sábado, 17 de abril de 2021

Casa Rosada tuvo una de las semanas más convulsionadas en la gestión de Alberto Fernández

Después de la puesta en vigencia del decreto presidencial que entró en vigencia el pasado viernes 9 de abril comenzó en Casa Rosada y Olivos una maratón de reuniones apresuradas e improvisadas, que apuraban con extraña ansiedad el análisis de los resultados obtenidos en sólo un fin de semana. 

El Lunes 12 ya se escuchaba desde la provincia de Buenos Aires la voz del viceministro de salud, Nicolás Kreplak, manifestando la posibilidad de reducir la presencialidad en las escuelas, algo que luego se desmintió oficialmente a través de un comunicado donde se dejaba en claro que la idea era potenciar los protocolos y los cuidados, pero manteniendo el esquema mixto de chicos en los colegios y las actividades remotas. Desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires empezaban a decir que la presencia de los estudiantes era prioritaria y que los protocolos eran acatada de manera muy positiva.
En el marco de insistentes rumores, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, encabezó una reunión con sus ministros y el grupo de especialistas sanitarios, que pidió medidas más restrictivas de circulación en el Área Metropolitana de Buenos Aires y otros grandes centros urbanos, especialmente en actividades recreativas grupales, en particular las que se realizan en espacios cerrados y los deportes amateurs. Manifestaron además, mucha preocupación por el comportamiento social, donde entendían que no se respetan aforos en espacios cerrados, tampoco la suspensión de las reuniones sociales, y sugirieron que haya mayores controles, en especial, para las reuniones presenciales.

La semana empezaba con más ajustes en las medidas contra los contagios. Terminada una reunión entre Cafiero, y los ministros de Salud y Transporte, Carla Vizzotti y Mario Meoni, respectivamente, se aguardaban anuncios importantes, sin embargo, fue este último funcionario quien en el Patio de la Palmeras le dijo a los periodistas acreditados en Balcarce 50, que lo que se había decidido era potenciar la ventilación en colectivos, micros y trenes, trabando la ventanas para que queden abiertas. “O es enfermedad o frío”, dijo el ministro adelantándose a las bajas temperaturas que llegarán con el invierno. Esta decisión generó polémica porque muchas unidades tienen sus vidrios sellados. Una discusión que dio horas de aire en TV a opinólogos de todo tipo. 

Mientras tanto, en la quinta presidencial, Fernández, todavía aislado, recibía correspondencia de su par norteamericano, Joe Biden, de manos de su asistente Especial y Director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Juan González. El Gobierno enviaba a los WhatsApp de quienes considera “aliados estratégicos” para su volátil vocería, la carta del presidente de EE.UU, deseándole pronta recuperación al mandatario argentino y tocando lateralmente las negociaciones con el FMI y temas vinculado al cambio climático, la invitación que el demócrata le hizo al presidente local a la cumbre virtual dedicada a esa cuestión, y otros puntos referentes a la agenda bilateral. El almuerzo “virtual” entre el enviado del norte y el titular del Ejecutivo nacional fue mostrado como un retorno a las buenas relaciones con el gigante occidental. 
 

Ese interminable segundo día de la semana, y cuando toda actividad parecía mermar  en Balcarce 50, se supo que Cafiero convocaba a su Gabinete de urgencia. Se hizo el encuentro, y la errática vocería presidencial, así como engañaba con un supuesto cónclave de trabajo que estaba acordado, salió otra vez con sus gacetillas dirigidas a los que considera medios de alcance nacional, no al resto que socava bajo la engañosa postura de un falso federalismo, a vender el enojo presidencial por la falta de cumplimiento de las normativas del DNU vigente, con un agregado que pasó de Fake News a realidad pocas horas después: no habría restricciones duras y menos que menos, cierre de aulas.
 

En mitad de la semana, la responsable de la cartera sanitaria, Vizzotti, repetía en conferencia de prensa matutina, que no tenían certezas sobre la llegada de vacunas luego de 10 días de falta de aviones que aterrizaran con más dosis, y garantizaba la continuidad de las clases presenciales. Algo que su par de Educación, Nicolás Trotta, también aseguró a través de Twitter en horas de la tarde.
Con la inflación al 4,8 por ciento, según datos oficiales, en el pasado mes de marzo, la Secretaria de Comercio Interior, Paula Español, asistió a la clásica reunión semanal del Gabinete Económico para salir a informar luego que se contratarán entre 300 y 500 inspectores para salir, junto a la Administración de Ingresos Públicos, a controlar los precios máximos, que no detienen su curva ascendente. 
 

Lo que eran susurros en los pasillos de la sede del Poder Ejecutivo, y un día antes, noticia falsa, según un encargado de la comunicación presidencial, fue tomando forma de hecho objetivo. En medio de la tarde volvió el show de los off, a discreción, para circular que se venía un nuevo Decreto de Necesidad y Urgencia que sería anunciado por el propio jefe de Estado.
Desde los celulares de los voceros se elegía a quien enviar la batería de nuevas decisiones que se adelantaban como profecías de Nostradamus por más de tres horas. Finalmente, Alberto Fernández apareció en pantalla confirmando mucho de lo que se whatsapeaba en la jornada pero con el as menos esperado en la manga: la suspensión de clases por dos semanas en todo el ámbito del Área Metropolitana de Buenos Aires. Algo que quizás no se adelantó para generar un efecto sorpresa que sacara de agenda otros temas que complican a la administración gubernamental, o que se impuso desde las grandes ligas del Frente de Todos.
 

Entre las imposiciones del DNU se agregaban cuatro horas menos de circulación en la vía pública (entre las 20 y las 6 hs) para los pobladores del AMBA, y más límites a la actividad social, gastronómica y comercial en general, así como todo lo referido a la recreación, actos religiosos, cultura y deportes. 
A partir de ahí empezó el duelo Nación-CABA. El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, presentó un amparo contra el bloqueo a la actividad educativa en los colegios, criticó la toma de decisiones inconsultas, y en particular la de controlar el cumplimiento del decreto restrictivo con la fuerzas federales y las Fuerzas Armadas, que según había dicho Fernández, iban a colaborar únicamente a nivel de colaboración sanitaria.
 

El pedido en rueda de prensa de Larreta al Primer Mandatario, para que lo reciba fue respondido positivamente y se llevó adelante el viernes en la quinta presidencial. El mismo fue tenso y sin acuerdo, más que el de evitar que federales y militares fiscalicen el territorio porteño.
La presentación judicial que hizo la Ciudad de Buenos Aires debe ser atendido por la Corte Suprema, pero no se sabe qué resultado obtendrá. Por lo pronto, el alcalde del PRO contiene el ala dura de la alianza a la que pertenece (Juntos por el Cambio), que le pide abrir los centros educativos este lunes y no esperar que se expidan los “Supremos”. El problema que tiene Larreta es que su base electoral está dividida con respecto a las medidas duras que tomó la Nación, incluyendo el tema escolar. Oficialismo y oposición siguen las encuestas que pagan los contribuyentes para tomar decisiones, vale decir que lamentablemente, el principal órgano judicial de la República Argentina y sus integrantes también lo hace. A buen entendedor, pocas palabras. 

Fuente: Juan Pablo Peralta para la agencia internacional Globatium.com (@globatium), ECMC Noticias México-Argentina-España-Brasil-Bolivia-Ecuador-Estados Unidos (ecmcnoticiasmex), RCR Metro Barcelona (@RCRBarcelona) y FM Concierto (@105Concierto)


 

No hay comentarios: