En mis dos años trabajando en Canal 26 me tocó cubrir infinidad de casos policiales. Casi la totalidad de ellos terminaron siempre en el olvido general. A veces tengo noticias de alguno en particular que llega a juicio, pero que sólo alcanza ese estatus de "nota" porque en su momento tuvo mucha repercusión mediática.
Tratese de robos, asesinatos, estafas, dramas pasionales, violencia, etc, aprendí observando que siempre hay de fondo uno o varios indicios que conducen a vislumbrar una acelerada desintegración del entramado social. No hay que ser sabio ni especialista para llegar a esta conclusión, pero si es digno reconocer que en la vorágine de la inmediatez cotidiana este trasfondo macabro se pierde, y se pierden especialmente las causas de estas miserias, hablamos de pobreza, desigualdad, exclusión, pero también de individualismo, corrupción estructural, dependencia económica y desmedidas ambiciones personales que se alimentan día a día a través de un consumismo enfermizo. Los medios de comunicación, regidos bajo las normas del capitalismo post moderno, se solventan mediante la publicidad que nos ofrece los productos que harán más placentera nuestra irremediable vida finita. Para rellenar esa interminable saga de marcas y sponsores que conducen nuestra existencia terrenal están, entre otras cosas, las noticias, que no son más que una resultante de toda esa cadena o circulo vicioso mefistofélico. El sistema, en una demostración de ensamble casi "perfecta" ha adquirido la capacidad de vendernos hasta su más nauseabundo excremento.
1 comentario:
Me encantó tu post, muy lúcido. Y creo que un crimen pasional es generalmente un eufemismo para no decir (por poco importante, por naturalizado, por obvio, por tolerado) "crimen de género". Casi siempre las víctimas son mujeres, una razón más para que los victimarios gocen de impunidad.
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