Las fértiles tierras de Argentina son la principal fuente de ingresos del país sudamericano. Pero esos 157,4 millones de hectáreas agropecuarias están cada vez en menos manos. Desde 2002, cada año han desaparecido más de 5.000 explotaciones, según los datos del último censo agropecuario. En total, 83.000 productores cerraron sus tranqueras en la última década y media. Quedan en pie 250.881. Quienes bajan los brazos son reemplazados por otros cada vez más grandes. El 1,1% de los mayores productores explotan casi el 36% de las tierras del país, mientras que el 12% de los más pequeños se reparten el 0,04% de las tierras.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec) dejó incompleto el censo de 2008 al estallar el conflicto del campo, como se conoció al enfrentamiento de los productores a la subida de impuestos que intentó imponer el Gobierno kirchnerista. Aunque el Congreso argentino echó atrás la medida, la desconfianza de los productores hacia el Ejecutivo y la manipulación oficial del organismo público de estadísticas impidieron tener una radiografía del principal sector productivo de Argentina, que sufrió grandes cambios en este tiempo.
"Hace 16 años [Argentina] era otro país, otro mundo, otra forma de comunicarnos y comerciar. Pasó muchísimo en este tiempo", dijo este jueves el ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, en la presentación de los resultados preliminares del censo realizado por el Indec. La irrupción de la soja transgénica a partir de los noventa y el gran aumento del precio de los granos en la década pasada impulsaron la aparición de grandes jugadores y empujaron a la ganadería hacia tierras menos codiciadas, como las del norte del país.
El titular del Indec, Jorge Todesca, destacó que pese a la concentración creciente, en el campo argentino sobrevive una extensa clase media rural que desafía la idea generalizada de que se trata del negocio de unos pocos. "El 91% de los productores explotan sus propias unidades productivas, trabajan y viven en el campo", señaló Todesca. Aunque sólo una de cada diez explotaciones agropecuarias depende de personas jurídicas, éstas tienen el control sobre más del 35% del área productiva, según los datos del informe. Entre las distintas formas de personas jurídicas destacan las sociedades anónimas, que explotan 38 millones de hectáreas.
El censo engloba la totalidad de usos de la tierra, como la producción agrícola, ganadera y forestal, que muestran grandes diferencias entre ellas. En el cultivo de frutas y de yerba mate hay muchos productores pequeños de menos de 10 hectáreas, mientras que en la Pampa húmeda -las tierras más ricas de Argentina, destinadas en su mayoría al cultivo de soja, maíz y trigo- se concentra la mayoría de grandes productores.
Según el censo, hay 31.393 explotaciones agropecuarias con menos de cinco hectáreas, que suman en total 74.224 hectáreas de una superficie total de 157,4 millones. En el extremo opuesto, hay 863 empresas con superficies superiores a las 20.000 hectáreas, que en total manejan 34,2 millones, el 21% del total.
El 19% de las tierras, alquiladas
El 69% de la superficie de las parcelas es propiedad de quienes las trabajan, el 19% están arrendadas, un 3% en régimen de sucesión indivisa, un 3% de ocupación con permiso, un 2% de ocupación de hecho y un 5% restante a otros regímenes de tenencia de tierra, según el censo.
En la ganadería, el mercado bovino conserva una clara delantera. El censo registró 40,4 millones de cabezas de ganado bovino, frente a los 8,6 millones de ovejas, 3,6 millones de cerdos y 2,5 millones de cabras.
El informe especifica también que de la superficie destinada a usos distintos al agropecuario, un 57% es de pastizales y el 24% de bosques y montes naturales.
Fuente: El País de España
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