La Argentina no pretende sustituir al peso por el dólar en todas sus funciones, se usa el dólar como reserva de valor, medio de pago en cifras muy elevadas, en transacciones internacionales, o en unidad de cuentas, pero no para transacciones diarias, tarifas, salarios, etc. En 2001 el ministro Cavallo pretendió establecerlo de manera oficial, porque por su plan de convertibilidad (1 peso = 1 dólar) era de hecho extraoficial porque nuestro peso estaba anclado al dólar, de manera que todos los agentes económicos realizábamos las transacciones, ahorros y movimientos de nuestros procesos en valor dólar, lo que nos llevó a un desastre económico y financiero.
Ese proceso se produce principalmente debido a tres circunstancias:
- Se trata de un país pequeño sin capacidad de emitir moneda local medianamente fuerte con la que poder realizar transacciones. O desiste de ejercer su propia política monetaria, dependiendo de la estadounidense.
- Es países con dificultades y cuya moneda local apenas es aceptada en la mayoría de los países europeos, o está fuertemente devaluada, fruto de crisis financieras, económicas y de capitales que han lastrado el sistema económico nacional. Es el caso, por ejemplo, de países como Ecuador.
- Otra situación en la dolarización de una economía puede darse cuando los sectores productivos de un país realizan transacciones de comercio internacional (exportaciones o importaciones) que suponen un gran volumen dentro de su PIB, por lo que las transacciones en dólares acaban suponiendo un uso excesivo de esta moneda, produciéndose así la dolarización.
La Argentina se encuadraría en la tercera opción, pero no justifica en absoluta renunciar a la soberanía monetaria.
¿Por qué no?
Adoptar una gran moneda como el dólar tiene ventajas de evitar los ataques especulativos.
Sin embargo, tiene la desventaja notable de que el país deja de controlar la política monetaria, por lo que todas las decisiones de ese carácter pasan a depender del país emisor de la moneda, en este caso de la Reserva Federal Americana (FED), perdiendo soberanía en el control monetario, y situándose a expensas de lo que los mercados y un país ajeno decidan.
No se garantiza que no haya inflación en dólares.
Fuente: Jorge Ricaldoni para Quora
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