Nací el 22 de junio en 1975 en Bordeaux, Francia. La primera vez que vine a Buenos Aires fue en octubre de 1998, me quedé unos años y me fui en 2002. Volví en 2005 y nunca más me pude ir.
Viví en San Telmo, San Cristóbal, Barrio Norte, Palermo, Recoleta y Parque Saavedra. Son barrios muy diferentes, y hermosos. Me gusta estar cerca de mi trabajo y no perder tiempo en trasladarme. Así que, como prefiero llegar rápido, Palermo me queda bien. Tengo excelentes recuerdos de los rincones porteños donde viví: en cada uno se respiran realidades diferentes, y hasta tienen sus códigos particulares.
Una de mis pasiones es la gastronomía. Cuando llegué, fui camarero, después maitre del salón y ahora me desempeño como gerente de restaurantes de La Bourgogne y el Alvear Palace Hotel.
Lo que más valoro de Buenos Aires, además de los caminos que encontré en la gastronomía, es su gente. La calidez y la sencillez al recibirte te hacen sentir como en casa. Eso es único. De mi país extraño a mi familia y algunos productos propios de Francia que tienen mucho que ver con los recuerdos y los sabores de mi infancia.
Me gusta mucho ver el Río de la Plata. Por eso, me encanta tomar un avión en Aeroparque, poder observar la costanera tan cerca y tan lejos del bullicio de la gran ciudad, viajar en todos los sentidos.
Fuera de donde trabajo, son muchos y con estilos distintos los restaurantes que elijo, cada uno para momentos diferentes. La parrilla Don Julio no falla nunca. De Aldo´s vinoteca me encanta la onda y en Mimi restaurant, los platos de cocina de barrio. Hong Kong Style se destaca por la calidad y la calidez de sus dueños. Me sorprendió Aramburu y me gusta Fleur de Sel también.
En casa preparo un poco de todo. En general, platos sencillos porque no tengo mucho tiempo. Me animo a cocinar mejillones en mariniere , conejo a la mostaza y carnes grilladas, con echalotes, hierbas y manteca, obviamente. El vino adecuado no puede faltar.
Instalarme acá fue una de las experiencias más fuertes de mi vida. A pesar de haber pasado por muchos países, desde ciudades hasta islas muy bonitas, siempre algo me atraía. Hay muchas explicaciones. Sé que Buenos Aires no es perfecta pero me conquistó. Y tener aquí a mi mujer y mis dos hijas pequeñas selló ese amor.
Además, me encontré con un personaje singular, Jean Paul Bondoux, quien me abrió los brazos para trabajar juntos. El domingo, en el Hipódromo de Palermo, con otros chefs franceses, haremos el Gran Prix Lucullus, con variedad de platos.
Tras viajar a India, cruzar el Caribe en velero, pasar por la Polinesia, vivir en la Costa Azul, estar en Londres y Nueva York y trabajar en los mejores restaurantes, aquí estoy, en Buenos Aires. Y me quedaré.
Fuentes: Clarín
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