicano 1,4% en las últimas 5 ruedas cambiarias. Hubo vuelo a la calidad, que se vio en la demanda de Bonos del Tesoro, cuyo rendimiento cayó a 1,85% anual.
Hasta el 23 de julio, el dólar en Buenos Aires se mantuvo equilibrado, pero desde ese día comenzó a sentirse una mayor demanda por cobertura de bancos y salida de fondos, que los operadores de cambio atribuyeron más a la fortaleza global de la divisa que a cuestiones domésticas, como la cercanía de fin de mes o las cifras que pudieran surgir de las encuestas. Desde entonces, la cotización del dólar mayorista subió dos pesos, ó 4,7%.
El Banco Central solo intervino en el mercado de futuros, vendiendo parte de la posición de u$s3.000 millones que había acumulado durante los meses de calma cambiaria. En el mercado no hay certeza de cuánto habría desarmado de esa posición ya que no existe información pública, pero una estimación basada en un cálculo aproximado sugiere que serían entre u$s1.500 y $2.000 millones. Quedarían, si esto fuera acertado, u$s1.000 millones más los u$s3.600 millones de límite a las ventas abiertas concedido por el FMI hasta fin de septiembre.
También operó en el mercado de dinero, absorbiendo dinero a través de las Letras de Liquidez y convalidando una suba de más de 100 puntos básicos en la tasa de interés de las Leliq a 61% anual.
Es probable que el Banco Central mantenga su estrategia de actuar únicamente en el mercado de futuros y a través de la regulación monetaria como hasta ahora, si detrás de una nueva eventual suba del dólar hubiera solo factores externos. Pero si se interpretara que esa demanda respondiera a motivos disruptivos locales, originados en cuestiones relacionadas con la política y las elecciones del próximo domingo, hay quienes esperan ver si el BCRA finalmente refuerza su estrategia de intervención, agregando operaciones en el mercado spot, además de los u$s60 millones diarios que vende por cuenta del Tesoro.
Quienes creen que el precio del billete norteamericano se mantendrá firme en el comienzo de la semana, argumentan que el viernes hubo operaciones de “swaps” cambiarios por unos u$s250 millones: son instituciones que vendieron dólares contado para colocarse en pesos por 3 y 4 días, aprovechando una tasa de más del 60% anual, pero recomprando simultáneamente las divisas para las ruedas de hoy y mañana.
En el mercado se hacen varias preguntas. Si es posible que los factores externos se disipen o si, por el contrario, recrudezcan. Y en tal caso, si a esa causa de alteración podrían añadirse cuestiones locales relacionadas con las Primarias del domingo próximo.
Son preguntas que no tienen respuesta. Consideran que aquellos que tomaron posiciones financieras en moneda local apostando a un triunfo oficialista difícilmente las modifiquen. Lo mismo para la estrategia de quienes se cubrieron en moneda dura aquí (los plazos fijos en dólares crecieron) o en el exterior. Una variante sería probablemente un aumento en la posición dolarizada de las carteras, respondiendo a versiones que sugieren una mayor polarización entre las fórmulas de los Fernández y Macri-Pichetto, que reforzaría la posibilidad de una definición presidencial en la primera vuelta de octubre.
Eso, sin saber si sería para un lado o para el otro, es una moneda al aire, cuyo desenlace promete ganancias o pérdidas igualmente importantes. Es la razón por la que muchos profesionales se mantienen lateralizando los negocios hasta que haya más claridad.
Fuente: Ambito Financiero
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