domingo, 3 de febrero de 2013

Conozcan las "Constelaciones Anómalas" del genial Néstor Hugo Morosetti


Conocí a Randhelz el Espía cuando era niño. Su nariz era recta y delicada. Tenía los labios finos, el pelo rubio y largo, los pómulos marcados, ojos celestes como dos mares pequeños. Algunos decían que era budista, otros lo consideraban un intelectual, quizás se equivocaban. Pero su prestigio en el ambiente de las “Anomalías” superó los límites de la imaginación. Yo pensaba que estaba loco, hablaba de puertas que contenían extraños laberintos, habitaciones en las que había todo tipo de mundos insólitos e irracionales. Me dijo que desde niño veía en su cuarto siete estrellas pequeñitas que ascendían en la noche. Dicha visión quizás terminó por enloquecer a Randhelz, que a veces se aparecía en mis sueños vistiendo harapos, profiriendo calamidades para el cosmos y la humanidad. Hasta su risa sarcástica me perturbaba. Pero también fue una persona inteligente y sensible. Me compraba golosinas, ayudaba a mi madre con dinero y siempre se compadecía de los humildes. Luego Randhelz Tlizdal (ese era su nombre completo) murió, aunque antes de fallecer dijo que partiría hacia un mundo paralelo; algo que yo no creí. Al morir dejó unos escritos insólitos que yo traté de interpretar inútilmente. Por una extraña razón decidí incluirlos en este libro, abundante en delirios y fantasías cósmicas. Dejo al lector la libre interpretación de estas Constelaciones y espero que pueda abrirse paso en estos laberintos llenos de amor, locura y muerte. Seguir lectura aquí

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