sábado, 1 de mayo de 2021

La semana en que Fernández logró tener 21 días de consenso por la pandemia

En Casa Rosada se preveía una semana conflictiva por la cuenta regresiva que implicaba el vencimiento del último Decreto de Necesidad y Urgencia sobre las restricciones por la pandemia, y que tantos conflictos generó con la administración porteña, particularmente por el tema de las clases presenciales que llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Con la paradójica intención de acercar posiciones y mantener distancias con la oposición, Alberto Fernández empezó el lunes visitando la localidad bonaerense de Merlo para anunciar otro de los proyectos a futuro del gobierno del Frente de Todos, un programa de paradas de colectivo seguras. Acto que con Sergio Massa y Axel Kicillof de laderos, convocó al recuerdo del fallecido ministro de Transporte, Mario Meoni. 
En su discurso, el primer mandatario hizo una mixtura entre la figura del desaparecido dirigente del Frente Renovador, la alerta por la suba de contagios y muertes a causa del Covid-19, y el reclamo dirigido en particular a Juntos por el Cambio para que no haga política con la pandemia. 

Esta vez Fernández prefirió preservarse de las críticas que recibe por predicar una cosa y hacer otra con respecto a los protocolos sanitarios, y no se quedó en el multitudinario asado con los intendentes que le había preparado el polémico edil local, Gustavo Menéndez. Subió al helicóptero oficial y voló a Balcarce 50. Empezaba el raid de reuniones para empezar a escribir el DNU que marcaría las decisiones para la nueva etapa de cuidados sanitarios.
El comité de expertos que asesora al Poder Ejecutivo otra vez fue convocado por la Jefatura de Gabinete a un encuentro para analizar el cuadro de situación. Luego del cónclave que fue con especialistas que estuvieron en la sede gubernamental y otros que participaron por videoconferencia, dejó un mensaje que transmitió la controvertida vocería presidencial a través de sus off en modo gacetilla, repartidos a discreción a través de chats de WhatsApp. Nadie habló con la prensa, pero se impuso mediante este esquema antiperiodístico, que los epidemiólogos pidieron aumentar los controles y más tiempo para decidir qué hacer. 

El martes se retomaba el diálogo entre Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires en Casa de Gobierno. Los tres jefes de Gabinete respectivamente: Cafiero, Carlos Bianco y Felipe Miguel, intercambiaron datos, y según se informó también por vías indirectas, se había llevado adelante una entrevista positiva. En 48 horas volverían a verse las caras para presentar conclusiones y propuestas, algo que al menos luego no se hizo público.  
A mitad de la travesía semanal se realizó una videoconferencia entre el Presidente y los gobernadores del Norte. Tampoco hubo declaraciones, sino comunicaciones discrecionales emitidas desde el dispositivo celular de un  encargado de vender lo que supuestamente se habló en la charla a puertas cerradas.

Reconstruyendo lo que había ocurrido realmente, no  todos los mandatarios provinciales se dedicaron a recitar loas al desempeño sanitario del jefe de Estado, como señalaban las notas de un vocero oficial, sino que además de explicar la coyuntura en cada distrito, algunos pidieron mantener las clases con presencialidad, tanto gobernadores opositores como Gerardo Morales de Jujuy y Gerardo Zamora de Santiago del Estero. Lo mismo ocurrió en el zoom con el resto de los jefes provinciales de las demás provincias, con quien Fernández habló poco más de 24 horas después. 

En el medio de estas negociaciones, la Ministra de Salud, Carla Vizzotti, se reunió  junto a su par de Desarrollo Productivo, Martías Kulfas, con empresarios del sector de la provisión del escaso oxígeno medicinal. En una mini conferencia de prensa posterior, los funcionarios explicaron que se trabajaría en el uso racional del vital elemento, se garantizaría la prioridad del mercado interno, y se ejecutaría un control de precios. Los responsables del contacto con los acreditados en Casa Rosada habían visitado previamente la sala de periodistas del primer piso del palacio rosado, para informar que sólo se iban a hacer tres preguntas que deberían estar dirigidas únicamente al tema en cuestión, dijeron “nada sobre vacunas, etc”. Algo que lamentablemente cada vez se repite más en la sede gubernamental. Cuando el segundo cronista consultó a Vizzotti sobre las negociaciones que se retomaron con el laboratorio Pfizer, algo que la ministra reconoció, la incomodidad de los censores presidenciales llegó al grado de dejar al autor de esta nota sin preguntar y cerrar la rueda de prensa intempestivamente. Una de las tantas veces que la censura del “albertismo” se pone de manifiesto. 

Llegando al tiempo de las certezas que deberían anunciarse antes del sábado, Alberto Fernández fue a visitar a su amigo Jorge Milton Capitanich, para él y otros dirigentes, “Coqui”, el gobernador del Chaco que en un acto en empobrecido Impenetrable se animó a decir que si el mandatario nacional tuviera que ir a esa provincia cada vez que se inaugura una obra, debería hacerlo todos los días. El alto funcionario parece no tener conocimiento de los índices de miseria que azotan a esa región norteña. Por su parte, el jefe del Ejecutivo nacional volvió a hablarle a los opositores: "cuando trabajamos para los argentinos no debemos tener sectores políticos", dijo en una brevísima actividad.

Esa tarde de jueves Fernández retornó a su despacho en Gobierno y siguió trabajando con su mesa chica para darle forma al decreto restrictivo. Por la tarde se tomó unas horas para ir a recibir un embarque de casi un millón de vacunas de Sinopharm a Ezeiza proveniente de China. Uno de los eventos de marketing a los que más relevancia le da su administración. A la vuelta a Balcarce 50, los teléfonos de los encargados de repartir data oficialista, sólo manifestaban que su jefe se encontraba con Cafiero, Vizzotti, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, y la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, estudiando los anuncios que se darían al otro día.

Todo era una táctica distractiva para esconder que el mandatario grababa con sus colaboradores un mensaje de 18 minutos que se emitió en la mañana del viernes. En resumen, Fernández mantenía el status quo de su anterior decreto, pero haciendo más foco en el control de la circulación en el Área Metropolitana de Buenos Aires, ampliando las medidas una semana más (hasta el 21 de mayo), y demostrando que lo de las aulas cerradas no era tema de discusión entre poderes ejecutivos. Lo mismo hizo en su presentación mediática Horacio Rodríguez Larreta, quien acató lo que ya había acatado hace 15 días, salvo el tema escolar, y que tal como se negoció en bambalinas entre la Nación y Ciudad, queda a cargo del máximo tribunal de la Nación.  

Fuente: Juan Pablo Peralta para la agencia internacional Globatium.com (@globatium), ECMC Noticias México-Argentina-España-Brasil-Bolivia-Ecuador-Estados Unidos (ecmcnoticiasmex), RCR Metro Barcelona (@RCRBarcelona) y FM Concierto (@105 Concierto).

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