sábado, 26 de agosto de 2023

La Casa Rosada sigue siendo foco de internas en medio del proceso electoral

Un veterano trabajador de Casa Rosada que cruzó, como casi todos los días el Patio de las Palmeras, le dijo a este periodista acreditado “esto que ves acá, no se vio nunca”. Se refería a la anomalía de que haya un presidente que se encuentra absolutamente desentendido de la gestión y que si va a Balcarce 50 en helicóptero es sólo para almorzar con amigos y salir un rato de Olivos a despejarse.

Esta anormalidad es el síntoma de una coalición de gobierno que se desmembró a poco de asumir y le dio prioridad únicamente a sus rencillas internas y personales, que, para colmo de males, continúan. El resto fue un conjunto de justificaciones y explicaciones esbozadas por una administración que llevó al peronismo a quedar en tercer lugar en la elección del 13 de agosto.

A parte de ese histórico y negativo resultado, quedó demostrado que la vieja capacidad de control territorial que tenía el justicialismo también se ha diluido, inclusive su capacidad de acción. Está claro que no fue casualidad nada de lo que pasó antes de las PASO, nos referimos al asesinato de Morena Domínguez (ya casi olvidado), otros dos crímenes como resultado de robos en la empobrecida provincia de Buenos Aires, y todo lo que aconteció este fin de semana en diversos lugares del país, incluyendo el Conurbano donde todavía persiste el estado de alerta. La desintegración del tejido social debido a la creciente pobreza –en todos los aspectos- es un hecho que empieza a mostrar sus alarmantes síntomas.

En la sede del Poder Ejecutivo se optó otra vez por el silencio y la inasistencia en el contexto del clima espeso que reflejaban las imágenes de saqueos que circulaban en redes sociales y luego en los medios tradicionales. El jefe de Estado y sus ministros permanecieron sin agenda hasta el martes, aunque por la noche, la portavoz de Fernández decidió acusar por los hechos que se sucedían a Javier Milei y a sus seguidores de La Libertad Avanza. Lo hizo mediante su cuenta de TikTok en el estilo que requiere esa aplicación juvenil, y que generó mucha furia en las huestes de UP.

Por WhatsApp, funcionarios nacionales, intendentes y gobernadores empezaron a circular duras críticas hacia la acción no consultada de Gabriela Cerruti en pleno proceso electoral. Una actitud desafiante que sólo su jefe se animó a replicar en Twitter. Las diatribas hacia la vocera también llegaron desde Washington, donde Sergio Massa pugnaba por imponer en la agenda pública su viaje a EEUU que derivó en lo que ya se sabía, el desembolso de u$s 7500 millones para pagar deudas.

De todos modos, al titular de Hacienda y candidato presidencial, si hay algo que no le gusta es que le quiten protagonismo, y menos si es el que pone la cara desde que tiene en virtual estado de intervención al gobierno de Fernández. Por eso se mostró enojadísimo frente a los periodistas que volaron con él a EEUU, cuestionando la adicción mediática que tiene la funcionaria que se autocalifica como “ministra de Comunicación”, un cargo que en rigor de verdad, no existe.

Más tarde se supo que el malestar llegó a los caudillos provinciales peronistas, que a través de Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Ricardo Quintela (La Rioja), le pidieron a Fernández la renuncia de Cerruti. El argumento fue que cada vez que habla le trae problemas al Gobierno nacional. De todos modos, la secretaria de Comunicación y Prensa fue sostenida en el cargo por el mandatario.

Para que no quedaran dudas, Aníbal Fernández y su par de Seguridad en la PBA, Sergio Berni -junto a Axel Kicillof– se despegaron de las declaraciones de la ex diputada que terminaron con denuncias de libertarios y la imputación de parte del fiscal Marijuan «por omisión de denuncia e incitación a la violencia». También se sumó al coro de críticos, el jefe de Gabinete y candidato a vicepresidente, Agustín Rossi, quien enojado manifestó que “la portavoz habla por la portavoz”.

Fue Berni el que redobló la apuesta en favor del líder de LLA, al expresar que no duda que Javier Milei es un hombre de bien, solidarizándose con él y desvinculándolo de lo que la dirigencia oficialista prefirió calificar de “hechos delictivos”. Un cabecilla de la militancia kirchnerista bonaerense opinó que “la vocera no entiende nada”, y se preguntó: “¿Cómo va a pegarle a peluca, justo cuando es el único que nos garantiza que Axel reelija”?

Una observación que tiene que ver con que JM, a través de Carolina Píparo, es la piedra en el zapato de Juntos por el Cambio, que con su candidatura a gobernadora contra Néstor Grindetti le facilita la continuidad a Kicillof en La Plata.

Esas teorías -que para algunos resultan conspirativas- fueron verbalizadas por la propia Bullrich al decirle a su fuerza (a pesar de que luego negó los términos, pero no la idea central) que si Milei gana dura dos meses y vuelve el peronismo. Hace poco, un ex diplomático con mucha historia política afirmó que para él «Mauricio y Cristina juegan para Javier, no hace falta más que ver lo que hacen y lo que dicen”, advirtió. El axioma gira en torno al concepto de incorporar una singularidad que en un breve lapso permita a los partidos clásicos retornar a los lugares que han perdido por sus propias inoperancias.

Los vasos comunicantes del libertario con peronistas y macristas generaron dudas y resquemores en ambas fuerzas desde el principio. La primera que lo subió al ring fue Cristina Kirchner cuando habló de una elección de tercios, y quien lo sumó al grupo que corporiza «lo nuevo, lo que se viene», fue el propio Mauricio Macri.

Vale decir que las acusaciones cruzadas que referencian desde el principio a Milei como topo de unos o de otros genera muchas suspicacias, sin embargo, no faltan los que entienden que el economista juega a varias bandas y según sus conveniencias. Para darle más color al asunto, la candidata Bullrich denunció un acuerdo político entre Massa y Milei para polarizar entre ellos y dejarla afuera. Seguramente habrá más denuncias de este tipo en los más de 50 días que quedan de campaña rumbo a las generales.

Recién el miércoles, y en el marco de todo este embrollo, se produjo la reaparición pública de Alberto Fernández, quien desde Neuquén y después de entregar viviendas, declaró que en los últimos tiempos no habla porque no es el candidato, y además tiene que trabajar. Asimismo, pidió cuidar la paz social, desligándose de toda responsabilidad como jefe de Estado, al igual que la que le toca a sus ministros del área, que deben ser quienes la garanticen.

A la vuelta del sur, el presidente volvió a Olivos para grabar un mensaje que sería emitido en la mañana del jueves, mientras él descansaba en sus aposentos. Se trataba de anunciar el ingreso de Argentina al bloque de países que integran los BRICS junto a otros países en calidad de asociados. Tal es el caso de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Etiopía e Irán.

No pasó mucho desde que se diera a conocer la novedad para que la candidata a presidenta opositora de Juntos por el CambioPatricia Bullrich, se pronunciara en contra del ingreso del país a esa alianza. Lo subrayó desde la reunión del Consejo de las Américas que se desarrolló en la CABA.

“Hace unos minutos, el Presidente, que está en una situación de enorme debilidad, comprometió a la Argentina a la entrada a los BRICS mientras se desarrolla la invasión a Ucrania, y con más razón, junto al ingreso de Irán, país con el que la Argentina tiene una herida profunda abierta por los ataques en nuestro territorio”. Esto en referencia a los atentados a la embajada de Israel en 1992 -que causó 22 muertos y 242 heridos- y al de la AMIA en 1994, que dejó 85 fallecidos.

“Nosotros creemos en un orden internacional basado en reglas para preservar la paz y el respeto del derecho internacional. Argentina bajo nuestro gobierno no va a estar en los BRICS”, aseguró la mujer apadrinada por el ex presidente Mauricio Macri.

Por su parte, el dirigente Javier Milei, quien obtuvo el mayor número de votos en las primarias pasadas, manifestó que “nuestro alineamiento de geopolítica es Estados Unidos e Israel. Nosotros no nos vamos a alinear con comunistas”, enfatizando que “eso no quiere decir que el sector privado pueda comercializar con quien se le dé la gana”.

Massa siguió la línea oficialista y buscó polarizar con el libertario, de quien, sin embargo, poco antes había reconocido que fue más colaborativo a la hora de respaldar la llegada de dólares al país de parte del Fondo Monetario que los economistas del bullrichismo.

Los golpes recibidos por la vocera Cerruti -luego de su operación anti Milei- hicieron que tuviera que dar de baja su clásica conferencia de prensa de los jueves. Como Fernández y sus ministros tampoco tenían agendas de trabajo, por la tarde se le organizó al presidente una inauguración de un centro cultural en un hospital de Parque Patricios. El palacio rosado continuó viéndose deshabitado pero sinuoso. Las desarticulaciones y mensajes contradictorios de Alberto F. y su mano derecha colmaron de entredichos al ex FdT.

El intento por retomar la campaña del ministro/candidato se torna difícil porque la misma iba a estar basada en su gestión, y por ahora las presentaciones televisivas y radiales, notas a medios gráficos, giras, afiches y spots publicitarios no consiguen despegarlo de la devaluación del 22 por ciento que definió apenas derrotado, así como de la disparada de precios que no cesa en todos los rubros de la economía.

Las ayudas que se otorgaron antes de las PASO se licuaron con este cóctel explosivo que también, aunque se niegue, generó caldo de cultivo para saqueadores y agitadores. Lo más grave es que Massa vuelve a prometer beneficios en AUH, sector público y privado, jubilaciones, etc. a sabiendas de que todo se va a diluir con la próxima “corrección del dólar” (como la llaman en Gobierno y Hacienda) una vez finalizados los comicios del 22 de octubre, donde los resultados parecieran no ser tan inciertos como plantean algunos, en una trama, en la que después de lo que pasó en la primaria, llamó al silencio a las consultoras privadas, que ahora se dedican exclusivamente a hacer mediciones para los jugadores de la partida que viene.

Al concluir la semana, Fernández fue hasta La Pampa para inaugurar un edificio de la UNLPam acompañado del gobernador Sergio Ziliotto. Allí defendió a la educación y a la obra pública contra el discurso de los opositores, y pidió que no retrocedamos. En otra provincia, la de Córdoba, Sergio Massa asistió a un acto de reconversión del Gasoducto Norte, en el remarcó que “terminada la batalla viene el tiempo de abrazar a todos y convocar a un gobierno de unidad nacional”.  

Las especulaciones, teorías, análisis y elucubraciones electorales persisten en el seno de Unión por la Patria, pero lo que no deja de enturbiar y hacer ruido por sobre todas las hipótesis es el ostracismo de la vicepresidenta de la Nación y jefa política de UP, que sin dudas ha dejado muy solo a su delfín no reconocido, quien recibió el aval para devaluar, pero no para ser derrotado por mucha diferencia de votos.

Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para Política&Medios (PyM) y la Agencia Internacional de Noticias Globatium. Más información exclusiva de Balcarce 50 a través de Twitter en @JuamPaPeralta y en IG: @juanpabloperaltaperiodista

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