La mano del FMI ya maneja los hilos de la política económica
argentina, con un plan de estabilización en busca del superávit fiscal primario
para afrontar los vencimientos de deuda. Ese es el foco principal de los
acuerdos Stand By. Así, no es extraño que su último pronóstico, que contempla
una expansión de la actividad en ascenso desde el 1,1% en 2020 hasta el 3,6% en
2023 y 2024, no prevea un impacto positivo en el mercado laboral y augure un
desempleo promedio del 10% en 2019 y 2021; del 10,1% en 2020; del 9,8% en 2022;
del 9,4% en 2023; y del 9,1% en 2024. Además, la inversión seguiría por debajo
del 15% en relación con el PBI.
"El único foco sigue siendo que el Gobierno cumpla sus
objetivos de política fiscal y de repago de la deuda, tal como siempre
caracterizó al FMI y a este acuerdo. Lo productivo y lo social seguiría en
emergencia", señaló Martín Kalos, director de Epyca.
El plan del Fondo no queda ahí. El diseño actual del stand
by, por un lado, le desembolsa el 90% del préstamo al Gobierno para que
garantice el pago de los vencimientos y la salida de capitales con menores
sobresaltos cambiarios antes de las elecciones. Por otro, dejará un calendario
de repago imposible de afrontar, con el que buscará empujar al próximo
Ejecutivo hacia un EFF: entre 2022 y 2023, Argentina debería devolverle al FMI
más de US$46.000 millones entre capital e intereses. Si a eso se le suman los compromisos
en dólares con acreedores privados, el monto se duplica. En conjunto esto
equivale al 10% del PBI. Todo eso con un riesgo país cercano a los 800 puntos
que muestra un mercado financiero cerrado.
En el hipotético caso de que se logren refinanciar los
vencimientos privados, quedará el lastre de los pagos al Fondo. La alternativa
del board será un EFF, un préstamo menos abultado pero con hasta diez años de
plazo de repago, donde los giros están supeditados al cumplimiento de metas
fiscales y a la aplicación de las reformas laboral, previsional y tributaria.
El organismo busca llevar al país a un plan EFF, que amplía
plazos pero suma condiciones
Un informe de Ecolatina analizó su posible impacto en el
país a la luz de los 31 EFF firmados desde 2002. Los más recientes fueron con
Ecuador y Pakistán, donde se establecieron modificaciones tributarias, se
liberalizó el sistema cambiario y se reformó la legislación laboral.
Con las excepciones de Portugal y Grecia, donde la recesión
se agudizó con el programa, la consultora destacó que los países que lo
firmaron crecieron en promedio cerca de 3% anual en los años que siguieron al
acuerdo. "El EFF es exitoso en estabilizar la economía e incluso en
recuperar la senda de crecimiento. Sin embargo, estas mejoras se atenúan al
sumar indicadores sociales y de sostenibilidad del crecimiento, como ser la
generación de dólares genuinos", advirtió la consultora.
La explicación es que, salvo pocas excepciones, esos Estados
no lograron reducir sus déficits de cuenta corriente e incluso en algunos casos
esa restricción externa se agravó porque "la apreciación cambiaria
inmediata que resulta de que un país abierto al mercado de capitales haga
reformas económicas pro mercado profundizó los desbalances".
Además, ese eventual crecimiento no es con todos adentro.
Con la promesa de dar mayores incentivos a la contratación, la gran medida a
impulsar por el Fondo es la reforma laboral en línea con reclamos
empresariales. Pero los resultados van en sentido contrario. Ecolatina explicó:
"En el promedio de los países bajo EFF, el desempleo subió alrededor de 3
puntos en los años que se firmó el acuerdo y tuvieron lugar las reformas
mencionadas. Y al mercado laboral le tomó entre cuatro y cinco años recuperarse
(volver a la situación inicial), pese al contexto de crecimiento
económico".
Fuente: BAE
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