Dirán los gurúes en economía y finanzas que el mercado siempre tiene la razón. Pues bien, nadie intentará rebatir esta idea. Muy por el contrario, quizás sirva para entender una tendencia urbana que se profundiza en territorio porteño: desde hace tiempo, la venta ambulante en el transporte público se afianza en trenes y subtes, pero cayó significativamente en los colectivos.
Aquellas frases célebres que se escuchaban en los ómnibus urbanos, sobre que tal o cuál objeto era "ideal para la cartera de la dama o el bolsillo del caballero" pareciera haber quedado en el recuerdo en las distintas líneas que cruzan la ciudad. Eso sí: poco tiene que ver con que las empresas hacen cumplir hoy la prohibición que rige para vender a bordo de las unidades, sino que, en mayor medida, responde a una acción directa de la oferta y la demanda. ¿Cómo es esto? Veamos las fuentes expertas: "En los colectivos, hoy la gente no compra ni presta atención. Tampoco se puede caminar bien por los pasillos y los pasajeros tienen mala onda. La plata está en los trenes y subtes", contó un vendedor ambulante, mientras otros dos colegas suyos asentían. Y la calculadora, en general, no falla. Ni miente.
Fuente: La Nación
Fuente: La Nación
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