La historia parece irreal pero la Unesco pidió al artista
plástico, Stéphane Simon, que cubriese el desnudo total de algunas de sus
estatuas con tangas y calzoncillos "para no herir la sensibilidad del gran
público".
Es decir, la Unesco le había pedido a Simon exponer su
muestra "Memory of Me" en los pasillos de la institución en París,
pero con ese requisito.
"Memory of Me" propone al público la contemplación
de figuras humanas (desnudas) acompañadas de imágenes y fotografías. El artista
pretende reflexionar sobre la práctica de la "selfie". Las estatuas
desnudas adoptan posiciones propias del autorretrato callejero, sin ninguna
dimensión erótica o provocativa particular.
Sorprendentemente, el artista propuso estar presente en la
exposición, el tiempo que fuese necesario, para cubrir completamente toda o
parte de su instalación, si algunos visitantes se consideraban
"ofendidos".
El responsable de la Unesco insistió. Simon debía cubrir el
sexo de sus figuras artísticas… Dicho y hecho. El artista cubrió sexo, nalgas y
traseros de sus estatuas con minúsculas tangas y slips, con un efecto
evidentemente obsceno. El cuerpo desnudo interesa o no interesa, pero no
suscita forzosamente emociones fuertes, presentado con sencillez y naturalidad.
Cubierta la desnudez con prendas íntimas sugestivas el mismo sexo y el mismo
trasero cobran con rapidez dimensiones que rozan la obscenidad
La anécdota» hubiera podido pasar desapercibida si las redes
sociales y algunos periódicos (Le Point y Le Figaro, conservadores) no se
hubiesen hecho eco del comportamiento de la Unesco.
Vilipendiados públicamente, con el tono agrio y sarcástico
propio de las redes sociales, el artista no ha deseado insistir en la anécdota
ni en su voluntaria aceptación del dictado de la Unesco. Por su parte, la
dirección de la organización cultural de Naciones Unidas desea enterrar el
"malentendido" limitándose a reconocer "un error
lamentable".
Fuente: iProfesional
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