miércoles, 28 de agosto de 2013

Tiene 103 años y trabaja de sol a sol en su parcela en Quillota en Chile

Cuando el pensador y político francés Montesquieu dijo “desventurada condición la de los hombres: apenas el espíritu ha llegado al punto de madurez, el cuerpo comienza a debilitarse”, él jamás se imaginó que el adulto mayor del siglo XXI, independiente y en condiciones saludables, siente que tiene toda una vida por delante. Este el caso de David del Carmen Gaete Astudillo, usuario del Programa de Desarrollo Local de Quillota quien, a sus 103 años, se mantiene activo y feliz de poder trabajar junto a su esposa Irma Álvarez su hectárea y media de tierra dedicada al cultivo de cítricos y paltos y que cuenta, desde este año, con un panel solar instalado bajo el Programa de Riego Intrapredial de Indap. Nacido el 9 de julio de 1910 en Guangualí en la comuna de Los Vilos, este activo agricultor senior ha sido testigo de innumerables procesos y cambios en la forma de cultivar la tierra. Presenció, por ejemplo, como se introducía el tomate de invernadero en Chile e, instalándose en el sector el Boco de Quillota en 1971, fue mutando desde el zapallo “hoyo”, italiano y blanco a los naranjos, limones y paltos, hasta tener los 450 árboles que hoy cuida y cultiva con mucha dedicación. Proveniente de una numerosa familia de arraigada tradición campesina, don David comenta que su amor por la tierra se debe a la forma en la que fue criado expresando que “éramos once hermanos y todos debíamos ayudar en la casa. Mi padre tenía once hectáreas, una para cada uno, y ahí teníamos que cultivar trigo, lentejas, linaza, comino, arroz… y cuidar las ovejas, los vacunos y los caballos; mi madre, hacía el queso, la mantequilla y las tortillas”. “Cuando me vine a Quillota, me trajo la enfermedad de mi hermana que estaba hospitalizada por estos lados con y en el hospital conocí a la Irma. Nos enamoramos y tuvimos tres hijos. Mis padres se murieron de pena cuando mi hermana murió; de los once quedamos 5 vivos”, relata. Pero pese a las pérdidas afectivas, este longevo agricultor concentra su energía en aquello que le es más significativo: su esposa, los hijos y la tierra. “Yo trabajo la tierra porque es lo que más me gusta y lo que me mantiene vivo. Me levanto todos los días a las cinco de la mañana, me alimento como una persona normal y no tomo ningún remedio porque nada me duele”. Sobre la historia de este firme y tenaz agricultor, el director regional de INDAP, Alejandro Peirano, expresó “qué alegría descubrir que aún hay gente que nos recuerda lo bonito que es el campo y sus historias. Éstas tienen un valor patrimonial que deberíamos rescatar mientras tengamos personajes como don David”. “El rendimiento, la tecnología, la eficiencia y la inversión están funcionando perfecto en nuestro Indap, pero debemos detenernos a escuchar a estos hombres que nos ayudan a ver con optimismo la vida y a recordar lo que ha sido el campo de siempre y lo simple que puede tornarse la vida con otra mirada”, sostuvo el director.

Fuente: soyquillota.cl

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