viernes, 19 de agosto de 2011

El General San Martín decía: "He nacido para ser cornudo"

José de San Martín, Domingo Faustino Sarmiento, Juan Galo de Lavalle. Son grandes hombres en la historia argentina: cruzaron cordilleras, lucharon contra los ejércitos españoles o ayudaron a la construcción del país. Pero eran, después de todo, seres humanos de carne y hueso que, como todos, se permitían algunas licencias y hasta tenían una vida paralela.
El libro Pasión y traición de Florencia Canale reavivó la polémica al revelar que no sólo San Martín tenía amantes, sino que su esposa también lo engañaba, según afirma la autora, sobrina en sexto grado de Remedios de Escalada. La esposa del "santo de la espada" tuvo varios amoríos, entre ellos con Gregorio Murillo, Joaquín Ramiro y Bernardo Monteagudo.
"Hay una carta de San Martín en la que le dice a Tomás Guido: 'he nacido para ser cornudo'", aporta por su parte el escritor Federico Andahazi, autor de Historia sexual de los argentinos.
"San Martín me parece paradigmático", comentó Andahazi en diálogo telefónico con Perfil.com. "Cuando llegó a Quito tuvo un romance con Rosa Campuzano Cortejo, que todos sabian que era amante de los jefes realistas: era espía, les sacaba informacion a los españoles en la cama y se la daba a San Martín tambien en la cama", agregó.
Sarmiento también quedó en la historia por sus aventuras. Al exiliarse en Chile, en época de Juan Manuel de Rosas, el gobierno trasandino lo envió de viaje a Europa como embajador. "En su rendición de gastos figuraban hasta los sexuales", explicó Andahazi: "París, un café por aquí, un paseo por allá y al final del día orgía. En Roma, souvenir del Vaticano, un retratro del Papa, y 'gran orgía'", detalla el escritor.
El "padre del aula" estaba casado con Benita Pastoriza ("un matrimonio bastante tormentoso", según Andahazi) y tenía de amante a Aurelia Vélez, hija de Dalmacio Vélez Sarsfield. Antes de intimar con Sarmiento, Vélez tuvo un pasado interesante: un día su marido, Pedro Ortiz, llegó antes de lo previsto a su casa, ubicada donde hoy está el Hospital Italiano, "abrió el ropero para colgar su abrigo y se encontró con un hombre desconocido al que mató a balazos", narró el escritor a Perfil.com.
"Lavalle murió a causa de sus impulsos sexuales", afirmó Andahazi: a lo largo de su campaña al Norte, "se enamoraba de muchas mujeres y permanecía mucho tiempo en las alcobas, los soldados le tenían que recordar que tenían una guerra pendiente".
El general pasó su última noche con Damasita Boedo, una hermosa joven rubia de ojos azules. A la mañana siguiente, una partida de federales ingresó a su casa y lo mató mientras intentaba huir. Lavalle no sabía que, años antes, había ordenado fusilar al tío y al hermano de su última amante. "Todo hace pensar que le hicieron una cama, literalmente", comentó el escritor.
Andahazi opinó que "los actuales gobernantes son mucho más aburridos y menos osados que los padres de la patria" y que "durante mucho tiempo se toleró entre los historiadores las infidelidades".
También aprovechó para desmitificar a Justo José de Urquiza, famoso por sus múltiples hijos: "tuvo una vida muy poco apasionante, es cierto que tuvo muchos hijos, pero fueron "apenas" 34", comentó el escritor, y concluyó: "se hizo cargo de todos era algo mucho más frecuente de lo que se supone".

Fuente: Perfil.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿EN CALIDAD DE QUE LO ESCRIBIS? ¿cornudo o amante? X