No ha sido un año fácil para Facebook. Los problemas de
privacidad y uso de datos de sus usuarios que salieron a la luz a raíz del
escándalo de Cambridge Analytica han puesto al CEO y cofundador de la compañía,
Mark Zuckerberg, en el banquillo del Congreso de EEUU y ante el Parlamento
Europeo.
La red social también ha estado en el punto de mira por el
criterio empleado a la hora de censurar ciertos contenidos de la plataforma.
Pese a la insistencia de los usuarios, Facebook ha tardado bastante en eliminar
al grupo de teorías conspirativas Infowars de la plataforma. Uno de los puntos
más polémicos fue cuando Zuckerberg explicó por qué no eliminaban sus
publicaciones haciendo unas declaraciones un tanto confusas sobre el Holocausto
– pese a aclararlo después en las redes.
Todo esto ha desembocado en problemas de crecimiento para
Facebook; los resultados del segundo cuatrimestre han decepcionado a los
inversores provocando que las acciones cayeran en picado el día de su
presentación. Algunos proponen destituir a Zuckerberg como presidente de Facebook
manteniendo que el problema está en que ostenta este cargo junto al de CEO de
manera simultánea, impidiendo una gestión correcta y justa de la compañía.
No obstante, detrás de toda la polémica que gira en torno a
Facebook, la red social más grande de la compañía, también se esconde otro
problema aún más grande: WhatsApp.
Facebook compró la app de mensajería instantánea en 2014,
una de sus adquisiciones más estratégicas junto a la compra de Instagram.
Mientras que WhatsApp goza de una enorme popularidad en muchas partes del
mundo, en otros está dando más problemas que alegrías. Nos referimos a la
India, donde la circulación de noticias falsas en la WhatApp está llegando a
provocar muertes.
Los rumores acerca de secuestradores de niños han llevado al
linchamiento de al menos 29 personas. Uno de los episodios más violentos tuvo
lugar en la aldea de Murki. Mohammad Salman, un ingeniero de 32 años, fue
atacado junto a 2 amigos cuando una turba les acusó de secuestrar a niños,
informa BBC Mundo. Al intentar huir los agresores avisaron a la aldea más
cercana de que los supuestos secuestradores se dirigían hacia allí en un coche
rojo, y mandaron un vídeo del altercado a un grupo de 200 personas; cuando
llegaron cientos de aldeanos habían bloqueado la carretera con troncos y les
atacaron con cuchillos, hoces y palos, una situación que la propia policía fue
incapaz de controlar.
El problema está en que en la India WhastApp no es un mero
servicio de mensajería; lo usan como una plataforma de pagos y noticias,
explican desde The Telegraph. Por lo tanto, cuando los usuarios reciben información
a través de la red social asumen que es cierta. Pero la difusión de información
falsa en WhatsApp no es nada nuevo: son muchos los fraudes y estafas que
circulan por la app. Ante tales catástrofe la compañía tomó medidas e
implementó una nueva función que te informa si un mensaje es reenviado, para
que los usuarios pudiera distinguir entre difundidos y mensajes personalizados,
además de limitar la cantidad de veces que puedes mandar el mismo mensaje. Pero
no parece ser suficiente.
Encontrar una solución realmente eficaz es todo un reto: los
mensajes en WhatsApp son muy difíciles de controlar ya que están cifrados de
extremo a extremo, por lo que los supervisores no pueden eliminar contenido
inadecuado o falso como hacen en Facebook. Aunque el mensaje esté llegando a
cientos de personas en un grupo, sigue siendo privado e inaccesible para los
administradores.
Pese a los esfuerzos de la compañía por limitar la difusión
de mensajes reenviados, el cifrado es infranqueable y parece que lo único que
puede hacer es educar a la población para que no crean todo lo que circula por
la red social, y ejecutivos de Facebook ya se han reunido con el gobierno local
para tal fin. No obstante, por ahora parece gran parte del problema queda en
manos de autoridades en pequeñas localidades de la India, que han llegado a
recurrir a circular con un megáfono informando sobre la necesidad de ser más
escépticos con lo que leen en la app de mensajería.
Parece irónico que, pese al alcance que tiene la información
en redes sociales, tengan que recurrir a recorrer las ciudades con un megáfono
para lanzar un mensaje de advertencia sobre las mismas. ¿Será que la viralidad
en RRSS solo juega en su contra?
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