viernes, 31 de diciembre de 2021

El Gobierno hace un balance positivo del año, pero sabe que 2022 será muy difícil

En los pasillos de Casa de Gobierno, tanto albertistas, kirchneristas, y el pequeño grupo de manzuristas, entienden que aunque la batalla intestina en el Frente de Todos fue dura y continuará, la breve tregua que otorgan las Fiestas permite reordenar algo de lo que se viene. Lo de los saldos anuales es variopinto, pero eso sí, un funcionario que responde al Presidente lo sintetizó en una frase: “Comparado con como estábamos después de las PASO -el 13 de septiembre- esto es un oasis”.  Y, desde cierto punto, algo de razón tiene. Lo que ocurre es que,  tal cual escribió Alfredo Lepera, eso del “músculo duerme, la ambición descansa”, es una realidad inevitable en cada jornada, por más sensaciones de paz que hagan parecer al palacio rosado y a los jardines de Olivos como un lugar de recogimiento. Las zozobras laten en un forzado silencio por doquier.

Ya quedó claro que el no respaldo de la oposición al Presupuesto de 2022 tuvo un único beneficiario: el oficialismo que manejará a discreción partidas millonarias. Para algunos conspiranoicos lo de Bienes Personales fue un chiquero de complicidades sospechosas. Quienes objetaban esas posiciones persecutorias empezaron a observar que algo de eso podía haber, cuando en el Senado, delante de una Cristina Kirchner muy serena, el titular del interbloque de Juntos por el Cambio, Alfredo Cornejo, anunció que se retiraban del recinto porque los peronistas no habían conseguido el quórum en los 30 minutos reglamentarios. Algo que pasaría al terreno “¿de qué?”, se preguntó irónicamente un legislador con acento cordobés: “¿de la judicialización?. La misma sensación generó en territorio bonaerense la negociación que facilita la reelección de intendentes, algo que produce amnesia -en materia de grietas- entre propios y extraños. En las oficinas rosadas la cuestión únicamente generó un ensordecedor silencio de radio.

Las postales de fin de año que importaron a la administración central fueron dos: la de la quinta presidencial con el mandatario (en el centro) acompañado de 13 gobernadores peronistas sellando el pacto fiscal. La otra fue aún más relevante para las usinas frentetodistas; otra vez Fernández ( recuperando escenario), entre los 23 mandatarios provinciales que acordaron el consenso impositivo que les permite crear o aumentar tributos, con tres radicales cambiemistas, el flamante titular de la UCR a nivel nacional, Gerardo Molares (Jujuy), Gustavo Valdés (Corrientes) y el mendocino Rodolfo Suárez.

La foto le sirvió al jefe de Estado para hincar sus dientes en la yugular del único ausente, Horacio Rodríguez Larreta, que en público hace gala de sus posiciones contrarias al Gobierno, pero en rigor verdad, por estos días se encuentra más preocupado por la jugadas de Mauricio Macri que pretenden ponerlo en jaque de cara al 2023, que por gravámenes y coparticipaciones.

Mediáticamente se difundió la idea de que las imágenes de “unidad” entre los protagonistas de una grieta que ya se transfiere a las fuerzas antagónicas fueron un mensaje que el Fondo Monetario Internacional leyó como algo que puede favorecer su voluntad de negociar un nuevo acuerdo con la Argentina. Los cierto, es que Kristalina Georgieva y su equipo no paran de repetir que el diálogo se mantiene pero que todavía falta mucho para cerrar alguna refinanciación de los 44.000 mil millones de dólares que el organismo le otorgó a Cambiemos, y de los que hizo una suerte de autocrítica pour la galerie.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, no se cansa de quemar calorías cruzando del edificio de Hacienda a Balcarce 50 con el fin de estar (casi como de compromiso en algún acto) o subir al despacho de Alberto Fernández para ponerlo al tanto de las pocas novedades que van surgiendo. El hombre entiende que están dadas las condiciones de firmar con la entidad financiera global, pero para él solo es cuestión de tener un mayor respaldo internacional. Lo sorprendente de las últimas declaraciones públicas del funcionario de Hacienda, hacen pensar que nadie se percata de que lo que está afirmando Guzmán, es que nuestro país sigue siendo un foco de desconfianza a los ojos de las naciones con peso específico en el FMI.

A las altas temperaturas estivales que se inician como casi todos los años (esté el gobierno que esté a cargo del Ejecutivo y debido a la clásica escasez de energía eléctrica por falta de inversiones), se suma la tercera ola de contagios de Covid-19 que trae aparejada las variantes Delta y Omicron. A contrapié, la administración del FdT pretende habilitar incrementos de un promedio del 20 por ciento en las tarifas de luz y gas en zonas residenciales, pero también incluirá a todos aquellos que puedan abonar los aumentos sin recibir subsidios, según entienda el Gobierno, bajo un esquema que aún no queda claro. Las críticas no se hicieron esperar y el secretario del área, Darío Martínez, promete calmar las aguas con la promesa de una revisión del tema. Vale decir que además se autorizaron otros aumentos, tal el caso de los servicios de Internet, cable y telefonía fija. El único freno oficial que se ejecutó fue el que amenazó a las prepagas con sanciones si es que iban por el camino de los aumentos.

En referencia al Coronavirus y las más de 100 mil personas que lo contrajeron en las últimas semanas, (al menos sin crecimiento que enciendan luces rojas en la cantidad de fallecimientos e internaciones graves), la jefa sanitaria de la Nación, Carla Vizzotti, difundió un sistema de aislamiento personalizado entre vacunados (con una o dos dosis) y los no inoculados, y explicó que “se busca evitar los aislamientos masivos por el impacto económico” que pueden generar. En ese aspecto, como ya estaba estipulado entra en vigencia el Pase Sanitario desde este 1 de enero a nivel nacional. La normativa establece que las personas de 13 años -o más- deberán acreditar esquema de vacunación completo para realizar actividades como la asistencia a discotecas, salones de fiestas, viajes grupales, y asistir a eventos masivos en espacios abiertos, cerrados o al aire libre.

En las últimas semanas, Fernández hizo dos brindis por Navidad y Año Nuevo en la Rosada, uno bajo el sol calcinante del patio central de la sede de Gobierno, y el otro en el umbral de ingreso a la histórica sala de periodistas del lugar, que ahora lleva el nombre del Decano, Roberto “Tano” Di Sandro, quien con 90 años y 74 de desarrollar su labor allí, recibió de las manos presidenciales una medalla de reconocimiento. El cronista que vivió los bombardeos del ’55  contra el gobierno de Juan Domingo Perón y atravesó más de 28 presidencias, no perdió la oportunidad de agradecer al mandatario y a sus compañeros del rubro de todas las generaciones, que siempre lo acompañaron. Eso sí, también le pidió al Presidente que no se escrache a los periodistas que preguntan, porque él puede contestar todas las cosas que le requieran. Este reclamo lo hizo en razón de las últimas e ilegítimas decisiones que tomaron desde la Secretaría y Subsecretaría de Prensa y Comunicación de Presidencia, donde por consultas que molestaron a algunos funcionarios de segunda línea, se pidió a los medios para los que trabajan que cambiaran a esos acreditados. Uno, de Radio Nacional, que ya retomó sus tareas luego del pedido de los trabajadores de prensa, aunque falta que otro vuelva, y lamentablemente aún hay intimidaciones que se potenciarían en marzo, cuando quienes están a cargo de ese sector -que parece cumplir una irregular tarea de censor-, pretendan perjudicar y tomar represalias con quienes hicieron públicas las violaciones a la libertad de expresión y el cumplimiento constitucional de la labor periodística, poniéndole trabas a sus acreditaciones. Si es así, la relación entre la administración y los periodistas tomará ribetes inesperados.

La suba del dólar blue, que atravesó los 209 pesos y superó el récord del año que termina que fue de $207, fue minimizada por el Gobierno, al igual que las remarcaciones incesantes que violan sistemáticamente los congelamientos de precios que fijó el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti. Los dirigentes más encumbrados de la coalición gobernante reconocen que son medidas cortoplacistas, pero a pesar de que saben que no son respetadas por los comerciantes, dan a entender que peor es nada.  Los cortes parrilleros que se acordaron para las festividades no movieron mucho el amperímetro de lo que hubo que gastar si no se hubieran cerrardo una parte de las exportaciones de carne. Lo increíble es que ni el Gobierno ni los productores quedaron conformes. Tampoco los consumidores. “Definitivamente el corto plazo no es una política”, aseveró un integrante de la Mesa de Enlace que visitó la sede del Ejecutivo bajo un calor agobiante. Es que los ganaderos quieren saber cómo va a seguir la posibilidad de vender al exterior en los próximos meses. Ellos dicen “nosotros cumplimos y sin embargo no nos habilitan a vender afuera, así no podemos sostenernos”. Las autoridades de la cartera de Producción mantienen su postura: “La agroganadería tiene margen para exportar y comercializar a precios razonables en el mercado interno, sin embargo prefiere ganar más siempre, y esa no es una manera razonable de llevar adelante un negocio sostenible para ellos y el país”.  

Un dirigente del riñón kirchnerista se quejaba en las últimas horas del 2021 debido a que los vídeos del exministro de Trabajo de María Eugenia Vidal, Marcelo Villegas, hayan salido a la luz a poco de las celebraciones cristianas. De todos modos, tampoco faltaron quienes creen que el hecho de enterarse de que el exfuncionario vidalista dijo que le gustaría tener una Gestapo antisindical -en medio de la interna opositora- forma parte de una operación interna que sirve a un ala de los halcones que quieren desgastar a la principal aliada de Larreta, y con ese tiro por elevación, al alcalde porteño, al que se le abren frentes entre radicales y ex socios PRO. Algo que, para los duros que se referencian con el macrismo, no va a favorecer tanto al oficialismo en esta coyuntura, pero si a perjudicar al que consideran el líder de la palomas de Propuesta Republicana.

Antes de partir hacia la residencia presidencial de Chapadmalal, donde Fernández pasará el año nuevo y el fin de semana con su familia, procuró que el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, llevara tranquilidad a ahorristas y al mercado, dando a conocer que la máxima entidad financiera del país proyecta incrementar las tasas en pesos, que permanecen en un promedio del 37% (por debajo del IPC), y un ajuste del tipo de cambio oficial gradual.

En el cierre del año, las especulaciones que se puedan hacer desde Casa de Gobierno,y el resto de aliados de la alianza que administra el Estado son tan subjetivas como las que promueven sus adversarios políticos, que parecen no dar cuentas de que la sociedad va entendiendo de a poco, que una cosa es su predicamento mediático y otro muy distinto el que se teje a espaldas de la ciudadanía que los votó, y que con matices empieza a cuestionar los privilegios de una corporación dirigencial que pacta secretamente ante un futuro incierto para todos los argentinos.  

Fuente: Juan Pablo Peralta para Política y Medios (PYM)

No hay comentarios: