Hace años que como cronista de varios medios me ha tocado cubrir este acontecimiento tan relacionado con la fe y la necesidad. Para estas fechas la ciudad de Liniers se transforma y las adyacencias del santuario se transforman en una suerte de campamento y mercado Persa. La cosa arranca un mes antes cuando empiezan a instalarse las primeras carpas y a todos los periodistas nos piden la nota con Delia Lencina, la mujer que siempre es la primera en ingresar al templo ya que es la decana en instalarse en las inmediaciones. Otro personaje que ya es un clásico de los cronistas es el padre Gerardo Castellanos, sacerdote que siempre está dispuesto, con toda la paciencia del planeta, a atender a los equipos de radio y televisión que llegan al lugar para hacer una notita. Entre las cosas más extrañas que vi y comenté en una salida por tele está la venta masiva de unas cadenitas que tienen colgada una manito abierta. En ese móvil en vivo le pregunté al vendedor de que se trataba, me dijo "es la manito del Padre Mario Pantaleo, te la dejo a diez pesitos".
viernes, 8 de agosto de 2008
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