miércoles, 30 de septiembre de 2015

El consumo de harinas no es tan perjudicial como se cree


Las harinas contienen principalmente hidratos de carbono, que son la principal fuente de energía para el organismo, sobre todo para el cerebro. El problema –como en casi todo– está en el abuso. Hay que saber elegir. Las harinas refinadas –presentes en general en productos de panadería y pastelería– son las que más engordan, ya que se les suma azúcar o grasa. De las pastas, en cambio, lo que más engorda es el relleno o los acompañamientos, como queso rallado, crema o manteca. Las harinas se pueden volver adictivas. Los productos de pastelería generan ganas de consumir más, pero provocan pesadez y atentan contra las ganas de hacer actividad física. Una alimentación saludable, con menos de estos productos y más frutas y verduras, hace que el organismo se sienta liviano y con energía para moverse. carbono y los farináceos Facebook Twitter Linkedin Google E-mail Imprimir Las harinas no son malas, el exceso sí.Las harinas no son malas, el exceso sí.Crédito: Shutterstock Las harinas contienen principalmente hidratos de carbono, que son la principal fuente de energía para el organismo, sobre todo para el cerebro. El problema –como en casi todo– está en el abuso. Hay que saber elegir. Las harinas refinadas –presentes en general en productos de panadería y pastelería– son las que más engordan, ya que se les suma azúcar o grasa. De las pastas, en cambio, lo que más engorda es el relleno o los acompañamientos, como queso rallado, crema o manteca. Las harinas se pueden volver adictivas. Los productos de pastelería generan ganas de consumir más, pero provocan pesadez y atentan contra las ganas de hacer actividad física. Una alimentación saludable, con menos de estos productos y más frutas y verduras, hace que el organismo se sienta liviano y con energía para moverse. Las harinas integrales son ricas en fibra y sacian más. shutterstock

Mejor integral

Los productos integrales aportan prácticamente las mismas calorías que los refinados. Pero, en la elaboración de cereales integrales o sus harinas se conserva la cascara (el germen y el salvado) del grano, que contienen más vitaminas, minerales y fibra, lo que genera mayor saciedad. Además, enlentece la absorción, de este modo el índice glucémico –el grado en el que se eleva el azúcar en sangre– es menor. Por todo esto, elegir cereales o panes integrales con semillas por ejemplo de chia y lino aporta fibra y los hace más aconsejables en dietas para la reducción de peso y para bajar el colesterol. Los productos refinados o blancos solo mantienen el almidón (como el pan blanco, el arroz blanco), el aporte calórico no se modifica.

Buenos hidratos

A la hora de elegir qué harinas comer es preferible quedarse con los integrales que aporten fibra. El arroz que no se pasa, los fideos simples al dente (acompañado con ensaladas de entrada, o con verduras, por ejemplo al wok con brócoli y tomate cherry) o tartas de verdura con una sola tapa. Ademas hay que saber controlar las harinas a lo largo del día: si desayuno cereales (mejor los que tienen más fibra, granola) o tostada de pan integral con queso o mermelada, en la merienda es mejor optar por yogur y frutas. El pan y los grisines de una picada pueden reemplazarse con bastones de zanahoria y apio para untar con queso o palta.

Fuente: Infobae

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