viernes, 11 de noviembre de 2022

En la recta final del mandato, Alberto y sus leales se diferencian de CFK y Massa

El cada vez más reducido núcleo duro que rodea al presidente Fernández, felicitó el mismo domingo al Primer Mandatario luego de haber arrojado munición gruesa contra Máximo Kirchner –desde una radio afín- quien un día antes lo había calificado de aventurero y personalista, en el congreso del PJ Bonaerense que se hizo en Mar del Plata.

Al titular del Ejecutivo no le cuesta devolver gentilezas al líder de La Cámpora y decirle que “cuando un compañero critica a otro deja de ser peronista”. Tampoco teme enviar a su amigo ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, a que lo exponga frente a la prensa al señalar que "puede ser que él se las sepa todas, pero nosotros no somos unos boludos".

Distinta es la situación con la madre del diputado al que conoce desde adolescente. Sabe muy bien que en realidad la palabra de Cristina Kirchner es la que tiene verdadero peso político y poder de fuego. Los voceros, como su hijo o el “Cuervo” Larroque, no lo intimidan.

Es por eso que con su vice prefiere mantener el distanciamiento y el ostracismo de los últimos tiempos. Según sus allegados, para Alberto la garantía es que CFK puede castigarlo con tiros por elevación, pero no hundirlo, porque ese potencial Titanic (la administración del FdT) la arrastraría con él, incluyendo a su flamante vástago, Sergio Tomás Massa.

Los ninguneos que la líder de la coalición gobernante le hizo el viernes anterior en un plenario de delegados de la UOM en Pilar “no lo afectaron”, apuntó un estrecho colaborador. De hecho, cuando ella compara su gestión con la de él -para bajarle el precio- Fernández responde casi siempre con reivindicaciones a los años netamente kirchneristas.

En las tres actividades protocolares que llevó adelante el lunes y martes entre la provincia de San Juan, Tecnópolis, el CCK y el Sheraton, no dejó más que efusivos elogios al cuestionado exministro de Salud, Ginés González García, a quien recordó en la celebración de los 20 años del Plan Remediar, dejando para el meme de la semana un furcio temporo espacial.

“Este programa no fue siempre lo suficientemente atendido”, dijo frente a los asistentes a los que sorprendió con una confusión: “En mayo de 2023 llegamos con Néstor. Con Néstor, que era como Cristina y yo, fuertes defensores de la salud pública”. Párrafo en el que, más allá del error digno de Volver al Futuro, mantuvo la línea de contrarrestar el destrato con halagos anecdóticos hacia la pareja de la que fue jefe de Gabinete hasta que rompió en julio de 2008 por el conflicto con el campo y el Grupo Clarín.  

Cuando llegó el miércoles, Juan Manzur, que en meses deja su cargo para ir a pelear la vicegobernación de su provincia junto a Osvaldo Jaldo, convocó a una nueva reunión del Gabinete nacional en la que hubo varias ausencias; la más notable fue la del ministro de Economía Massa. 

Luego brindó una mini conferencia de prensa acompañado por Eduardo de Pedro (Interior), Aníbal Fernández (Seguridad) y Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social). De la misma quedaron algunos conceptos. “No estamos de acuerdo con el fallo” de la Corte, dijo el tucumano con respecto a la revocación del senador oficialista Martín Doñate del Consejo de la Magistratura en favor de Luis Juez (JxC). “Es inaplicable”, remató Aníbal, dando paso al único referente cristinista en Rosada: Wado de Pedro, quien, consultado por las PASO, manifestó que siguen vigentes. Expresión que fue acompañada con el retiro del proyecto de ley para derogarlas del Parlamento.

Quien la tenía más difícil en ese intermedio semanal era la máxima responsable de la acción social, Tolosa Paz, que antes de la multitudinaria manifestación a la que congregó la Unidad Piquetera en el microcentro porteño, invitó a una reunión a los líderes de las organizaciones, que, entre otras cosas, piden que se reabra el cupo de planes Potenciar Trabajo y que se termine el desabastecimiento en comedores y merenderos.

El cónclave fracasó, ya que la Ministra sostuvo la postura de respetar el decreto que limita la cantidad de ayuda, y como había apuntado en Gobierno, las amenazas de acampe de agrupaciones de izquierda no van a cambiar una resolución presidencial. Así fue que el jueves la movida generó enormes problemas de tránsito en la zona céntrica, y aunque no se instalaron las carpas, los dirigentes sociales advirtieron que siguen en estado de alerta a la espera de soluciones. Para rematar, el subsecretario de la Unidad Ejecutora Especial de la cartera, Fernando Asencio, hombre del riñón massista, renunció de manera indeclinable a su cargo con duras críticas a Tolosa Paz: “Lo único que hace es sacarse fotos, se cree que sigue de campaña y la situación es muy difícil”.

Con la delegación argentina, que el equipo de comunicación oficial calificó de “comitiva reducida” -pese a ser tan numerosa y costosa como siempre- instalada en París, el penúltimo día de la semana arrancó con varias novedades. Entre ellas, el tuit de la senadora Kirchner donde anunció que procede a recusar a la jueza María Eugenia Capuchetti, a cargo de la causa por el intento de magnicidio del 1 de septiembre, debido a lo que ella considera graves falencias en la investigación que no avanza sobre el diputado opositor Gerardo Milman. La Vicepresidenta entiende que ahí está la cabeza del iceberg de una conspiración política que va más allá de un grupo de marginales que quiso atentar contra su vida.

Poco después de esa novedad, empezó a circular en redes un vídeo que mostraba a la portavoz Gabriela Cerruti haciendo de guía a la ministra de Género española, Irene Montero, junto a su par local, Ayelén Mazzina. Se trataba de una recorrida por la histórica Casa Rosada. Al mostrar la vista desde uno de los balcones emblemáticos con vista a Plaza de Mayo, la vocera señaló una de las fuentes y el monumento al General Belgrano, mientras decía: “Ahí lo que tenemos ahora son, después del Covid, la derecha ha puesto sus piedras recordando a los muertos del Covid”.

La frase se viralizó rápidamente y eclipsó mediáticamente toda actividad de su jefe en el viejo continente y también lo que acontecía con las denuncias de CFK sobre la investigación de “Los Copitos” y sus vinculaciones con altas esferas del poder. No se salvó tampoco la agenda de Massa, que con Fernanda Raverta (ANSES) comunicó una suba a la AUH, jubilaciones y pensiones del 15,62%, que, de todos modos, con bonificaciones inclusive, quedan por debajo de la inflación anual.

En ese contexto, los medios digitales escritos, al igual que la TV y la Radio, replicaron sin descanso los duros mensajes críticos contra Cerruti que provenían de dirigentes de la oposición y de los familiares de quienes perdieron la vida debido a la pandemia, que en nuestro país tuvo un saldo de más de 130 mil fallecidos.

El celular de la vocera se mantuvo al rojo vivo en París todo el tiempo, pese a las cinco horas de diferencia. Igual, la ex diputada decidió no responder a los cientos de periodistas y productores que buscaban una respuesta suya. Lo único que hizo Cerruti fue bajar la publicación de sus redes sociales, donde sube material que produce y edita su equipo permanentemente para resaltar su figura y función.

Los pocos funcionarios que quedaron en Balcarce 50 evitaron opinar sobre lo sucedido, tanto en off como en on. Lo que no pudieron evitar fueron sus caras de disgusto y descontento con quien además es la Secretaria de Comunicación y Prensa de Presidencia de la Nación (con rango de ministra), luego de la mudanza de Juan Ross a la Secretaria de Medios Públicos.

Es que el abogado que se encarga de la Pauta oficial desde las épocas de José "Pepe" Albistur como Secretario de Medios, se sentó en el sillón del expulsado Juan Pablo Biondi (su amigo), sólo para ocupar el lugar hasta que el Presidente decidiera un reemplazo. Sustitución que llegó de la mano de quien promovió, quizás sin esperarlo, este presente de tanta conflictividad. Nos referimos a la secretaria de Legal y Técnica de la Presidencia, Vilma Ibarra, quien recomendó a Cerruti para llevar las riendas en ese área, que siempre fue problemática para Fernández.

En procura de opiniones del ala kirchnerista, Política&Medios logró contactar a un referente camporista que se animó a hablar escuetamente y en estricto off the récord. Sin darle vueltas al asunto el dirigente que responde a Máximo Kirchner expresó: “Gabriela es Alberto, qué más querés que te diga”.

Más allá de los pedidos de renuncia que se hicieron desde distintos ámbitos, la Portavoz sigue siendo sostenida por quienes integran la mesa chica del Presidente, y en particular por el propio jefe de Estado, que considera que ella es la única persona que defiende, como nadie, su administración ante la prensa. Eso no evitó que se le pidiera a Cerruti que hiciera un pedido de disculpas. Algo que la funcionaria ejecutó desde la Ciudad Luz, mediante un tuit que dejó sabor a poco a los que la cuestionaron con dureza.

“Lamento profundamente si algún familiar de víctimas del covid que ha homenajeado  a sus seres queridos dejando simbólicamente piedras, se sintió ofendido por mis palabras. Les pido sinceras disculpas y reitero mi respeto y acompañamiento al dolor y al duelo”, escribió la vocera que sumó un hilo más, que es el punto donde vuelve a fijar su posición de manera más elíptica: “Cometí un error al querer señalar el uso político del dolor y la muerte que hicieron y siguen haciendo algunos sectores. La sociedad toda quedará marcada por este tiempo de angustia que empezamos a dejar atrás colectivamente”, cerró.

La realidad es que el entorno albertista espera que el tema se diluya en la semana que resta de gira mundial. Recién el domingo Fernández -y el grupo que lo acompaña- parte en un chárter de Aerolíneas Argentinas (que le cuesta al Estado 970 mil dólares) rumbo a Bali (Indonesia) con el fin de incorporarse al G20, donde llegarán más funcionarios argentinos, entre ellos Santiago Cafiero y Cecilia Todesca -reciente candidata al BID- ambos en Arabia Saudita, Sergio Massa, el viceministro de Gabinete, Juan Manuel Olmos, y el embajador local en EEUU, Jorge Argüello.

En el marco de una agenda global que no es considerada de interés debido a la grave crisis que atraviesa el país, Fernández dejó entrever que por ahí se anima a no hacer lo que le pidió Cristina: firmar el decreto que garantice una suma fija dirigida a los trabajadores formales. Por lo pronto, Pablo Moyano (Camioneros) declaró que ese bono probablemente salga después de que se apruebe el Presupuesto 2023.

El mandatario evita -con este nuevo periplo cosmopolita- varias cuestiones de relevancia para su futuro y el de la Argentina: la interna feroz en la desmembrada alianza de Gobierno; el dato de la inflación que el INDEC dará a conocer el martes 15/11 (que los privados estiman más cercana al 7% que al 6%); y extendiendo un día más su estadía en Asia, el discurso que la Vicepresidenta (a cargo del Poder Ejecutivo) dará en el Estadio Único de La Plata Diego Armando Maradona, el próximo jueves 17 de noviembre bajo la excusa de celebrar el Día de la Militancia. Una puesta en escena que estará llena de épica y que volverá a opacar a un Fernández que, pese a eso, se figura aún con capacidad de obstrucción a las ambiciones de quienes considera “desagradecidos” en las filas del cristinismo.

Por su parte, Massa completó su activa semana, (aunque enturbiada por las peleas endógenas) dando a conocer el -tantas veces nombrado- plan de Precios Justos. Un esquema de congelamiento de precios acordado con las empresas que pretende que se sostengan con subas mínimas -de no más del 4% mensual- los precios de 1500 productos durante noviembre, diciembre, enero y febrero. Casi una entelequia en vistas del fracaso que fue el, ahora desactivado, Precios Cuidados y otros intentos más, pero que es lo que reclama la mujer que mantiene la centralidad en un, cada vez más complicado, Gobierno de coalición que entra en la recta final de su mandato.

Se cierran siete días que volvieron a ser agotadores para el ciudadano común, que asiste perplejo a un show de prioridades de la corporación política vernácula, que nada tiene que ver con su agenda de intereses. Algo que el argentino medio observa, tanto en el oficialismo como en la oposición.

El centro neurálgico del Poder en la Argentina, la Casa Rosada, no es ajena a esto. Por eso no es casualidad que a poco más de nueve meses de las primarias (que hasta ahora se realizan) y con un panorama económico que el viceministro de Hacienda, Gabriel Rubinstein, graficó como de “coqueteo con la hiperinflación”, haya un Presidente girando por el mundo divorciado de la realidad, con una ex socia electoral que lucha por mantener el control de su fuerza, y un Sergio Massa que navega en las agitadas aguas de un incierto porvenir, en el que se juega su capital político, y el país, sus posibilidades.


Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para Política&Medios (PyM). Más información exclusiva de Balcarce 50 a través de Twitter en @JuamPaPeralta y en IG: @juanpabloperaltaperiodista

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