miércoles, 14 de septiembre de 2011

El transporte colapsado y en emergencia

No puedo hablar de las demás líneas de subte y tren porque no las utilizo habitualemente, pero se que casi todas tienen más o menos los mismos problemas. Suelo viajar (o como se le llame a eso) en la línea A de subterráneos de Buenos Aires y en el Ferrocarril Sarmiento que cubren el circuito oeste de Capital y el Gran Buenos Aires. Estos medios de transporte siempre tuvieron déficit en el servicio pero hace tiempo que han llegado al tope de sus posibilidades. Ambos se han convertido en un peligro potencial. Las formaciones del subte que recorre la estación Plaza de Mayo hasta la de Carabobo en Flores son las más viejas de sudamerica y a pesar de ser casi museos móviles muy pintorescos para el turismo no tienen las refacciones necesarias como para estar a la altura de las circunstancias. Van repletas en todo momento y no dan a vasto con el, cada vez, más caudaloso número de usuarios. Las probabilidades de llegar a destino están dadas por la obra y la gracia de Dios. Empujar es la ley y hacer el recorrido hacinado es la norma. El personal no suele ser muy amable con los pasajeros y cualquier cosa los hace contestar mal a quienes preguntan si el servicio funciona o no. Porque claro, la regularidad no es tal y de repente pueden pasar tres formaciones repletas y juntas y después quedar 15 minutos sin novedades. otro dato grave de esta línea es que hace cuatro años que la administración Macri no pone en funcionamiento las estaciones de Plaza Flores y Nazca, que facilitarian mucho las cosas. La obras quedaron paradas y nunca más se supo nada. El ferrocarril Sarmiento atraviesa una realidad muy similar en épocas en que la "hora pico" dura toda la jornada. El peligro de la gente que viaja colgada, el tema de los paso a nivel, la mugre que tiene cada vagón y otras miserias más, han hecho que subir a ese bólido se haya transformado en una aventura digna de Indiana Jones. Está claro que la desinversión en estos medios de locomoción está a la orden del día. Los contratos leoninos del menemismo nos han dejado una red de transporte obsoleta y explosiva en la cual no hay modificaciones positivas ni por casualidad. Los vagones nuevos que incorporó el Sarmiento tampoco fueron cuidados por el público que tiene una gran cuota de responsabilidad en cuidar lo que utiliza todos los días. Los enojos por los constantes accidentes que retrasan o cortan el servicio terminaron más de una vez en la quema de formaciones. Estas últimos hechos, así como la tragedia de ayer, hacen que la línea Once-Moreno funcione permanentemente con un servicio restringido, es decir, hay que tomar los colectivos que también dejan mucho que desear, pero ese, ese es otro tema que tocaremos otro día.

No hay comentarios: