viernes, 23 de septiembre de 2022

Tantos frentes de batalla abiertos debilitan cada vez más al Gobierno

Al Gobierno del Frente de Todos le está resultando inevitable que los temas que pretende imponer en la agenda cotidiana se le terminen yendo por la canaleta de la inflación y el pesimismo que rodea el último año de su administración.

Los pocos operadores albertistas que quedan en Casa Rosada, dieron cuenta esta semana de que su jefe no sólo ha perdido peso político en la coalición gobernante, sino que tampoco ayuda a levantar su perfil las forzadas agendas internacionales. Esas que procuran colocarlo nuevamente en el eje de la administración que –en los papeles- todavía encabeza.

Como adelantamos desde PolíticayMedios, el viaje del Presidente a Estados Unidos, fue considerado -en el microclima de Balcarce 50- como una cuestión de Estado. De hecho se sumó gente a la comitiva que nunca había acompañado a Fernández a ninguna de sus cuantiosas giras. Casi 50 personas aparecieron en el documento oficial que el Gobierno envió el 7 de septiembre para pedir las acreditaciones pertinentes.

Con la idea de fortalecer la comunicación del evento que se desarrollaría principalmente en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde hablaría el jefe de Estado -con otras actividades menores- se subió al avión AR 1019 de Aerolíneas Argentinas al equipo completo de la portavoz Gabriela Cerruti y de su coordinadora, Roxana Barone, hija del experiodista de 678 que hoy le está cobrando un juicio millonario a la Televisión Pública por su despido del ciclo (al igual que el resto de sus ex compañeros).

En el grupo se vio a custodios, fotógrafos, varios communities managers -con todos los equipos necesarios para editar videos que hoy pasan desapercibidos en las redes-, a Marcelo Martín, el subsecretario de Prensa (varias veces denunciado por acoso laboral y otras yerbas crematísticas), asesores de Ceremonial con bastantes asistentes que no pertenecen al cuerpo permanente e histórico de Casa de Gobierno, y funcionarios de la mesa chica del albertismo: Aníbal Fernández (Seguridad), Julio Vitobello (Secretario de la Presidencia), Santiago Cafiero (Cancillería), la primera dama, Fabiola Yáñez, su asistente personal, Mariela Marafioti, y otros tantos colaboradores y colados más.

A esta parafernalia se agregó la invitación a un importante grupo de medios oficialistas junto a cronistas de cotos opositores, que como siempre- están aferrados a la pauta oficial, en este caso la que garantiza la firma de Juan Ross desde la secretaría de Medios y Comunicación Pública. De todos modos, nada sirvió para que quedara algo positivo de la visita de Fernández a Nueva York y Houston.

La primera frase que dijo el titular del Ejecutivo, y que fue levantada por los enclaves mediáticos locales, estuvo dirigida –en un tiro por elevación- a la oposición vernácula: “Estoy seguro que la violencia fascista que se disfraza de republicanismo no conseguirá cambiar ese amplio consenso al que adhiere la inmensa mayoría de la sociedad argentina”.

La segunda la expresó en una conferencia de prensa con cronistas argentinos en el sur estadounidense. Allí habló de la necesidad de “regular de algún modo el uso de la redes sociales para que allí dejen de circular el discurso violento y el discurso del odio”, vinculando esto al ataque que sufrió la vicepresidenta el 1 de septiembre en la puerta de su departamento del barrio de Recoleta.

Mientras todo esto ocurría, las galerías, pasillos, despachos y patios internos del palacio gubernamental parecían haber vuelto a los meses duros de la pandemia. Estuvieron totalmente desiertos. Los pocos contactos que este periodista entabló con algunas terceras líneas del Gobierno, que cada vez se muestran más ofuscadas con la prensa se quejaban de Juan Cabandié (Ambiente y Desarrollo Sostenible).

Es que además de gobernadores -como Gustavo Bordet- que lo criticó públicamente por la falta de asistencia en los incendios en Entre Ríos, había otros jefes provinciales muy enojados que recalentaban los WhatsApps oficiales pidiendo la salida del ministro que se mantiene en su cargo, nada más (y nada menos) que porque lo sostiene su madrina política: Cristina Fernández de Kirchner. Los otros cuestionamientos internos a Cabandié vienen debido a gastos excesivos en su cartera, algo que se replica en todas las áreas de la gestión frentetodista, pese al mal clima y la crítica social.

En el devenir de la vuelta de un Presidente que pasó sin pena ni gloria por la potencia del Norte -y más allá de la foto anecdótica probando una guitarra en el negocio de música del ex David BowieMark Plati- Fernández fue acusado en el quinto piso del Palacio de Hacienda de iniciar un boicot al plan económico massista, primero sosteniendo a Miguel Angel Pesce –que le complica al jefe de Economía su relación con el campo- en el Banco Central.

Y en segundo lugar, de operar por lo bajo, la idea de que el tigrense está llevando adelante un recorte que es peor que el que pretendía ejecutar su ex protegido, Martín Guzmán, el hombre que ahora para Máximo, Cristina y Sergio, fue la continuidad del macrismo. Como se percibe a los ojos de cualquier observador de la realidad, el tiempo apremia y todo se vuelve cada vez más complejo, volátil, y dinámico en las profundidades del FdT.

En el marco de las pujas intrínsecas -que nunca cesaron en el seno del oficialismo- desde el camporismo se preguntaban por estos días qué hacía Aníbal paseando por las calles neoyorquinas con su amigo presidente. También indagaban sobre cómo era que -después de lo que pasó con CFK- todavía siga siendo la cabeza de la cartera de Seguridad nacional. El encargado de contestarles, muy perturbado, fue él mismo desde EEUU: “Los saco cagando si me dicen algo”, compadreó el caudillo quilmeño.

Con el desbarajuste económico de fondo, las usinas del Instituto Patria hacen circular que hay límites al ajustazo de Massa, y que la encargada de ponerlos va a ser la jefa política del espacio, otra paradoja de la coyuntura. Por su parte, Sergio no escatima en comentar a su entorno (para que lo divulguen) que eso de poner a su equipo a disposición para que Alberto vaya tras sus pasos a querer llevarse los laureles de las negociaciones que llevó adelante con el FMI y las petroleras, no se condice con la lealtad, que hasta ahora, él le ha dispensado en la interna feroz que tiene con su compañera de fórmula en el 2019, con la que, pese a lo que se muestre públicamente, están cortados todas las relaciones personales.

Algo que preocupa al kirchnerismo es que, a menos de un mes del atentado contra Cristina, el peso específico del hecho en sí, se haya diluido, al punto de que la CGT desistiera de marchar en su apoyo este viernes. De la misma manera los inquieta que disminuyera el interés por la causa Vialidad que amenaza a la Vice.

La catarata de tuits que la expresidenta dispuso estos días -con el fin de publicitar el alegato de su abogado Carlos Beraldi- parece haber saturado a propios y extraños. Fue ella misma la que procuró levantar la vara de ese juicio que considera -al igual que sus militantes- injusto y parte de una persecución a los líderes populares de la región que luchan contra el neoliberalismo.

Por eso en su alegato, Cristina declaró que se siente “en estado de indefensión con este país y con este poder judicial”. A la vez que solicitó que “se extraiga testimonio de cada una de las mentiras de los fiscales contrastadas con los testigos, las pericias, la documentación con la prueba obrante en el expediente y con el derecho”.

Además de varias desmentidas que figuran en los expedientes y críticas a los funcionarios judiciales, no faltó un apéndice a la agresión de Fernando Sabbag Montiel: “Lo tengo clarísimo: nadie puede pensar que esa banda (denominada de ‘Los Copitos’) planificó e ideó intelectualmente lo que me hicieron”. Abriendo la puerta a sugestivas sospechas que no apuntan sólo a sectores ajenos a su fuerza, sino también a la posibilidad del “enemigo en tropa propia”, al que hizo mención en un tuit -que después borró- su defensor, Gregorio Dalbón.  

Volviendo a la relación oficialismo-oposición, fue Mauricio Macri quien desestimó todo tipo de acercamiento al diálogo con el cristinismo, algo que surgió de las mismas huestes kirchneristas y que en Rosada fue negado por la cartera de Interior que conduce Eduardo de Pedro.

Parece que tampoco sirvió de mucho la reunión de la senadora Kirchner con el amigo del exmandatario y senador del PRO, José Torello, ni los insistentes mensajes del polifacético diputado Eduardo Valdés, que hasta llamó “Presidente” al principal halcón anticristinista junto a Patricia Bullrich.

En algunas cosas, más allá del maquillaje tribunero, parecen congeniar los integrantes de la coalición de gobierno y Juntos por el Cambio: se trata de la eliminación de las PASO, que es a su vez, el deseo de la mayoría (por no decir todos) los gobernadores frentistas, cambiemistas, y de otros partidos provinciales.

Luego de su primera presentación en la Cámara de Diputados, en la que también convocó al diálogo político, Juan Manzur tuvo que suspender la reunión de Gabinete a la que había convocado el pasado miércoles 21/09/22. Obviamente, no fue por el Día de la Primavera, sino porque no tuvo quórum de los subordinados al cargo que detenta. El cónclave se hará el próximo 28 de septiembre –si no hay cambios de último momento- y es probable que Alberto Fernández “se dé una vuelta”, aseguró un colaborador presidencial que esta vez -al menos- respondió por IG.

La entrevista entre Matías Tombolini (secretario de Comercio), kiosqueros y Panini -fabricante de las figuritas y el álbum del Mundial de Qatar- fue el hazmerreír de los despachos antimassistas en la Rosada. Nadie entiende cómo el funcionario se prestó a una foto para eso y no recibiendo a los panaderos y a otros sectores de la alimentación que saben que están ante un panorama que ningún nuevo plan de Precios Cuidados, va a lograr calmar las aguas. Los camporistas que almuerzan casi todos los días en Pertutti -a metros de la Rosada- ironizaron: "el muerto se ríe del degollado".  

El final de la semana tuvo temas que se recepcionaron entre los pocos habitantes de Casa Rosada: la media sanción de la normativa que pretende que la Corte Suprema tenga 15, en vez de cinco integrantes (a los que Oscar Parrilli tildó de “mafiosos), y el conflicto social en las calles. 

Este se dividió en varias disputas. Una, la toma del Ministerio de Trabajo por parte del gremio del Neumático; una movilización de aceiteros; un plan de lucha -con permanencia en el Ministerio de Desarrollo Social la semana que viene- de parte del Bloque Piquetero Nacional; y una Marcha de Antorchas del Colectivo de la Discapacidad, que después de estar 11 días con una carpa frente a la sede del Ejecutivo, levantó el acampe bajo la promesa de pago de deudas a los prestadores.

Algo que el Gobierno no cumplió y a lo que respondió blindando otra vez a la Casa de Gobierno con vallados y efectivos policiales, que eran observados con curiosidad por los turistas que siguen disfrutando del esquema cambiario que les hace muy barata su estadía en uno de los países con mayor inflación del mundo.

En el futuro no se avizoran buenas noticias, pese al intento de generar una primavera preelectoral. El Presupuesto 2023 que Massa envió al Parlamento prevé más ajustes en subsidios del área energética y el transporte (es decir que habrá más subas en boletos y tarifas), reducción en transferencias a las universidades y provincias -una decisión que va suscitar mayor conflictividad social- y que tendrá como agregado que el resto de los rubros se seguirá ajustando a través del imparable Índice de Precios al Consumidor.

Según se supo, fue el propio diputado Kirchner quien reunido con intendentes -y en su calidad de jefe del PJ Bonaerense- advirtió: “Así perdemos las elecciones”. Es que ninguno de los integrantes del FdT desconoce que la sentencia del líder de La Cámpora es indiscutible. El desgaste de la última apuesta oficialista: Sergio Tomás Massa, se inició  el 3 de agosto, el día de su asunción.

Los asesores económicos del Gobierno recitan en los despachos gubernamentales una cita que nadie quiere escuchar: "Ningún gobierno con 50 por ciento de inflación gana una elección". Los distintos frentes de batalla que tiene abierto el oficialismo (Poder Judicial, Medios de Comunicación, oposición, incluyendo las peleas endógenas) le complican a los peronistas -en todas sus vertientes- la posibilidad de sostener números que le garanticen ser una oposición poderosa, como la que fue ante el gobierno de Cambiemos, que les permitió volver al Poder en cuatro años.   


Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para Política y Medios (PyM). Más información exclusiva de Balcarce 50, a través de @JuamPaPeralta



 

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