Muchas personas pasan sus vidas sin recordar sus sueños. Todas las noches duermen 6-8 horas y despiertan al siguiente día sin ni siquiera reparar en lo que soñaron. De repente algún sueño de manera extraordinaria los sorprende, pero esto es raro y sólo recuerdan nítidamente un manojo de sueños en toda su vida. Para estas personas -siguiendo la versión de la ciencia materialista- los sueños no son realmente importantes, son algo así como la basura insignificante del día o simplemente el proceso con el cual el cerebro se limpia y, por lo tanto, siguen con su vida sin poner atención. La vida del inconsciente es desatendida y devaluada.
En oposición a esta visión se encuentran la psicología profunda (sobre todo la escuela junguiana) y la espiritualidad antigua (como por ejemplo el neoplatonismo de Sinesio o el misticismo sufi), para los cuales los sueños son los símbolos del alma y la forma en la que podemos entender la profundidad de nuestra psique, nuestras motivaciones secretas, señales de lo que nos está sucediendo a un nivel inconsciente e incluso premoniciones. Para estas formas de pensar los sueños, la vida onírica es parte fundamental de la existencia, una dimensión que enriquece nuestra experiencia y nos ayuda a vivir con más conciencia de lo que somos. Ya que pasamos cerca de la tercera parte de nuestras vidas dormidos -aunque no todo el tiempo soñando- es un despropósito no poner atención y no hacer un esfuerzo por recordar nuestros sueños. No darles importancia es cómo pensar que sólo la vida consciente -el ego- es importante y que no hay nada en nuestro inconsciente que merece revelarse -o que incluso pueda afectar nuestro comportamiento consciente. Como ha mostrado Jung, el inconsciente es una verdadera cueva de tesoros, en la cual podemos encontrar imágenes arquetípicas, fuerzas numinosas o al menos inspiración creativa. Asimismo, quien no le da valor y atención al inconsciente suele encontrárselo como un destino inexorable que tiraniza su vida.
A continuación siete técnicas y herramientas para mejorar la recordación de los sueños:
1. Lleva un diario de sueños
El inconsciente y la mente consciente existen en una relación de retroalimentación y de interpenetración, aunque es difícil de percatarse de esto. Cuando conscientemente le damos valor a los sueños -al establecer un hábito a favor de la recordación- esto de alguna manera programa positivamente todo nuestro organismo para que podamos recordar los sueños e incluso estimula a nuestra mente inconsciente, como creando una interlocución, un llamado. En el caso de no recordar ningún sueño, puede ser útil escribir en el mismo diario sueños anteriores, hacer dibujos de símbolos o simplemente decretar la intención de recordar los sueños ese día.
2. Haz un ritual antes de dormir
Esta es una forma de programarte y de plantar tu intención de recordar el sueño. La tradición budista del yoga de los sueños mantiene que el último pensamiento del día es un puente que conecta con el mundo onírico e influye en el contenido de los sueños. Se utiliza la analogía de la reencarnación, el último pensamiento que tenemos reencarna en la siguiente vida (o en el sueño). Por ello se suelen realizar visualizaciones de mantras o llevar la atención al corazón e incluso generar compasión. Independientemente de prácticas dentro de una tradición, resulta de aquí lógico dedicar el último pensamiento a la intención de recordar el sueño.
3. Cena ligero y no utilices pantallas en la noche
Como parte del "ritual onírico" es útil cenar ligero para facilitar el sueño y no gastar energía haciendo digestión en la noche. Tradicionalmente se han relacionado los sueños y las visiones con los ayunos y las purificaciones. Asimismo es fundamental darle importancia al proceso de quedarse dormido y no alterar demasiado el sueño con el uso de pantallas en la noche, las cuales puede afectar los neurotransmisores.
4. Medita
La meditación en general aclara el pensamiento y nos libera de la basura mental que luego además puede dificultar el sueño. La relajación está también vinculada con la recordación. Ciertos tipos de meditación ayudan al individuo a observar su propia mente y facilitan el flujo de imágenes.
5. Beats binaurales
Estudios muestran que las personas que recuerdan más sus sueños tienen mayor actividad de la onda cerebral theta. Esta actividad está vinculada con la relajación y la memoria. Así que teóricamente puede servir inducir estados de theta con beats binaurales o practicar la relajación con este mismo fin.
6. Cuando despiertes no te muevas e intenta recordar el sueño
Al despertar es muy fácil perder la noción del sueño, así que intenta evitar cualquier tipo de distracción y dedícale un minuto a sondear tu mente para encontrar la imagen que te sirve de anzuelo para pescar el sueño. Después escríbelo.
7. Utiliza hierbas y suplementos onirógenos
Esto debe de hacerse con cuidado e idealmente consultando a un experto, ya que tomar una sustancia todos los días puede convertirse en un hábito que luego dificulte los sueños y su recordación en su ausencia. Dicho eso sustancias como la galantamina o la planta mexicana Calea Zacatechichi pueden servir como alicientes oníricos. Aquí se puede consultar una lista de onirógenos más amplia. De nuevo recalcamos que estas sustancias pueden formar "dependencias oníricas" por lo cual su mejor uso es para ocasiones especiales no frecuentes, como pueden ser los experimentos colectivos de Oneironauticum.
Fuente: PIJAMASURF
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