jueves, 13 de septiembre de 2012

Ojo con los "Robapelos" que andan sueltos!

La historia de quienes andan por las calles cortando pelos aptos para ser vendidos como extensiones pasó de ser una leyenda urbana a una noticia en Mendoza. Durante las últimas semanas, alentados por la difusión en canales porteños de casos de este tipo y también de otros insólitos, como es el robo de cabellos en cementerios, por ejemplo, el rumor en torno a que esto pasaba en Mendoza comenzó a extenderse. MDZ consiguió dos testimonios, Cristina y Yolanda. La primera es docente en una escuela secundaria, mientras que “Yoli” es empleada doméstica. Ambas viajan en micro. Ser víctimas del mismo tipo de hecho es lo que las une, además del miedo a que se difundan sus imágenes. Cristina lo explica así: “Es profundamente vejatorio. Yo sé que mucha gente se lo puede tomar a la ligera, reírse y hasta pensar que es una huevada. Ya me pasó en mi círculo de amistades. Pero de repente alguien accede a tu parte de tu cuerpo y te lo cercena y no sabés en qué momento pasó”, relata. Ella no se dio cuenta del instante en que le cortaron el pelo. “Llegué a la escuela y les llamó la atención que el colín sostenía muy poco pelo. ¡Tienen que haber pensado que estaba loca, que me había dado algún ataque de histeria! ¡Qué sé yo! Hasta que una alumna se animó a preguntarme y allí en donde tenía que estar la cola, ¡no estaba!”, relata Cristina. Yolanda sufrió un caso similar, pero peor. También fue en el micro que iba casi vacío. Vio a dos personas sentados atrás y era tarde a la noche cuando ocurrió. “Sentí que se cambiaban de asiento pero no miré porque venía leyendo una revista de esas que te dan en la calle, muy concentrada. Sentí un tirón, sentí el corte y me agarré el pelo. Me di vuelta y los dos tipos se bajaban corriendo. Cuando llegué a mi casa me faltaba un mechón y tuve que emparejarme el desastre que me dejaron. Ahora –dice- ando con rodete. Creo que se va a poner de moda”. Es Yoli quien cuenta que “estos tipos andan con tijeras grandes y filosas”, única explicación que también acepta como apropiada Cristina. “Si no, no entiendo cómo pueden cortarte toda una cola de pelo en un solo corte”, dice y se lamenta: “La verdad, te sentís una boluda, pero lo peor es que no sabés si lo hicieron por un daño, para venderlo o para una macumba. Tampoco mi pelo es tan especial…”. Los hechos ocurrieron en Las Heras y Guaymallén y no fueron denunciados. Yolanda asegura que “me dijeron en mi casa que hiciera la denuncia, pero te acobarda el despelote judicial que se arma alrededor tuyo, así que preferí llamarlos a ustedes para contarles”.

Fuente: Mdz

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