LA DEMOCRACIA FRAUDULENTA Y LA PEDAGOGÍA DE LAS MENTIRAS
Si estuviéramos escribiendo un guión para una película, pondríamos la advertencia de que cualquier similitud con la realidad no es pura casualidad.
Dos pensadores o filósofos que abrevaron en el marxismo y fundamentalmente aceptaron el desafío de la onceava tesis sobre Feuerbach1 que sostiene que los filósofos deberían dedicarse a transformar la realidad, no sólo a interpretarla. Estos dos pensadores, Puiggrós y Chomsky, nos enseñan a pensar nuestra realidad con otras categorías o conceptos.
Parecería extraño, ya que Puiggrós hablaba de los años treinta al referirse a la democracia fraudulenta2 en nuestro país y Chomsky nos habla desde Estados Unidos de la pedagogía de las mentiras en un capítulo que se refiere a un debate que fue reproducido en su libro La [des] educación3.
Para Puiggrós, la alienación europeística hay que negarla dialécticamente para realizarnos en la periferia. El yrigoyenismo se oponía a la democracia postiza y copiada liberal burguesa capitalista del siglo XIX, con la aparición de “la plebe en la escena política” y sostiene que a cada restauración de la democracia postiza aparece “una conciencia más madura de la otra democracia, más auténtica, la que rechaza modelos extraños y se busca a sí misma en las ambiciones de poder de las masas trabajadoras”4… En realidad, la oposición formal civilista de los partidos políticos y las fuerzas armadas, “hace desaparecer la principal y no superada contradicción, la existente entre el régimen , dominado por la mentalidad liberal –individualista, y la conciencia democrática totalizadora que madura en el pueblo”5.
Para el pensador nacional, ni la idealizada república anglosajona planeada en 1853 y obsoleta, ni un socialismo anglosajón, ni los soviets poseían la autenticidad de lo propio y lo nuevo. Continúa sosteniendo que “La democracia postiza impuesta desde arriba por la planificación jurídico institucional que siguió a Caseros,…nació de la represión de la democracia verdadera, de la democracia que balbuceaba en el yrigoyenismo y, pese a sus reveses pasajeros, encerraba en sí misma todo el porvenir del pueblo argentino”6. Después habría que legalizar la ilegalidad ante la impotencia del poder legislativo.
Para Puiggrós, los años 30 representaban la bancarrota de la democracia postiza. En Europa, hace tiempo que tienen problemas, incluso para formar gobierno, con su democracia genuinamente europea. Y tanto los políticos como los juristas o filósofos europeos hablan del crepúsculo o fracaso de su democracia. Sin embargo, en nuestra realidad seguimos insistiendo en el fetichismo del voto cuando sabemos que la democracia no empieza ni termina en el acto eleccionario. La búsqueda de una verdadera democracia en Latinoamérica implica la participación permanente de los ciudadanos no sólo para ampliar los derechos civiles, sino sociales, multiculturales y plurinacionales, sino que implica enseñar nuestra democracia en forma permanente ya que no se enseña a sí misma.
Con el fetichismo del voto basado además en la pedagogía de las mentiras y la manipulación de la opinión pública, se pretende legalizar todas las ilegalidades que se cometen ante la impotencia del poder legislativo, aduciendo la legitimidad de origen de la democracia.
Weber sostenía que de acuerdo a la experiencia, ninguna dominación “se contenta voluntariamente con tener como probabilidades de su persistencia motivos puramente materiales, afectivos o racionales con arreglo a valores. Antes bien, todas procuran despertar y fomentar la creencia en su “legitimidad”7.
Al igual que el fetichismo de la mercancía (en el sistema capitalista que analizaba Marx) que disfraza su esencia como producción de mercancías, logran hacer creer que la mercancía vale lo que cuesta y se intercambian cantidades homogéneas, cuando en realidad, su esencia es la producción de plusvalía. No se intercambian cantidades equivalentes ya que los productores de las mercancías o sea los trabajadores, son a su vez la única mercancía que produce más valor de lo que cuesta. Es simple, ya que si no fuera así, el empresario no tendría ganancia. Por eso nos hablan del doble valor de la mercancía, el valor de cambio y el valor de uso. A partir de ese engaño fetichista se consuma la explotación. Pero los trabajadores no son cosas o mercancías.
El fetichismo del voto nos hace creer que ganar las elecciones es per se o equivalente a la esencia de la democracia. Pero un gobierno democrático no habilita al poder ejecutivo a transgredir incluso la legalidad jurídica y constitucional existente como si tuviera una patente de corso.
El valor del acto eleccionario no es la esencia de la democracia, aunque tuviera legitimidad de origen y no fuera fraudulento. El valor de la democracia se mide por su práctica real, es su práctica cotidiana la que le otorga legitimidad social. Y por ello hablamos de democracia fraudulenta, engañosa y mentirosa, ya que no se puede violentar la democracia con represión, con prisioneros políticos, (cuando las personas se suponen inocentes hasta que se juzguen culpables), ni cercenando derechos adquiridos civiles y sociales a fin de beneficiar al poder económico, ni devaluando, ni endeudando al país, ni despidiendo miles de empleados públicos, cerrando programas, ajustando la economía, acosando y denostando la educación pública y al desarrollo de la ciencia y tecnología nacional, abriendo las fronteras de la importación superflua y así desprotegiendo la industria nacional, aumentando las tarifas en forma permanente de los servicios públicos y condicionando paritarias mientras la inflación ya es incontrolable.
No sólo es fraudulento robar votos. También es fraudulento y engañoso mentir para ganar elecciones cuando después se hace todo lo contrario y se sigue mintiendo en forma permanente. Eso también hace al nacimiento de una democracia fraudulenta, engañosa y mentirosa donde se criminalizan las políticas públicas, o la evasión de impuestos a nivel local pero no la evasión de impuestos que se depositan en paraísos fiscales.
Chomsky titula “La pedagogía de las mentiras” a su debate con John Silber, antiguo rector de la Universidad de Boston. Si recordamos el debate preelectoral en nuestro país, el actual presidente argentino, debería reconocer, como lo hizo otro presidente, que si decía la verdad nadie lo hubiera votado. Las mentiras dichas por John Silber, como otras tantas de los norteamericanos, tardan mucho tiempo en conocerse, o cuando se desclasifican los archivos de la CIA, como la participación de los Estados Unidos en el golpe de Estado en Chile o el apoyo financiero a los contras en Nicaragua o sosteniendo que cualquier país centroamericano es una amenaza a la seguridad de Estados Unidos por más pequeño que sea o para bombardear y acosar regiones enteras y tantas otras atrocidades cometidas. Para Chomsky y su editor Donaldo Macedo, Silber forma parte de un “sistema atrapado por sus propias mentiras”8.
Entre otras mentiras en el debate preelectoral, el actual presidente dijo,1) que no iba a devaluar 2) que los trabajadores no iban a pagar ganancias, 3) que iban a dedicar todo su esfuerzo al crecimiento de la industria nacional, 4) que los argentinos iban a tener acceso al fútbol gratuito, 5) que el desarrollo científico y tecnológico era una prioridad del gobierno, 6) que siempre iban a estar del lado de los trabajadores, 7) que iban a pagar bien a los docentes y devolverles el prestigio que se merecen, 8) que iban a expandir la economía y no iban a hacer ajustes, 9) que las paritarias no iban a tener techo, 10) que iban a generar dos millones de puestos de trabajo, 11) que su primer compromiso era lograr una Argentina con pobreza cero, 12) que eliminar la inflación era lo más simple de su gobierno, 13) que no iba a perseguir a los que piensan distinto, 14) que el 82% móvil era un compromiso con los jubilados, 15) que tenía un compromiso en defender los derechos humanos, 16) que hay que cuidar el empleo y que no iba a abrir la economía, 17) que no íbamos a perder nada de lo que ya teníamos, 18)que hay que respetar la carrera pública y el empleo público, 19) que no iban a sacar subsidios, 20) que querían unir a los argentinos. Mientras prometía esas medidas acusaba a su adversario de mentir.
Rodolfo Puiggrós nos enseñaba y criticaba a “Los “hechólogos” o buscadores de “datos” al por mayor que venden al menudeo, como si bastara amontonar ladrillos para hacer un edificio”9. No
vamos a discutir índices ni cantidades de ladrillos o datos apilables. Vamos a seguir sosteniendo que vivimos en una democracia fraudulenta y una pedagogía de la mentira que nos enseña que la mentira no es punible ni criticable con un poder legislativo impotente y un poder judicial impune. Por eso es que necesitamos revisar nuestra institucionalidad jurídica constitucional así como promover una democracia verdadera y participativa.
vamos a discutir índices ni cantidades de ladrillos o datos apilables. Vamos a seguir sosteniendo que vivimos en una democracia fraudulenta y una pedagogía de la mentira que nos enseña que la mentira no es punible ni criticable con un poder legislativo impotente y un poder judicial impune. Por eso es que necesitamos revisar nuestra institucionalidad jurídica constitucional así como promover una democracia verdadera y participativa.
Coincidimos con Córdova Vianello en que estamos frente a una autocracia ya que la actual democracia fraudulenta no es una verdadera democracia. Para el autor, “Un Estado democrático es aquel en el que se realiza de alguna manera el principio de autonomía, en la medida en que los destinatarios de los mandatos contenidos en las normas participan directa o indirectamente en el proceso de producción de las mismas. Un estado autocrático es aquel en el cual los destinatarios de los mandatos contenidos en las normas están excluidos de dicho proceso de creación de las mismas, y, por lo tanto, se encuentran en una situación de heteronomía”10.
Quienes educamos para la libertad y la democracia verdadera, no aceptamos que la educación pase a ser una mercancía y que solo se debe dedicar a educar para el mercado y tampoco somos hipócritas ni aceptamos la pedagogía de las mentiras, porque aprendimos con Paulo Freire que la “la solidaridad social y política que necesitamos para construir una sociedad menos fea y menos agresiva, en la cual podamos ser más nosotros mismos, tiene una práctica de real importancia en la formación democrática… porque hay que… luchar por el derecho que tengo de ser respetado y por el deber que tengo de reaccionar cuando me maltratan… y nunca, jamás, luchar por esa cosa imposible, grisácea e insulsa que es la neutralidad. ¿Qué otra cosa es mi neutralidad sino una manera tal vez cómoda, pero hipócrita, de esconder mi opción o mi miedo de denunciar la injusticia? ”
NOTAS
1 Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.
2 Todas las palabras en cursivas son del texto de Puiggrós salvo que se indique el autor
3 Chomsky, Noam: La [des] educación, Planeta, Barcelona, 2017
4 Puiggrós, Rodolfo: La democracia fraudulenta”, Corregidor, Bs.As, 1972
5 ibidem
6 ibidem
7 Weber, Max: Economía y sociedad, FCE, México, 1996
8 Chomsky, Noam: op.cit
9 Puiggrós, Rodolfo: La democracia fraudulenta”, Corregidor, Bs.As, 1972
10 Córdoba Vianello, Lorenzo: Derecho y poder, FCE-UNAM, México, 200
2 Todas las palabras en cursivas son del texto de Puiggrós salvo que se indique el autor
3 Chomsky, Noam: La [des] educación, Planeta, Barcelona, 2017
4 Puiggrós, Rodolfo: La democracia fraudulenta”, Corregidor, Bs.As, 1972
5 ibidem
6 ibidem
7 Weber, Max: Economía y sociedad, FCE, México, 1996
8 Chomsky, Noam: op.cit
9 Puiggrós, Rodolfo: La democracia fraudulenta”, Corregidor, Bs.As, 1972
10 Córdoba Vianello, Lorenzo: Derecho y poder, FCE-UNAM, México, 200
Fuente: Ana Jaramillo, Socióloga, rectora de la Universidad Nacional de Lanús, para El Ortiba
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