En el libro "Genética. Cómo puede cambiar nuestras vidas" (Editorial Paidós), el médico patólogo y genetista Jorge Dotto explica cuál es la influencia de los genes en nuestra vida diaria. Asegura que las secuencias de ADN (los genes) son responsables, en parte, de comportamientos como la felicidad o la infidelidad, y de un mayor o menor riesgo de desarrollar algún tipo de enfermedad, lo que da lugar a una medicina híper personalizada.
Si bien no hay una "fórmula" para encontrar la felicidad, decís que hay dos genes que se relacionan con ella y que uno de ellos parece ser exclusivamente femenino. ¿Cuál dirías que es la combinación deseable de factores ambientales y genéticos que nos permiten alcanzar esta sensación de inmensa plenitud?
Sí, aunque parezca sorprendente o de ciencia ficción, se describieron dos genes que se asocian al sentimiento de felicidad, llamados SLC6A4 y MAOA, este último conocido como el "gen de la felicidad femenino". No estamos determinados genéticamente como el programa de una computadora y, como en todas las situaciones de nuestra vida, también depende de nosotros trabajar para encontrar este sentimiento de inmensa plenitud. Aunque todos tenemos los mismos genes, algunas personas tienen una variante de algunas de estas pequeñas secuencias de ADN (genes) que tendrían una mayor facilidad para tener sentimientos de felicidad. Eso no significa que solo esas personas sean felices, todos podemos lograr por momentos esta sensación inmensa de plenitud.
¿Por qué afirmás que la infidelidad es genética?
¡Mi libro no tiene como objetivo convertirse en una excusa perfecta para ciertas personas que son infieles! Hay un debate que comenzó hace mucho tiempo: ¿el ser humano es realmente monógamo o forma parte de un orden cultural? Es un planteo sumamente interesante, y estas preguntas también se las hicieron científicos alrededor del mundo. Podríamos afirmar que varias veces los seres humanos nos sentimos atraídos por otra persona, tenemos un sentimiento de atracción física, casi como un comportamiento animal (el que lo sintió alguna vez, sabe a lo que me refiero). Ahora sabemos que los genes participan de sentimientos y comportamientos, algo novedoso e increíble: se demostró que algunas personas que tienen una variante en el gen DRD4 tienen mayor riesgo de ser infieles o promiscuas.
Si la infidelidad es genética, ¿cuánta "culpa" tienen los infieles de actuar de esa manera?
Todavía no se demostró la asociación genética del sentimiento de culpa (es probable que en el futuro se identifique). Es una sensación muy personal, es decir, ante una misma situación, una persona puede sentirse culpable y otra, no. A su vez, aunque una persona tenga cierta variante genética que le confiera un mayor riesgo (en este caso, a ser infiel) no significa que va a realizar dicho acto, ya que puede reprimir ese acto porque ama y respeta a su pareja o puede llegar a ser por sentirse culpable, darle vergüenza o no sabe mentir bien.
Según los genes, ¿ellos son más infieles que nosotras?
El gen DRD4 tiene un impacto en la motivación o compulsión para realizar algunos comportamientos sexuales. Los jóvenes que tenían la variación de este gen, denominado 7R+, tuvieron mayor riesgo de ser infieles o promiscuos: los estudios encontraron que el 50% las personas con la variación genética 7R+ había sido infiel a su pareja, comparado con el 22 % de estos que no presentaban dicha mutación genética. El impacto de la variante 7R+ en la infidelidad y/o la promiscuidad en las mujeres y hombres fue similar, ya que el 23% de las mujeres y el 26% de los hombres tenían esta alteración genética.
¿Los genes pueden influenciarnos al elegir pareja? ¿Existen estudios que vinculen las elecciones de pareja que hacemos con nuestro ADN?
Cuando elegimos a alguien, ¿a quién realmente estamos eligiendo? Este es otro tema verdaderamente fascinante. Es una pregunta que nos hacemos las personas muy frecuentemente. Es más, ahora mismo vos podés estar haciéndotela y pensando si será el hombre o la mujer de tu vida. La verdad es que nadie tiene una respuesta definitiva y contundente, pero hay ciertos estudios científicos que nos ayudan a comprender mejor el motivo porque nos elegimos, y decidimos compartir nuestros momentos de la vida con una determinada persona.
A mediados de 2014 se publicaron dos estudios que concluyen que las personas que forman una pareja son similares en su composición genética, o sea, tienen genomas (totalidad de los genes) parecidos: uno analizó a 825 parejas casadas en Estados Unidos y demostró también que las parejas tienden a conformarse más frecuentemente cuando también hay una cierta compatibilidad educativa; y el otro, analizó a 1.300 parejas en Israel, que arrojó que los genes que participarían son los HLA, el llamado "complejo mayor de histocompatibilidad", relacionados con el sistema inmune.
¿En qué medida nuestras elecciones están condicionadas por nuestra genética? Por ejemplo, por qué elegimos una determinada carrera profesional por sobre otras.
Es interesante y una pregunta que también es frecuente. Es otro claro ejemplo de la importancia de la combinación, de cómo nuestros genes interactúan con los factores externos; es decir, la persona tiene talentos innatos o naturales que se trasmiten en su familia desde varias generaciones y es importante que los reconozca y ponga en práctica esa virtud.
En varias ocasiones hay que escuchar esa voz interna que dice "sos buena/o para hacer esto; andá y hacelo, es lo tuyo", pero implica tomar ciertos riesgos que son difíciles de asumir. También influyen las experiencias en la infancia, la educación, la familia, las actividades que desarrollan los familiares y también las influencias de la dinámica de la sociedad en la que vivimos. Es la conjunción de la impronta de nuestra composición interna genética y los factores externos mencionados, entre tantos otros.
Fuente: Entre Mujeres
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