Pasaron dos días de las elecciones nacionales que concluyeron con los resultados que se esperaban, pero con una importante recuperación de votos por parte de Cambiemos, algo que era en definitiva el objetivo de la campaña del “SiSePuede”, además de buscar posicionar a Mauricio Macri como líder de la futura oposición frente al resto de los postulantes a ocupar ese sitial dentro de la alianza que deja Casa Rosada el 10 de diciembre próximo, nos referimos al máximo ganador del oficialismo del domingo, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, y desde su riñón político, la saliente gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal.
El propio titular del Ejecutivo nacional dijo en reunión de gabinete que nunca se hubiese imaginado cumpliendo ese rol, confirmando de esa manera que va calzar el traje que le deja su desempeño electoral reciente.
En Balcarce 50 es la primera vez que una administración que pierde en las urnas atraviesa sus últimos días con funcionarios sonrientes y muy relajados. La tranquilidad parece traerla el hecho de haber alcanzado el objetivo esperado: no sufrir la derrota que vaticinaban diversos sectores y mirar al 2023.
El eslogan que usó estos cuatro años el kirchnerismo: “Vamos a volver”, resuena ahora entre algunos dirigentes del PRO, algo totalmente inesperado hace pocas semanas. El protocolo que tenía establecida la mesa chica del presidente frente al triunfo del Frente de Todos se desarrolló como un mecanismo de relojería.
Poco después de que se hicieran públicos los números irreversibles del escrutinio provisorio, el actual mandatario subió al escenario del búnker donde Juntos por el Cambio esperaba los resultados acompañado de su candidato a vice, Miguel Angel Pichetto, para reconocer que Alberto Fernández era el nuevo presidente electo, además de felicitarlo e invitarlo a desayunar en la sede de gobierno la mañana del mismo lunes post elecciones.
Allí hubo fotos conjuntas y una reunión que duró aproximadamente una hora para delinear los equipos que intercambiarán información e irán analizando el problema que más preocupa a los argentinos, la economía. Tengamos en cuenta que la totalidad de los índices que arroja la gestión macrista son negativos, empezando por la pobreza, indigencia, desempleo, inflación, paralización del consumo, cierre de industrias, fábricas y comercios, así como el gravoso endeudamiento con el FMI y bonistas internacionales.
La misma noche que se definió en primera vuelta el futuro de la Argentina el Banco Central emitió una circular que impuso otro cepo a la compra de dólares, esta vez el límite para adquirir moneda estadounidense de manera mensual pasó de U$s 10.000 a U$s 200, a través de una cuenta bancaria y sólo U$s 100 en efectivo por ventanilla.
La lógica hizo pensar que el dólar oficial iba a mantenerse o bajar y que iba a subir el que se comercia en el mercado ilegal, sin embargo ocurrió a la inversa, el Banco Nación lo tiene a $ 63.50 y el Blue por debajo con un promedio de $61, en estas primeras horas de mercado cambiario. Las imágenes de Fernández y Macri juntos “el día después” llevaron tranquilidad a la sociedad, a los mercados y a los países de la región y el mundo.
Lo que se aguarda es que esta calma se mantenga las 40 jornadas que faltan atravesar para la asunción de los flamantes administradores del Estado. Esto es fundamental para contener la grave situación de Emergencia Alimentaria que vive el país y que tiene como agravante, el faltante de desembolsos incumplidos por el Fondo Monetario Internacional a la espera de lo que ocurriera este fin de semana.
La recién asumida titular del FMI, Kristalida Georgieva, saludó a Fernández, quien respondió el mensaje vía Twitter, pero ahora deberán venir las reuniones para intentar renegociar esa pesada carga que es imposible de pagar en los términos acordados por los ya retirados popes económicos macristas, especialmente Nicolás Dujovne.
Es fundamental que ese acuerdo social que propuso el mandatario electo del FdT se empiece a poner en práctica entre trabajadores sindicalizados, los que se han quedado sin empleo, empresarios, comerciantes y todos aquellos que manejan las cadenas de valor de bienes y servicios, que estimulan remarcaciones inauditas debido al esquema no oficial de sistema bimonetario que tiene al billete verde como referente en la totalidad de lo que se negocie dentro del territorio nacional.
Los argentinos no hemos podido salir durante décadas de la desconfianza al peso local y la mala costumbre de atesorar dólares frente a cualquier crisis o situación que varíe el esquema político, como ocurre en épocas de elección.
Uno de los destellos que surge pasada la votación es la renuncia de la diputada Elisa Carrió, quien comanda la Coalición Cívica, tercera pata de la alianza que gobernó estos cuatro años junto a la UCR, muy beneficiada al recuperar territorio en estos cuatro años debido al apoyo incondicional que otorgó a Macri, y Propuesta Republicana.
Aunque la ex dirigente radical hizo pública su salida del mundo político varias veces y después volvió al ruedo, cabe decir que esta vez hizo efectiva su salida del Parlamento con una dimisión escrita, algo que no quita que en un futuro no muy lejano retome de manera directa la actividad. La polémica dirigente deja varios representantes en el Congreso y en otras legislaturas distritales.
El bloque Cambiemos, de mantenerse unido como han asegurado sus propios protagonistas, tendrá un importante poder de fuego en Diputados y también en el Senado, aunque sea el peronismo el que tenga mayoría en la Cámara Alta. Es por eso que Cambiemos se ve en retirada pero fortalecido.
De todos modos los argentinos aguardan que tanto el oficialismo como la oposición cumplan con responsabilidad el papel que les depara la historia. Los próximos años serán complejos y es de esperar que un país que exporta exclusivamente alimentos pueda alimentar a sus 44 millones de habitantes, porque no hay justificativos para que una nación productora de materias primas por excelencia tenga al interior de su población unos 16 millones de pobres.
Las brechas entre ricos y pobres deben achicarse y en un futuro promisorio, desaparecer. Toda la clase política argentina, que como en otras partes de la región goza de elevados sueldos, es responsable de lo que vaya a ocurrir de aquí en adelante.
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