sábado, 21 de octubre de 2023

El peronismo se aferra a la esperanza de Massa pero con dudas

A semanas del traspaso de mando todavía no hay nada establecido con respecto a la ceremonia en la que Alberto Fernández deberá entregar los atributos del poder a quien elija la ciudadanía el próximo 19 de noviembre. Es extraña la prudencia en una Casa Rosada, que, pese a su quietud e inactividad, tenía -después de las generales- aroma a triunfo cantado del candidato oficialista.

De pasada por Balcarce 50 “para ver a un amigo”, un histórico dirigente sindical ligado a las 62 organizaciones peronistas, manifestó: “A mí me dicen que estamos 6 o 7 puntos arriba, pero no entiendo porque acá veo caras de preocupación”. La pregunta se replica entre los pocos funcionarios asistentes a la sede del Poder Ejecutivo. “¿Sabés qué pasa?... ¿Quién puede confiar en las encuestas? Está todo muy raro”, reflexionó un asesor ministerial, que a la vez se quejó de los que escriben epítetos irreproducibles en los carteles pegados en diversas zonas de la Rosada con la cara de Sergio Massa.

La orden del ministro-candidato, que impuso silencio al primer mandatario y a todo su entorno, fue infringida por una sola persona, la indómita Secretaria de Legal y Técnica de la Presidencia, Vilma Ibarra, quien recurrió al mundillo mediático para decir lo que su ex pareja y jefe no puede decir: “No gobierna él (Massa), eso te aseguro que no. Alberto Fernández sigue la gestión todos los días, el que decide es Alberto Fernández”, aseguró la abogada, que en referencia a las sucesivas y reiteradas diferenciaciones que esgrime el tigrense con respecto a la administración albertista, hizo una exégesis sobre esos dichos, que a su entender quieren manifestar que “en este gobierno no he tomado yo las decisiones”. El interrogante es saber quién las tomó entonces, y si la contestación servirá de apología al gobierno que termina.

Vale apuntar que mientras el mandatario prepara su mudanza de Olivos y del despacho del primer piso de Balcarce 50, la única actividad que tuvo en estas jornadas fue la de publicar una solicitada en la prensa israelí exigiendo la liberación de los rehenes de Hamás, especialmente de los 21 ciudadanos argentinos. Algo que ocurrió luego de un petitorio que le presentaron representantes de AMIA y DAIA, una vez fijada la posición crítica de la cancillería local a los ataques de Netanyahu en un campo de refugiados en la Franja de Gaza. Esa decisión que Massa calificó de “horrible”. Para acercar posiciones con la colectividad, Fernández mantuvo un encuentro virtual desde la residencia presidencial con los familiares de los compatriotas judíos privados de su libertad. Un gesto que en medio de la vorágine electoral, pasó inadvertido.

En otro orden de cosas, los ecos que llegan desde Yrigoyen 250 –sede de Economía y el búnker massista en la calle Mitre-, se ajustan a una disimulada intranquilidad. A la falta de insumos médicos en áreas de salud críticos, se sumó la de remedios, que se inició en la Provincia de Buenos Aires, pero que empieza a extenderse a otras partes del país, junto al problema de los copagos que se cobran en las prepagas y obras sociales. Una situación que está generando repudio y acciones legales por parte de pacientes y asociaciones de consumidores. Fenómenos que son fiel reflejo a la secuencia que generan la falta de dólares, el cepo a las importaciones y la consecuente inflación.

Ambas cuestiones siguen sin solución a horas del último debate presidencial y el balotaje, pese a que Salud es uno de los ejes de campaña de Unión por la Patria. Para colmo, en la primera semana de noviembre se registró una suba de 5,1 por ciento en varios alimentos básicos, que, pese a los acuerdos de Precios Justos, superan lo establecido (5% mensual) produciendo desabastecimiento de azúcar, aceite, arroz, pastas y bebidas, entre otras mercaderías.

Otra queja es la suba en el rubro Internet, Telefonía y Cable. La secretaría de Comercio, que dirige Matías Tombolini, habló de un coto del 4,5% en los incrementos, pero las empresas carcomen el bolsillo de los usuarios con aumentos que alcanzan el 20%.

Están los que ven teorías conspirativas en los faltantes de combustibles -que aún tienen resabios en el interior- y ahora en estos incrementos con góndolas vacías. Sin embargo, hay técnicos gubernamentales que reconocen que los problemas pasan por otro lado. Explican que para ellos se trata del agotamiento de un proceso de fin de ciclo, del que infieren que habrá una descompresión cuando haya un claro ganador en las elecciones. Lo que nadie puede predecir es si desencorsetar esas variables después de votar jugará económicamente en favor de equilibrar las variables o estimular un proceso inverso.

En los pasillos de Casa de Gobierno también llegó el mandamiento massista que decretó no abrir la boca sobre el tema del espionaje ilegal que tiene como puntales a un funcionario de la AFIP, el camporista y ex Télam, Fabián “Conu” Rodríguez, al diputado y ex director de contrainteligencia de la AFI, Rodolfo Tailhade, y al policía bonaerense retirado y agente inorgánico de la ex SIDE -disfrazado de periodista- Ariel Zanchetta. Un esquema de seguimiento a jueces, políticos (opositores y oficialistas), personalidades de la cultura, empresarios, profesionales de medios de comunicación, y otros actores relacionados al denominado “círculo rojo”.

De todos modos, el tema fue tocado por la dirigente de LLA, Victoria Villarruel, en el debate de vicepresidentes que encaró a uno de los hombres con despacho en Rosada, Agustín Rossi, quien no logró responder si todo lo que ocurrió con esta red de espías fue “por complicidad o incompetencia”, tal como se lo planteó la candidata libertaria.

Más allá de la hinchada, mayoritariamente kirchnerista, que abarrotó los estudios de TN, en bambalinas se comenzó a fortalecer un axioma electoralista que proviene del vientre de UP que tomó vuelo esta semana en las redes sociales: “Villarruel es el cerebro, Milei la fachada”. Una teoría que también abona otra tesis no reconocida en público: la baja performance que volvió a tener el todavía jefe de Gabinete de la Nación.

Por más que Massa lo niegue, al igual que antes de las PASO, los mercados ven venir una devaluación luego de la segunda vuelta. Inclusive las agencias de turismo rechazan pagos en pesos para viajes al exterior por temor a un salto de dólar, que estuvo amagando en las últimas horas con arrimarse a los 1000 pesos. Una cotización que los operadores financieros consideran absolutamente artificial, al igual que el billete verde oficial.

El viernes, era tal la avanzada de la moneda estadounidense, que a Hacienda no le quedó otra que volver a recurrir a la puesta en escena mediática de allanamientos de la Federal, Aduana y AFIP en supuestas cuevas en el centro porteño. Como adelantamos en P&M, la presión financiera hizo que la operación de “El Croata” Ivo Rojnica, venciera antes de tiempo.

Los que logran salir del fanatismo triunfalista que invade el ámbito kirchnerista, y que se autocalifican -al igual que Massa- como peronistas del Frente Renovador, observan que, en el contexto de una eventual llegada del jefe de Hacienda al sillón de Rivadavia, no se puede negar que asumiría con casi un año y medio de gestión sobre los hombros con datos que, reconocen, “no fueron los mejores”. Asimismo, no dejan de advertir que un importante arco de la sociedad no lo apoyó, y el que lo hizo por temor a cambios conflictivos no tendrá empacho en salir a cuestionar cualquier traspié de Sergio M.

No está claro si la promesa de mayor fiscalización de las boletas de La Libertad Avanza que hace el PRO quedará en meras declamaciones (como las de Luis Barrionuevo), o en la objetiva posibilidad de complicar las trampitas en los cuartos oscuros del Conurbano, que históricamente promueven los punteros territoriales del PJ. Una práctica que sólo pueden negar –o desconocer- aquellos que jamás hayan cruzado la General Paz para cubrir unos comicios en las profundidades de los pagos bonaerenses, o no ser un elector en los bajos fondos de la PBA.

La carga de datos oficiales dará la respuesta el 19N y tendrá injerencia en el rápido reconocimiento de aquel al que le toque perder. Habrá que ver la diferencia que arrojen los guarismos. Por eso, el hipotético escenario “cabeza a cabeza” que promueve el oficialismo -a modo de táctica proselitista- complicaría las definiciones.

Lo de Julio Garro Alak en La Plata es un fantasma que atravesaría esa forzada, pero no descartada suposición. El optimismo en las filas de Massa persiste, aunque para consolidarlo, los asesores del tigrense promueven que el candidato se aleje aún más de las figuras de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Lo que el ministro no puede hacer es diferenciarse del exiguo desempeño que tuvo al frente del Palacio de Hacienda, y esa es una dificultad que supera toda argucia que pueda implementar su hábil equipo de campaña.       

Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para Política&Medios (P&M). Más información exclusiva de Balcarce 50 a través de Twitter en @JuamPaPeralta y en IG: @juanpabloperaltaperiodista

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