martes, 24 de abril de 2018

El día que Guido Gorgatti me contó sobre la que fue su casa, Radio El Mundo, la histórica señal que hoy está siendo desguazada sin que el Estado lo impida

Fue allá por 2006, se trataba del lanzamiento de la nueva programación de Radio Nacional que se celebraba en el mítico y legendario auditorio que perteneció a mi amada Radio El Mundo. El lugar donde sonaron las voces de Edith Piaf, Nat King Cole, los vientos de Dizzie Gillespi y Louis Armstrong, la guitarra de Andrés Segovia, y además contó con las presencias de Orson Welles (del cual un operador de la señal me dijo un día que hubo que usar un estudio de emergencia para hacer el ciclo de Tango La Fonola del gran Marcelo Guaita: "pensar que estás sentado donde una vez estuvo el gordo de El Ciudadano Kane"), la bella María Félix e inmensos artistas locales como Aníbal Troilo, Nelly Omar, y las voces de gigantes como Antonio Carrizo, Cacho Fontana, Armando Rolón y Hugo Guerrero Marthineitz, y las novelas populares de Alberto Migré con Julia Sandoval, Hilda Bernard, Eduardo Rudy, Beatriz Taibo, Atilio Marinelli y Alfredo Alcón, entre otros. 
Apenas le propuse a Guido hacer una nota me sonrió y dijo con el rostro resplandeciente y muy amablemente "pero si nene!!.. como nooo!". Parecía feliz y reviviendo muchas cosas a la vez en su cabeza. Lo primero que me dijo fue "no puedo creer que sigan estando intactas las mismas sillas de los años '40, los paneles de sonido, los percheros. Era cierto, hasta ese momento la LR1 seguía ahí en Maipú 555 con sus artísticos fantasmas que se hacían oír todo el tiempo.
Gorgatti me contó que en esa emisora fue técnico de "sonidos" (hacía los ruidos que imitaban la vida cotidiana), yo le conté que había sido operador técnico pero que me había dado cuenta que no me gustaba estar encerrado 6 horas. Se rió.
Después recordó cuando en los '50 acompañó a TiTa Merello en Maidmoiselle Elise y las bromas que se hacían entre actores aprovechando la falta de cámaras que los delataran. Cosa que de todos modos no quitaba profesionalismo al trabajo que disfrutaban como chicos.
En esos momentos "el canoso de la tele", como le decíamos de chico en casa, estaba haciendo un ciclo muy bueno en Canal 7 que se denominó "Un Cortado, Historias de Café". A pesar de ser italiano hasta la médula, nació en un pueblito donde estuvo 10 años llamado Crespino, provincia de Rovigo en 1919 (y este año cumple los 99), allí encarnaba al mozo gallego (papel español que le tocó varias veces tal vez por su paso por ese país) más antiguo del lugar al que todos llamaban Pepe. El era el que le ponía el oído a los clientes y con sus 80 años era su personaje el que regalaba experiencia a quien quisiera escucharlo. Lo felicité porque la verdad era que no me pedía un capítulo. Como actor de radio, teatro y cine expresó con un dejo de alegría que ese programa era una isla en la TV que se había vuelto tan comercial y competitiva. Me confesó que le gustaba cocinarse (de hecho lo hizo en TV), lavar, ir a hacer sus compras y todas las tareas del hogar. No le pedí anécdotas, le brotaban solas y todas divertidísimas, por ejemplo como hacían la lluvia en las audiciones. Era con arroz que caía sobre papel, no con celofán como cuenta la leyenda, los besos no iban a para a los rostros de las hermosas damas sino a las manos de él y su compañero Roberto Prince. Todavía vive cerca del Patio Bullrich y se pasea por las calles porque le encanta caminar y sacarse fotos con quienes todavía lo reconocen y se lo piden. El asegura que lo sorprenden pero se siente agradecido por el reconocimiento permanente del público y tiene presente amigos locales del mundo del espectáculo pero también a lo internacionales como el gran Vittorio Gassman, con quien además también "he lavorato".. manifestó con una carcajada que me contagió. La charla fue larga mientras cientos de figura de la AM 1070 como Mareco, Nelly Prince y Jorge Luz daban vueltas a nuestro alrededor y pasaban a saludarlo. El querido Jorge Luz lo cargó y poniendo su clásica voz finita le gritó "a estas edad con pendejos!!". Nos matamos de risa y nos despedimos con un fuerte abrazo. Espero que cuando cumpla los 99 y los 100 se le haga el homenaje que se merece, y el lugar donde se formó, la mítica LR1, siga al aire con sus trabajadores, que como yo la quieren como a una compañera de todas las horas.

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