viernes, 3 de diciembre de 2021

El futuro del Frente de Todos depende de lo que firme con el FMI

Por estas horas, en Balcarce 50 todo gira en torno a la espera de un posible acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Es que después de la carta pública en la que Cristina Kirchner delegó -a nivel político- la responsabilidad de lo que se firme en la oposición (luego de su triunfo en las elecciones), y en carácter constitucional, en Alberto Fernández, el futuro de la gobernanza y de las internas en el Frente de Todos no tiene otro cauce, si es que realmente lo que se busca es descomprimir la coyuntura que podría azotar los dos años que faltan de mandato.

Aunque desde Casa Rosada se haya manifestado que la misiva de la vicepresidenta es un apoyo a la gestión albertista, la mesa chica del mandatario entiende (quejándose por lo bajo), que la jefa política de la coalición de gobierno se ha despegado de cualquier ajuste que se consolide a la hora de sellar un nuevo contrato -al que denominan “entendimiento”- con el organismo de crédito mundial. 

En los pasillos del Poder, todavía nadie sabe de qué se trata el famoso “Plan Plurianual” del que se pregona desde la noche de la derrota en las legislativas, y sólo se repite mediáticamente que está “bajo siete llaves”. Vale decir que en este contexto, es cierta la voluntad de la flamante directiva de la CGT y las desmembradas organizaciones sociales oficialistas, para empoderar al jefe de Estado ante la posibilidad de que, como le anunciara Cristina, la lapicera que tiene bajo su competencia como titular del Ejecutivo, lo ponga del otro lado del discurso que pregona el kirchnerismo y que está relacionado a que no se constituya -un verdadero cepo para el desarrollo y el crecimiento con inclusión social-, como escribió el sábado la titular del Senado. 

Cualquiera que circule por los despachos del palacio gubernamental puede notar que el mensaje que se escucha allí está muy alejado del: “queda claro que estamos todos en la misma vereda”, que transmiten los operadores que responden a Fernández con una verba notoriamente forzada. De hecho, hasta el actual diputado -e histórico referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC)-, Juan Carlos Alderete, ya aseguró que no va a militar “un ajuste nuevo para el pueblo”.

Los recelos en la Casa de Gobierno son transversales a todas las áreas, se puede tratar de disputas entre vocerías (y/o) prenseros de la Jefatura de Gobierno, Ministerio del Interior, la Secretaría de Comunicación de Prensa de la Presidencia, o la ya no tan flamante, Unidad de Comunicación de Gestión Presidencial encabezada por Cerruti, hasta quienes encabezan esas dependencias; a saber: Juan Manzur, Eduardo “Wado” de Pedro y Alberto Fernández, junto a sus acólitos más cercanos: Vilma Ibarra (Legal y Técnica), Julio Vitobello (Secretario de la Presidencia de la Nación), Juan Manuel Olmos (Jefe de Asesores), Santiago Cafiero (Canciller), Gustavo Beliz (Asuntos Estratégicos), y entre otros, Juan Pablo  Biondi, el hombre que sin cargo permanece al lado del Presidente sosteniendo a su cuadrilla anticristinista que opera el día a día apostado en las principales oficinas del palacio rosado. El Instituto Patria está al tanto de todas y cada una de esas actividades y aguarda agazapado el momento de actuar.

Es por todo ello que a poco más de un kilómetro de la calle Balcarce, en el Parlamento nacional, se devuelven gentilezas al despacho del primer mandatario. El proyecto de ley de Hidrocarburos con el que Fernández busca fomentar inversiones en Vaca Muerta, tiene rechazos en Diputados, pero especialmente en el Senado, lo mismo ocurre con los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) que firmó Alberto en el tiempo que lleva como titular de la administración del Estado, y que podrían no recibir el apoyo que precisan, con la excusa de contentar un poco a los opositores. 

Hay algo grave que desvela todavía aún más a los funcionarios que se referencian, con lo que entienden, es el naciente “albertismo”. Se trata de los números de la inflación que se viene para el mes de octubre, y que según las consultoras privadas volverán a estar por arriba del 3 por ciento. Inclusive lo reconoció el propio Feletti. También preocupa la debilidad de los activos financieros argentinos y el Riesgo País que volvió a acercarse a la barrera de los 1900 puntos. Algo que los funcionarios de Economía minimizan al decir “es normal, hasta que no se arregle con el Fondo, la lógica será esa”. 

Por su parte la secretaria de Relaciones Económicas de la Cancillería, Cecilia Todesca, habló luego de una reunión del Gabinete Económico. En una breve rueda de prensa aseguró que se va a llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario, como garantizó Manzur frente a los empresarios, y confirmó que Argentina cumplirá con el pago de vencimientos por 1800 millones de dólares en diciembre. Asimismo, despejó rumores y aclaró que Arabia Saudita y Rusia no le prestarán dinero al país para afrontar sus deudas, sino que prometen traer inversiones.   

No quedó exenta de las discrepancias a la hora de informar -y de actuar- la cartera de Salud a cargo de Carla Vizzotti. Por el temor a la variante Ómicron se decidió la suspensión del transporte aéreo y marítimo directo de África. Sin embargo algo salió mal. Un crucero (MS Hamburg), proveniente de Cabo Verde, arribó al Puerto de Buenos Aires con un supuesto caso de Covid-19 que fue confirmado y desmentido tantas veces como lo que sucedió con el supuesto error de la Dirección de Sanidad de Fronteras, que creyó que el buque de bandera de Bahamas venía de Asia. La portavoz Gabriela Cerruti salió en reiteradas oportunidades a negar la equivocación y volvió a pedir que se eviten las fake news. La misma pelea discursiva y de relatos se dio con las pruebas educativas que hizo la UNESCO, y que en rigor de verdad, dejaron al descubierto un grave deterioro de la enseñanza local. Algo, que más allá del fuego cruzado, atañe -sin dudas- a la totalidad de la dirigencia vernácula.

En su clásica conferencia de los jueves en Gobierno, la vocera Cerruti se refirió a lo que muchos entienden como una consecuencia de la medida que tomó el Banco Central para impedir que se subsidien en cuotas los tickets al exterior y los servicios turísticos, nos referimos a la suba de los pasajes de cabotaje. Al respecto expresó que "no creemos que sea un aumento significativo. Nos parece que el sector turístico está realmente en un momento de mucha expansión”. A su vez negó que vaya a haber una devaluación y un ajuste en el marco de las negociaciones con el Fondo. Los más llamativo, y que vuelve a dejar expuestas la problemática de la comunicación y una alarmante improvisación, fue la firme negativa que puso la vocera al ser consultada sobre la presencia del presidente Fernández en la Conferencia Anual de la Unión Industrial Argentina. Pocas horas después, el propio mandatario la desmentía y asistía a la actividad cumpliendo el deseo de Manzur, quien el día anterior -en el mismo Parque Norte- había prometido la visita del jefe de Estado, una secuencia que generó asperezas entre ambos y todavía todavía permanecen. 

En ese ámbito empresarial, el titular del Poder Ejecutivo le pidió al FMI una evaluación del “crédito fallido” que otorgó al gobierno de la alianza Cambiemos que lideró Mauricio Macri. Pocas horas antes, quien estaba a cargo de las negociaciones de los congelamientos de precios como segunda del secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, volvía a agitar el fantasma de las renuncias en el FdT; Débora Giorgi, dejaba su lugar por irreconciliables disidencias con el jefe de la cartera de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Otra vez una cristinista le presentaba su dimisión (en este caso) a un adlátere albertista. Los cimientos del oficialismo volvieron a sacudirse y fue una fuente cercana al Patria la que expresó exasperado frente a la pregunta por lo acontecido: “es que cuando algo no cierra, no cierra!”.

El presidente del BCRA, Miguel Ángel Pesce, continúa en la trinchera pugnando porque el dólar no se le vaya de las manos, y tuvo que intervenir varias veces para evitar que el peso siga su caída devaluatoria imparable. El procesamiento de Macri por presunto espionaje a los familiares de las víctimas del ARA San Juan empieza a diluirse tanto como el sobreseimiento de CFK en la causa Hotesur/Los Sauces, y es por obvias razones: ninguno quedará detenido por estas actuaciones judiciales. En estas circunstancias se impone la batalla intestina frentetodista. Alberto Fernández arma una nueva mesa chica sin integrantes de La Cámpora, y como paradoja, el titular de esa agrupación (y jefe del bloque oficialista en la Cámara baja), Máximo Kirchner, asumirá el 18 de diciembre la conducción del PJ bonaerense, pese a la resistencia de la mayoría de los ediles peronistas.

Otro intento de acto con espíritu Albertista es promovido por dos de esos intendentes (en uso de licencia) como Gabriel Katopodis, actual ministro de Obras Públicas, y Juan Zabaleta, jefe de la cartera de Desarrollo Social. La idea ahora es aprovechar la celebración del Día de la Democracia para festejar la llegada de Fernández al sillón de Rivadavia hace dos años. Por el momento, las gargantas profundas que median en el desconcierto de la división califican el posible evento como un deseo de “Kato” y nada más. Esta es otra idea que dependerá de lo que se rubrique, si es que se da antes de esa fecha, con el directorio de la entidad de financiamiento internacional que dirige -también con fuerte debate interno sobre la Argentina- la búlgara Kristalina Georgieva.

Fuente: Juan Pablo Peralta para Política y Medios

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