En Casa Rosada nadie desconoce que fue Juan Pablo Biondi (ex “vocero” de Alberto Fernández) quien desde el principio conformó en Balcarce 50 una estructura de comunicación basada en permanentes offs the récords. Ese dispositivo -poco ortodoxo- le sirvió a la entelequia albertista iniciada en 2019 para operar, no sólo contra el resistido kirchnerismo, sino también en oposición a diversos adversarios internos que fueron surgiendo en el transcurrir de la gestión.
Así fue como muchos de los ministros que empezaron siendo leales a Fernández terminaron fagocitados por el mismo sistema que ayudaron a alimentar de la mano de ese jefe que no dudó en soltarles la mano cuando le resultó ventajoso o necesario. Ginés González García y Matías Kulfas podrían escribir un libro -y varios tomos- sobre el mecanismo del que les hablamos en este artículo, y que continúa siendo protagonista en los pasillos del Poder.
Después de la derrota en las PASO, la estructura biondista fue desmantelada por Cristina Kirchner, pero no su operatoria, que se mantuvo -e inclusive intensificó- con la llegada de Gabriela Carla Cerruti, quien a los susurros dirigidos al sector mediático que se siente beneficiado con esa materia prima que ella ofrece, sumó los on de sus conferencias de prensa. Al combo, le agregó las provocativas bravatas que arroja en redes sociales, y que tienen un único objetivo; que se hable de ese ingenioso y desfachatado personaje pendenciero inventado por la ex diputada, al que todos conocemos como “La Portavoz”, y no de los constantes desaciertos que tiene el Poder Ejecutivo.
Hay un ida y vuelta constante entre esa figura -que hasta ahora no había existido- y su superior directo, el Presidente de la Nación. Ambos repiten, tal vez con idiomas dispares, el mensaje coyuntural que requiera la ocasión. El lunes, Fernández reapareció luego de la hernia de disco, en un acto en la Universidad Nacional del Oeste para inaugurar un edificio de la Escuela de Ciencias de la Salud, y allí se despachó con un clásico mantra en el que reincide su vocera, y que gira en torno a decir que los problemas que atraviesa el Gobierno son culpa del macrismo, la pandemia, la guerra, la sequía -y ahora- la crisis bancaria europea y estadounidense.
Debido a que el Primer Mandatario mantiene su lógica reeleccionista, esa que tanto molesta al cristinismo, y que él disfruta con pérfido placer, el martes batió su propio récord cuando arribó a Casa de Gobierno a las 10 de la mañana para reunirse con integrantes del Grupo de Puebla. Aunque el bloque regional fue al palacio gubernamental en calidad de invitado a una cumbre internacional de DDHH, el equipo de prensa de Fernández volvió a hacer de las suyas. Violó, por decisión de la subsecretaria de Prensa y Comunicación de la Presidencia, Roxana Barone, uno de los principales Derechos Humanos de la humanidad. Nos referimos a recibir información veraz, plural y democrática.
Cuando los periodistas acreditados en Rosada entrevistábamos a personalidades que respondieron positiva -y voluntariamente- a nuestros pedidos de ser reporteados en el Patio de las Palmeras (caso el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero y el ecuatoriano, Rafael Correa) se nos preguntó a cara de perro: “¿qué hacen acá?”. Como si hiciera falta responder a la insólita pregunta.
Al rato, la misma funcionaria envió emisarios -que también parecen desconocer la Libertad de Prensa y de Expresión- a que impidieran que siguiéramos haciendo nuestro trabajo. También nos negaron el ingreso al Salón de Pueblos Originarios, donde se desarrollaba la actividad. De manera inaudita, esa suerte de personal “parapolicial” no le permitió al ex mandatario boliviano, Evo Morales (que insistía en cruzar la puerta que divide el Salón de los Bustos con el patio central) hablar tranquilamente con nosotros. Otro grave hecho que se contradice con el discurso que pregonan, puertas afuera, las autoridades que representan eso que algunos todavía denominan, albertismo.
En el transcurrir de los acontecimientos, el incidente que las autoridades oficiales pretendieron que pase desapercibido, no tuvo ese destino a los ojos de los trabajadores de prensa, que otra vez fuimos vapuleados y avasallados por intentar cumplir con las legítimas tareas que a diario peleamos por desarrollar -cada vez con más complicaciones- en la sede del Poder Ejecutivo Nacional.
Esa jornada tenía en agenda un esperado hecho extra; el discurso de la vicepresidenta Kirchner en el CCK, lugar donde el día anterior había hablado el jefe de Estado a modo de inauguración del Foro Mundial de DD.HH. Fernández evitó cruzar a su mentora, y para no tener que escucharla se organizó otra visita al Chaco, donde junto al gobernador Jorge Milton Capitanich participó de un acto que se justificó con la inauguración de un edificio de la Universidad del Nordeste en Resistencia.
En ese evento, que sus ex socios frentistas leyeron como otra presentación electoral, el Presidente volvió a una frase de Antonio Cafiero que viene repitiendo aconsejado por sus asesores, que van desde el catalán Antoni Gutiérrez Rubí hasta Cerruti: «Quien sueña solo, solo sueña, pero quien sueña con otros puede transformar el mundo. No me dejen soñando solo. Sueñen conmigo esa Argentina igualitaria, sueñen conmigo, sueñen conmigo!», bramó haciendo recordar a muchos las épocas en que el ex presidente Carlos Menem cerraba sus alocuciones en un tono parecido, e invitando a la audiencia: “A triunfar, a triunfar, a triunfaaar!!”.
La presentación de CFK en el encuentro por los Derechos Humanos dejó un tendal de críticas al Poder Judicial y a los medios de comunicación, pero sin mencionar nada vinculado a la administración del Gobierno al que siente que ya no pertenece, y al que cuestiona directa o indirectamente a través de sus voceros.
Víctima del mismo dispositivo de los “offs rosados”, esta semana fue el ministro de Economía, Sergio Massa, quien en el contexto de una toma de decisiones que intentan frenar una hiperinflación, tuvo que salir a responder a los ataques que recibe desde el entorno presidencial. “Yo no soy Martín Guzmán”, mandó a decir a los albertistas imitando sus métodos. Inclusive, envió a su esposa -y titular de AySA- Malena Galmarini, a neutralizar a los operadores que se esconden detrás de las gargantas profundas que ladran desde las usinas mediáticas que instauró Biondi y sostiene Cerruti.
Después de la batalla pública entre Massa y Fernández, el miércoles se acordó bajar el tono a la discusión y sellar una especie de tregua, entre otras cosas, por la extraña intervención a Edesur que AF conoció a través de los medios, y la persistente suba del dólar que asegura otro incremento inflacionario en el corriente mes de marzo.
Como si nada hubiera pasado, aunque los rostros no demostraran lo mismo, el Presidente y su jefe de Hacienda visitaron juntos la provincia de Mendoza con la finalidad de restablecer el recorrido del ferrocarril desde Buenos Aires a la localidad de Palmira.
En ese marco, Fernández reconoció que se “viven tiempos difíciles” y pidió “no bajar los brazos y no dejarse confundir por la política”. Lo hizo frente al gobernador Rodolfo Suárez, un radical muy crítico al oficialismo, y que volvió a escuchar al Mandatario nombrando al ex presidente Raúl Alfonsín convocando a conseguir “la utopía de la igualdad”.
El jueves, Fernández, su canciller Santiago Cafiero y la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca, se instalaron en el despacho presidencial y dejaron circular que estaban muy ocupados armando la agenda del viaje que este viernes inicia el Presidente junto a una amplia comitiva hacia República Dominicana, sede de una cumbre iberoamericana de mandatarios que encabezan España y Portugal.
A esas alturas, el Palacio San Martín ya había salido a anunciar eufórico que Joe Biden recibiría al jefe de Estado argentino el próximo miércoles 29 de marzo en la Casa Blanca. Un dato que se dio a conocer sin que la información haya sido oficializada por el Gobierno estadounidense.
La idea, es que la numerosa delegación argentina conecte ambos destinos sin volver al país. Para ello se organiza -contra reloj- una serie de actividades entre el Caribe y Nueva York para llegar a Washington, donde se sumará Massa al encuentro bilateral en el Salón Oval, para participar del cónclave que fue muy esquivo a Fernández, debido a sus volátiles posiciones internacionales con respecto a Rusia, China, Cuba, Venezuela y Nicaragua, entre otras cosas.
Esos casi siete días fuera de la Argentina, le permitirán a Alberto F. y sus laderos estar bien lejos de las actividades por el 24 de marzo, que tendrán como objetivo, no sólo recordar los 47 años del golpe cívico-militar-clerical genocida, sino también explicitar el pedido de no proscripción de Cristina, que el kirchnerismo adjudica al lawfare.
Una de las principales demandas de parte de las terminales cristinistas al Presidente, es que pese a que ha predicado la reforma judicial, nunca jugó realmente para que se ejecute. Al igual que afirman que jamás dejó de abonar inmensas cantidades de pauta oficial a quienes se señala como promotores del eje persecutorio contra la ex mandataria.
Los cuestionamientos al nuevo tour presidencial no se hicieron esperar. Es que mientras se mendigan (o toman dólares de los organismos públicos) para sostener las reservas del Central y el tipo de cambio, los funcionarios no escatiman en gastos en esa moneda a la hora de viajar por el mundo, la mayoría de las veces sin resultados que mejoren la calidad de vida de los argentinos, que perciben estas permanentes recorridas como privilegios que se otorga la corporación política de un país que ya suma más de 18 millones de pobres y 5M de indigentes.
Las preocupaciones de la mesa chica del titular del Ejecutivo pasaron en las últimas horas por no poder utilizar el flamante avión oficial que costó 25 millones de dólares y no se terminó de plotear. Por eso se tendrá a disposición un chárter especial de Aerolíneas Argentinas. De todos modos, los albertistas tendrán su bautismo de vuelo en esa nueva nave en un próximo viaje a Europa.
El periplo se dará en el más espeso ambiente en el que pueda estar la coalición gobernante, pero en particular, en el marco de una de las más graves crisis económicas que azota a la ciudadanía, que sigue asistiendo impávida al fragor de una prosapia dirigencial que parece cada vez más disociada de los intereses de quienes los votaron para resolver problemas, que parte de quienes los generaron, prometen volver para solucionar desde a vereda de enfrente.
Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para Política&Medios (PyM) y Globatium. Más información exclusiva de Balcarce 50 a través de Twitter en @JuamPaPeralta y en IG: @juanpabloperaltaperiodista
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