sábado, 19 de febrero de 2022

Lo que surja del acuerdo con el FMI va a reconfigurar el gobierno del Frente de Todos

Ninguno de los periodistas acreditados en Casa Rosada desde el período democrático -que se inició en 1983- recuerda una coyuntura similar a la actual, en la que todo se sostenga de una u otra manera, sin haber volado por los aires. Cuando decimos esto, no nos referimos solamente a los números negativos de la economía, la inflación, el riesgo país o al lastre de la deuda con el FMI que dejó Mauricio Macrisino en particular a la enorme cantidad de crisis internas que derivaron en cambios importantes en el Gobierno, que tuvieron lugar en los dos años de la administración del Frente de Todos, y que no sólo continúan, sino que por momentos parecen potenciarse.

Explicaciones y justificaciones hay muchas. Inclusive provenientes de los propios actores que transitan los pasillos de Balcarce 50. Unos entienden que los gobiernos de coalición -del 2001 para acá- fueron complejizando la distribución del Poder entre la conjunción de fuerzas que los conforman, primero, con el fin de ganar elecciones, pero que luego, a la hora de administrar, no pueden sostener la capacidad de gobernanza. Otros, desde sintonías diferentes, hacen foco en situaciones tales como la de la pandemia.

El caso de la alianza que tiene como principales socios a Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa, está integrada por más de 35 partidos y organizaciones sociales que cuentan con el respaldo de la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), las cuales, a su vez, tienen sus diferencias endógenas. Muchos de los que participan en esta liga electoral tienen intereses encontrados, que no solamente atraviesan lo ideológico, sino la cuestión del dominio de la autoridad, algo que como opinó en un encuentro privado el gobernador formoseño, Gildo Insfrán –más allá de su cuestionada política caudillesca de tipo feudal- provoca un esquema que suscita falta de liderazgo.

Como verán, hay de todo en los despachos que convergen en la inmensa manzana del palacio gubernamental. Y en ese abanico se mezclan discusiones partidarias, de estrategia económica y  política, al igual que de género, entre otras. Por ejemplo, la presión del sector femenino que se ha constituido en el área de Legal y Técnica y comunicación presidencial, con Vilma Ibarra y Gabriela Cerruti a la cabeza, llevó al Presidente a firmar una instrucción que exige a las carteras y secretarías, a dar cuenta de la cantidad de mujeres que integran el sector a la hora de hacer nuevas designaciones y nombramientos. El inicio de ese paradigma se dio con la llegada de Cecilia Nicolini a Ambiente y Desarrollo Sustentable, en medio de un cuadro dramático en la provincia de Corrientes, que tiene en vilo el lugar de Juan Cabandié. El más complicado por esta resolución fue Julián Domínguez, a cargo del ministerio de Agricultura, quien tuvo que desplazar a dos cuadros del Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria, para reemplazarlos por damas. 

Sin embargo, fue la propia portavoz quien se encargó de desmentir que hubiera intenciones de llevar esa fórmula de equidad al gabinete nacional, donde hasta circuló que alguna de ellas podría ocupar el lugar de Juan Manzur, el hombre que viene atajando operaciones desde todos los ángulos. Aprovechando la ocasión -y por orden del primer mandatario-, se resolvió desplazar de la Subsecretaría de Comunicación y Prensa de la Presidencia a Marcelo Martín, lugar que podría ser ocupado por una mujer. De todos modos, el polémico exfuncionario mantiene el rango, pero se encargará únicamente de las transmisiones oficiales. Una manera elegante de correrlo, pero manteniendo su firma en algunos gastos de logística poco transparentes, pese a la infinidad de denuncias por abuso de poder y maltrato a periodistas y trabajadores de distintas áreas de Casa Rosada.

Juan Ross, el abogado entrerriano que llegó a manejar la pauta estatal (y lo sigue haciendo) en las épocas de Néstor Kirchner junto al publicista Pepe Albistur (exsecretario de Medios), siguió luego con CFK del brazo de Alfredo “Corcho” Scoccimarro, y hoy forma parte de la intensa facción albertista, toma el timón con la portavoz Cerruti, quienes pese a algunas fricciones en un principio con la sala de periodistas del primer piso de Balcarce 50, parecen no querer caer en las intimidaciones y aprietes que tanto, el expulsado Juan Pablo Biondi como Martín, llevaron adelante, dando de baja acreditaciones de trabajadores de prensa en la Rosada, y aprovechando su autoridad para imponer cambios de periodistas de medios públicos, paraestatales, o que hicieran preguntas incómodas en las conferencias de prensa.      

Esta semana venía llamando la atención y preocupando la falta de agendas oficiales del jefe de Estado. Ante el reclamo de la prensa acreditada en Casa de Gobierno, el lunes, la actividad de Fernández se conoció por la tarde-noche. El mandatario había encabezado con el ministro coordinador, una reunión del Gabinete Económico en la Residencia de Olivos junto a Martín Guzmán (Economía), Matías Kulfas (Desarrollo Productivo), Cecilia Todesca (Relaciones Económicas Internacionales), Miguel Ángel Pesce (Banco Central), y la incorporación del jefe de asesores, Juan Manuel Olmos. Todos albertistas que discutieron los temas que más los preocupan: inflación, acuerdo con el Fondo y el Consenso Fiscal.

Mientras tanto, los 18 proyectos de ley enviados por el Poder Ejecutivo, y que resaltara hace días con bombos y platillos el reemplazante de Máximo Kirchner en rueda de prensa en el Patio de las Palmeras, el santafecino Germán Martínez, no pudieron ser tratados en las sesiones extraordinarias que dictaminó Fernández, especialmente el de la reforma de la carta orgánica del Consejo de la Magistratura, un síntoma que demuestra a las claras que Sergio Massa no está logrando avanzar con los consensos básicos, previo a lo que será la engorrosa discusión por la carta de intención que Guzmán firmará en Washington ante el board que encabeza Kristalina Georgieva, y que irá a explicar al Congreso, donde en Rosada se teme que sea más fustigado por los propios que por los opositores de Juntos por el Cambio.

El equipo asesor del primer mandatario ya trabaja en el discurso que dará el 1 de marzo en la inauguración de las sesiones ordinarias en el Parlamento. “Será un mensaje post pandemia”, dijo una fuente del entorno presidencial, que girará en torno al cuidado del medio ambiente y una flamante ley de humedales, temas que pese a los incendios descontrolados en Corrientes -para el ala kirchnerista del FdT- están alejados de las inquietudes de la sociedad. Para ese núcleo, lo que le interesa a la gente es principalmente, el incremento permanente de precios en los alimentos, los que se vienen en tarifas y combustibles, la inseguridad, y la falta de trabajo genuino.  Para todas las facciones frentistas está claro que el plan de acuerdos y congelamiento de precios que viene ejecutando el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, es un fracaso. Por eso se impulsa la creación de una empresa alimenticia estatal que marque importes de referencias, esos que hoy no existen y están desbocados en la totalidad de los rubros. La carne, por tomar uno, se incrementó un 10% y los alimentos y bebidas un 4,9%.

Cada punto que se suma a la inflación, como la que se conoció el martes (de 3,9 en enero pasado y 50,7 en 12 meses) licúa los salarios, las jubilaciones, y ni que hablar, los planes sociales, como el Potenciar Trabaja, que otorgan la mitad del salario mínimo, vital y móvil, que hoy está en 32 mil pesos. Es decir que esos $16.000 que reciben casi 2 millones de personas los pone en una situación de indigencia que hasta ahora se soporta con bolsones de comida, comedores y merenderos que controlan los movimientos sociales oficialistas –desde el Ministerio de Desarrollo Social- en los territorios donde la pobreza es moneda corriente, y que no son pocos. 

Así y todo, quien encabeza esa cartera, mientras atraviesa sendas y populosas movilizaciones de organizaciones sociales de izquierda-, Juan Zabaleta, salió a asegurar mediáticamente que no habrá más altas para desocupados, es decir ningún nuevo dinero que aporte el Estado para planes. Es probable que ese alegato no sea real, siempre hubo enfrentamientos entre Emilio Pérsico, Fernando Navarro y Daniel Menéndez (dirigentes del desmembrado Movimiento Evitay los intendentes bonaerenses, a los que pertenece el hombre de Hurlingham, pero hoy todos ellos juegan con la idea de una reelección de Alberto Fernández, algo que ya está encaminado y en fase de conformación de equipos. Cerrar el grifo de ese caudal electoral -rehén de la necesidad-, y que ellos entienden apoyará esa candidatura, sería un suicidio que nadie en ese espacio quiere sufrir frente a la abundancia de votantes que mantiene la actual titular del Senado, quien con su silencio sobre el pacto con el FMI, juega a sostener de cara al 2023. 

En el contexto de las diferencias que hay en el FdT a la hora de sellar un principio de entendimiento con el Fondo -esas que el Presidente denomina “matices”-, hay una parte de los compromisos preelectorales tomados (antes de las elecciones de 2019) que se respetan, entre ellos el de que Fernández apoye a su vice en las causas que tiene en los tribunales federales de Comodoro Py. En esta oportunidad, en la que decidió declarar de manera presencial por las acusaciones que pesan sobre la ex mandataria en materia de obra pública en Vialidad de la provincia de Santa Cruz. 

Esa declaración -como testigo- que duró unas tres horas, y en la que ya dieron testimonios otros ex jefes de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner, tuvo como colofón algunos cruces del jefe de Estado con el fiscal Diego Luciani, entre ellos, cuando éste le dijo “usted me ofende”, a partir de que Fernández sostenía que “las decisiones políticas no son judiciables” y el letrado, según Fernández, no lo entendía. Allí el mandatario también sostuvo que no conocía al amigo vinculado empresarialmente a Kirchner: Lázaro Báez. Más allá de eso, la Cámara de Casación Penal dejó firme el procesamiento de la ex presidenta como jefa de una asociación ilícita por coimas, bautizada Causa Cuadernos, y su situación judicial no se descomprime, algo que, leen en Rosada, condiciona su oposición interna.

Pese a que el titular del Ejecutivo nacional cumplió con lo pactado, recibió desde la Cámara alta otro gesto de resistencia de Cristina a través del jefe de su bloque, José Mayans, quien solicitó los detalles del acuerdo para saber “en qué compromiso se va a meter al país”. Como respuesta, Guzmán y Cerruti salieron a confirmar que no hay cláusulas secretas y que el propio jefe de Hacienda irá a defender el memorándum a la cámara de diputados, por donde ingresará finalmente el proyecto antes del inicio de marzo. Otra pulseada que ganó la Vicepresidenta, que neutralizó la embestida para que el mismo entrara por el Senado que ella encabeza.

Quienes operan desde Casa de Gobierno ponen paños fríos a la discusión y certifican que el camporismo podría llegar a avalar el preacuerdo si se le conceden cambios en materia tributaria, por ejemplo, “meter presión impositiva” en sectores como el Campo, donde sugieren una suba de retenciones con una soja que ronda los 600 dólares por tonelada, también sobre los grandes patrimonios, y reflotar la idea de un salario básico universal, una iniciativa que se viene pidiendo, especialmente, desde la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que dirige otro hombre del Evita, Esteban “Gringo” Castro. Lo que se recaude por este sendero, según confían quienes interpretan a Máximo Kirchner, iría dirigido a contener a los grupos más empobrecidos en el marco del ajuste que se viene, y que para muchos, ya está en marcha.

Por lo pronto, nada está garantizado. De todos modos Guzmán y el staff del FMI analizan el cuadro de situación y dan muestras de apurar la aprobación que desde el cristinismo todavía puede esperar. Entretanto, parte de las exigencias del organismo multilateral se van cumpliendo. Miguel Ángel Pesce desde el Banco Central aumentó las tasas de interés de los plazos fijos a 30 días al 41,5 por ciento, y la “gesta” de la baja de subsidios en Energía va viento en popa. Los representantes de CABA y Nación se reunieron en el piso 12 del palacio de Hacienda y comunicaron que los equipos técnicos seguirán trabajando en el tema.

Bajo la aspiración de empezar a mostrar atisbos de instalar en los hechos a un Alberto Fernández competitivo hacia el ’23, y en gestión permanente, el Presidente fue a Mar de Ajó con la finalidad de retomar aquellas “visitas de proximidad” con la gente, en esta oportunidad pateando y atajando penales con chicos en la playa, y a su vez, contentar a los intendentes del Conurbano que muchas veces se quejan por su lejanía, algo que Máximo Kirchner intenta evitar desde su titularidad en el PJ de la Provincia de Buenos Aires, que dicho sea de paso, tiene elecciones de autoridades municipales el próximo 27 de marzo. 

El raid presidencial dirigirá su agenda también a Santa Clara del Mar, donde junto a uno de sus principales adláteres, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, inaugurará un polideportivo junto al edil local, Jorge Paredi.      

En las últimas horas, el operativo “descongelamiento” de desavenencias entre albertistas y cristinistas se puso en marcha nuevamente, y con mayor intensidad, al menos desde las usinas presidenciales. Hubo mucho interés por instalar el encuentro a solas que se dio entre Fernández y el ministro del Interior, Eduardo de Pedro (que pese a todo ya no es más “Wadito"), en un cónclave en el que habrían sellado una suerte de tregua y acercado posiciones. El otro gesto fue la vuelta a Casa de Gobierno de la titular del PAMI, Luana Volnovich, después de la polémica generada por su viaje al caribe mexicano junto a su pareja y segundo en el organismo, Martín Rodríguez. Fue para anunciar un nuevo sistema de libre elección de especialistas médicos en la obra social de los jubilados. El último guiño, lo hizo Guzmán a los camporistas, cuando en su participación de manera virtual en la primera Reunión de Ministros de Finanzas y Presidentes de Bancos Centrales del G20, dijo que “Argentina se mantiene abocada a buscar soluciones a las injusticias históricas de la elusión y evasión tributaria de las grandes corporaciones multinacionales".

Sin dudas, todas las especulaciones, rumores, conjeturas, operaciones, expresiones de deseo, guerras del off, deducciones, análisis y conciliábulos, tienen fecha de vencimiento. Será en las que se produzcan las sesiones parlamentarias donde se defina qué será del principio de entendimiento con el Fondo Monetario. Todo lo demás pertenece al terreno de las hipótesis, presunciones y posibilidades. Lo que sí está claro es que a partir de ahí se reconfigurará lo que algunos todavía llaman el cuarto gobierno kirchnerista.     

Fuente: Juan Pablo Peralta desde Casa Rosada para Política y Medios (PYM)

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