Mientras se intenta mantener la concertación, aumenta la luz, cae la popularidad de la Presidenta y prosigue el baile del caño, la realidad en la ciudad de Buenos Aires se torna cada vez más oscura. Basta hacer un par de cuadras para recibir de manos de casi adolescentes, cientos de panfletitos que invitan a visitar, por 20 pesos a mujeres maduritas, bebotas que entregan todo, primitas peteras, paraguayitas, negritas que dan la cola, etc, etc. Es un hecho que la miseria y la exclusión están dejando un tendal de personas que al llegar a la ciudad en busca de trabajo terminan en estado de supervivencia constante. Criaturas abrigadas con bolsas de consorcio aspiran pegamento en las entradas de los comercios cerrados que permiten un poco de abrigo, o buscan calor en las bocas enrejadas de los subtes, amontonados unos sobre otros como cadáveres apilados. Como una paradoja macabra, la mayoría de los cajeros automáticos de la metrópolis se transforman en las noches de invierno en piezas de conventillo sin cama, sin agua, sin baño, sin nada. Allí se ven hombres embriagados, chicos desamparados, familias hambrientas, mujeres sucias y hasta algún mendigo acompañado de un perro. La basura que queda tirada tras el paso de los cartoneros y los famélicos que viven de los restos de los bares dan una sensación de tierra arrasada. ¿Que siniestro egoísmo nos quitó el alma y hace que pisemos nuestras ruinas cual sino pasara nada?. Y eso que esto es "La Capital" ¿qué se puede esperar para los lugares más pobres del conurbano o del interior más profundo del país?. Allí nuestros hermanos mueren antes de nacer debido a la desnutrición congénita, Allí nada es noticia. Ah! por cierto! quedensé tranquilos que Messi va para Beijing y los pajaritos cantan y las nubes se levantan...
jueves, 31 de julio de 2008
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