Con el endurecimiento del control de cambio, las “cuevas” volvieron a tomar impulso. Nunca desaparecieron, es verdad, ya que, con aproximadamente 40% de la economía en negro, hay siempre un público ávido de divisas fuera del mercado oficial. Sin embargo, las nuevas restricciones sumaron a su actividad a un público que antes recurría al mercado formal, pero que ahora le es insuficiente el cupo mensual permitido para adquirir moneda estadounidense. Con esta movida, en los últimos dos meses se comenzó a generalizar una operatoria en las casas de cambio “negras”. Concretamente, se empezaron a rechazar los billetes de dólares más viejos o a cobrar entre 3% y 5% de comisión por aceptarlos.
En realidad, se vieron forzados a tomar esta medida debido a que la gente empezó a negarse a recibir los billetes más antiguos, especialmente los de u$s100, que son los más demandados. Esto se debe a que la mayoría de los compradores lo hacen con la finalidad del ahorro, por lo que prevén tenerlos en su poder por mucho tiempo. Además de la fecha de emisión de la moneda, suelen ser billetes que estuvieron por años bajo el “colchón”, con el lógico deterioro del papel, algunos con manchas y hasta olor a humedad. Por lo tanto, al no ser aceptados por los compradores, generan un abultado stock en las “cuevas” que no pueden colocar esos papeles. Ante la reticencia del público, los operadores mayoristas decidieron dejar de recibir estos billetes más antiguos, lo que obligó a las casas informales a imitar la medida. Vale aclarar que esta medida no implica que esos billetes no sean legales ya que todos los dólares en circulación, no importa el año de emisión, son válidos por política de Estados Unidos. Esto se trata de una particularidad argentina aunque se repite en otros países. En muchos lugares es posible que los comerciantes se nieguen a que se les pague con papeles de series viejas. Se calcula que el 80% de los billetes de u$s100 están fuera de Estados Unidos.
En la actualidad hay, en la Argentina, tres tipos de diseños en circulación de billetes de u$s100, todos con la imagen de Benjamin Franklin. El problema se concentra en la serie que se lanzó a partir de 1990 (anteriores prácticamente ya no existen), en los que el dibujo aparece en menor tamaño (ver fotos). Estos son los que el público rechaza. A partir del 96 comenzó a circular otra serie, también en el clásico color verde, en lo que el rostro del patriota estadounidense se muestra de mayor tamaño. Estos son aceptados por las casas de cambio ilegales. Por último, están los últimos billetes que se lanzaron en 2013 -los más codiciados- y se los conoce como “azules” ya que una línea de ese color cruza el papel de arriba abajo. Cuando se lanzó este nuevo diseño, la Reserva Federal emitió un comunicado para aclarar la situación, ante la preocupación de la gente: “A los consumidores de todo el mundo les informamos que no es necesario cambiar los billetes de u$s100 con el viejo diseño por los nuevos".
Es política del Gobierno de Estados Unidos que todos los diseños de la moneda estadounidense sigan legalmente vigentes sin importar cuándo hayan sido emitidos”. Esto quiere decir que cualquier billete emitido por ese país, sin importar el año, es legalmente aceptable. Ante esta traba obligada que están poniendo las “cuevas”, la alternativa para los ahorristas es depositar los dólares viejos en una cuenta en dólares de un banco para después retirarlos por billetes nuevos. Lo normal es que las entidades bancarias entreguen “azules” y vayan sacando de circulación los viejos. Pero esto tiene la limitante de que hay que “blanquear” esos fondos, por lo que no todos pueden hacerlo. Si se trata de unos pocos billetes, no habría problema, pero cuando el monto es grande, los ojos de la AFIP pueden estar vigilando. Es por eso que algunos no tienen más remedio que pagar la comisión y aceptar que su billete de u$s100 vale, en la práctica, u$s95.
Fuente: Ambito Financiero
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