martes, 26 de noviembre de 2019

La designación de Patricia Bullrich como presidente del PRO es cuestionada en Cambiemos y celebrada en el Frente de Todos

Con el resabio de los actos electorales, en particular del eje Buenos Aires-Córdoba, y la sensación muy subjetiva de haber obtenido algo así como un triunfo notable en vez de una fuerte derrota en primera vuelta, Mauricio Macri, aprovechó el viento a favor que construyó en los discursos post electorales para intentar poner orden en su tropa y marcar la cancha a sus, hasta ahora, aliados en Cambiemos.
La estrategia que se acordó entre el todavía presidente de la Nación y las actuales cuatro personas de confianza que lo rodean en los últimos días de su mandato consistió en divulgar mediante estereotipados “off the record”, que Marcos Peña se autoexilia temporalmente de la vida política para facilitar la conformación de una oposición fuerte y que la titularidad del PRO quedaría en manos de una personalidad del macrismo duro y puro. 
Hace semanas el nombre de la saliente ministra de seguridad, Patricia Bullrich, empezó a hacerse circular a través de las mismas usinas mediáticas. Apenas confirmada la decisión, los principales popes del Frente de Todos festejaron la decisión de Macri que va dirigida a los latentes contrincantes porteños que el líder PRO tiene en la Ciudad de Buenos Aires, en la Coalición Cívica, y en particular, en el radicalismo nosiglista, hoy representado por Alfredo Cornejo y el volátil senador electo cambiemista, Martín Lousteau.
El asesor preferido del titular del Ejecutivo hasta el 10 de diciembre, Durán Barba, logró imponer uno de sus clásicos apotegmas en las charlas planificadoras del futuro a nivel interno y externo, “no hablemos de economía sino de lo que nuestros votantes entienden que se hizo bien”. Para el ecuatoriano, aquel que puso la boleta del actual oficialismo en la urna está a favor de lo que ejecutó Bullrich desde el Ministerio de Seguridad.
Por el contrario, no faltó quien coincidiera con lo que opinan desde la espejada vereda del Frente de Todos: la decisión es buena para el electorado propio pero no para los integrantes de la Unión Cívica Radical que sueñan con poder despegar del macrismo y volver a tener, como antaño, un candidato propio en el 2023, u otro que les garantice más participación. Para algunos ese hombre puede llegar a ser el reelegido alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, verdadero ganador de la coalición gobernante el pasado 27 de octubre.
La designación ha caído peor entre los revoltosos aliados de la Coalición Cívica que conduce, ahora desde su chacra bonaerense en Exaltación de la Cruz, Elisa Carrió, quien tiene muy mala relación con la ex dirigente montonera, peronista y también delarruista antes de convertirse al ultramacrismo.
Así como supieron ser aliadas, en los últimos tiempos sobraron críticas explosivas de “Lilita” para con la mujer a la que los íntimos llaman cariñosamente “Pato”. La todavía diputada de la CC, sostiene como muchos de los detractores de Bullrich, es que la lucha de su cartera contra el narcotráfico y las mafias, no fue más que una engañosa gestión de buen marketing. 
Más allá de las críticas del oficialismo a Macri por esta decisión, hay un punto esencial que algunos rescatan  sobre este nombramiento y que conlleva un eje fundamental. Tiene que ver con que muy probablemente desde los tribunales federales de Comodoro Py, los controvertidos jueces de la Nación comiencen a citar a la aún ministra para que rinda cuentas en causas como la de Santiago Maldonado, joven que estuvo desaparecido durante 77 días luego de una persecución de la Gendarmería a cargo de Bullrich y que fue encontrado muerto en un lago de la Patagonia a horas de las elecciones de medio término en 2017. Algo que se podría repetir con respecto al asesinato de Rafhael Nahuel, integrante de la comunidad mapuche del sur argentino que fue asesinado por efectivos de la Prefectura Naval Argentina, también a cargo de la flamante presidenta de Propuesta Republicana.
Quienes desde el macrismo entienden que estas demandas judiciales están por salir con mucha fuerza, infieren que esperar que el kirchnerismo fomente que esos expedientes se muevan es un hecho consumado. Ven en esa jugada la posibilidad de poder utilizar esto como una persecución a la titular del partido opositor. Algo muy tentador para quienes antes de la elecciones definieron a Alberto Fernández y Cristina Kirchner como fieles exponentes de lo que ellos denominaron “el populismo dictatorial”.
Aunque todavía no está resuelto, lo que pasó en Ecuador (un levantamiento que Lenin Moreno logró contener), y está sucediendo en Chile (donde después de un mes de crisis Piñera mantiene el Poder), Bolivia (lugar en que el golpe exprés contra Evo Morales tuvo resistencias que se van desarticulando), Uruguay (con la vuelta de una alianza de derecha encabezada por Lacalle Pou), y en particular en Brasil (socio del Mercosur donde Bolsonaro, pese a la liberación de Lula Da Silva, sigue marcando la agenda), envalentonan a los que sueñan con un retorno triunfante en cuatro años luego de una rápida disolución de la forzada unión peronista.    
Fuente: Juan Pablo Peralta para Globatium.com

No hay comentarios: