miércoles, 12 de abril de 2023

El problema del liderazgo se ve en la oposición a espejo del oficialismo

Mientras Alberto Fernández tuvo una agenda acotada este martes en la Residencia de Olivos, debido a que su hijo Francisco cumplió su primer año, en Casa Rosada más de un funcionario que se mantiene fiel al mandatario que es repudiado por todo el kirchnerismo, celebraba la pelea entre el alcalde de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -y precandidato presidencial de Juntos por el Cambio- Horacio Rodríguez Larreta, y el ex jefe de Estado, Mauricio Macri.

La interna opositora escaló cuando el intendente (con rango de gobernador de la CABA) decidió hacer un desdoblamiento en la elección en la Capital Federal. Una actitud que los halcones macristas consideran una traición, debido a que definir que el comicio sea en los mismos días que los nacionales (Primarias el 13 de agosto y Generales el 22 de octubre), pero con una boleta electrónica diferenciada que lleve a los candidatos porteños sin ser traccionados por quien encabece la lista, perjudica a Jorge Macri, primo del ex presidente, actual ministro de Gobierno de Larreta, e intendente (en uso de licencia) del distrito bonaerense de Vicente López.

El titular del Ejecutivo porteño dio prioridad a su alianza con el sector del radicalismo que responde al senador Martín Lousteau, quien enfrentará al familiar del líder y fundador del PRO. Asimismo, en su entorno afirman que «Horacio no quiere ser el Alberto Fernández de Macri, y si no empieza desde ahora ¿cuándo», se preguntan.

Esa batalla intestina en las huestes de JxC despierta ciertas esperanzas en funcionarios oficialistas, primero porque tapa la feroz guerra que tiene el Frente de Todos. De paso, y por un breve lapso, cubre la peligrosa crisis económica que agravó la coalición gobernante después de la administración de Cambiemos. Y segundo, porque envalentona a aquellos que le siguen diciendo al oído a Fernández que tiene en Larreta un ejemplo a seguir, con respecto a despegarse total y públicamente de la figura de Cristina Kirchner. Una idea que llegaría un poco tardía a entender de propios y extraños.

Aunque vale decir que algo de eso, en los hechos fácticos ya ocurre, pero obviamente no está oficializado. La ex mandataria y actual vicepresidenta es la que define -con su mesa chica- las políticas a seguir, ahora con su nuevo ministro de Economía, Sergio Massa. Otro dirigente que hace las veces de que la relación con Fernández está bien.

Desde la sede del Ejecutivo de la Ciudad, en la calle Uspallata, toman nota de este fervor que se observa en Balcarce 50. No tanto desde las oficinas de Macri y su ladera Patricia Bullrich, actual presidenta de su partido. De todos modos, el quiebre de la alianza entre radicales, macristas y seguidores de Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, parece lejano. Simplemente porque no es negocio para nadie.

La única referente del espacio de Propuesta Republicana, que tomó nota de la indiferencia de la mayoría de la población tiene respecto a estas peleas endógenas, fue la ex gobernadora y actual diputada nacional, María Eugenia Vidal. Para ella, a la gente no le interesa quién va a ser el candidato que apoye Larreta o Macri, sino que le resuelvan los problemas que está viviendo hoy: La inflación, la inseguridad, el crecimiento de la pobreza y la indigencia, y la imposibilidad de tener trabajo genuino con salarios dignos.

A ocho meses de terminar su mandato, el denominado albertismo ve en la trifulca opositora una oportunidad para sostener la idea de reelección que ronda en la cabeza de Alberto Fernández, de quien se dice que si juega en las primarias, lo haría de la mano del actual embajador en Brasil, Daniel Scioli. El dirigente que perdió por poco las elecciones en 2015 contra Cambiemos.

Esas especulaciones se desdibujan apenas se sale del microclima que cubre las paredes del palacio gubernamental. Hay un gran hartazgo del ciudadano común por los políticos en general, que parecen pensar sólo en sostener sus cargos y privilegios. Ese cansancio es capitalizado por figuras «libertarias» como Javier Milei o José Luis Espert, quienes en las encuestas que manda a hacer el propio Gobierno, incluyendo a sus máximos contrincantes, dan guarismos que cada vez los preocupan y asustan más.

Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para la agencia internacional Globatium. Más información exclusiva de Balcarce 50 a través de Twitter en @JuamPaPeralta y en IG: @juanpabloperaltaperiodista

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