domingo, 20 de mayo de 2018

Si no probaste un Montecristo cubano, te vas a tentar..

El viernes a la noche estuvimos en la clandestinidad del búnker procubano de un querido amigo en el Conurba sur. Obviamente hablamos de todo, especialmente de política. Comimos la mejor carne argenta y bebimos buenos varietales mendocinos. El anfitrión de lujo nos invitó a degustar unos Montecristo, célebres habanos cubanos creados con los puros de esa isla en 1935. Fue considerada la más selecta hasta que se crearon los Cohiba. De todos modos estos exquisitos cigarros son los más vendidos del mundo, 30 millones de unidades por año. Muchos han intentado imitarlo pero los premios se los sigue llevando esta marca inigualable. Poseen un sabor picante único y vienen en una caja muy reconocida visualmente, está decorada con dos espadas cruzadas y e el medio una Flor de Lis, que hace referencia a la célebre novela del gran Alegrando Dumas, El Conde de Montecristo. 

Aquí una breve historia que compiló Wikipedia

La marca fue creada en 1935 por las familias Menéndez y García. Ambas familias se habían unido doce años antes para crear unos cigarros de máxima calidad, los Particulares, que vendían localmente. El Montecristo es el resultado de la experiencia de ambas familias, que pretendían hacerse un hueco en el mercado internacional. Así que promocionaron el Montecristo como un cigarro de prestigio, denominando a los cinco primeros modelos  1,2,3,4 y 5. Su éxito en los Estados Unidos fue tal, que el nombre de Montecristo se convirtió en sinónimo de cigarro de calidad en el mercado. Aprovechando la prosperidad de la empresa, la compañía de Menéndez y García pronto adquirió las marcas H. Upmann y Por Larrañaga, convirtiéndose, en 1939, en los mayores productores de cigarros en Cuba. Veinte años después, sin embargo, la revolución los expulsó al exilio. Las familias mantienen litigios con el gobierno cubano por usar el nombre de Montecristo, continuando en el mercado a través de la marca Montecruz desde la República Dominicana). A pesar de la adversidad, el Montecristo dominaría el mercado en la década de 1980.1
Cigarro Montecristo N°4
Montecristo Club.
La línea original de cinco vitolas se mantuvo tras la Segunda Guerra Mundial, con la excepción del Tubo, que se incorporó en la década de 1940. José Manuel González asumió el control de la marca Montecristo después de que la Revolución obligara a Menéndez y García a abandonar Cuba y a trasladarse a las Islas Canarias y a la República Dominicana. Bajo su supervisión, en la década de 1970 se introdujeron cuatro nuevos puros: el Montecristo «A» de 229 mm, el Especial, el Especial n. 2 y el Joyitas -los tres últimos son vitolas Laguito n. 1,2 y 3 (del mismo tamaño que el producto insignia de la marca Cohíba)-. Estas incorporaciones a la marca que también se caracterizaban por su cuerpo medio-fuerte y su acentuado sabor único, consolidaron a Montecristo como el principal puro cubano. Posteriormente se les unió el Petit Tubo y los Montecristo «B»n.6 y n.7. En 2004 se creó una nueva vitola, Edmundo, y se lanzaron varias ediciones limitadas como el 2006 Robusto (maduro).
Montecristo todavía constituye casi la mitad de las ventas anuales de los puros Habanos de Cuba, aunque se critica una bajada de calidad por su elevada producción, sobre todo en relación a sus modelos más históricos, como los Montecristo N° 3 y N° 4, que continúan como los cigarros más vendidos. Los modelos más grandes escapan a estas críticas y el Montecristo A sigue siendo uno de los mejores puros Habanos.​

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