El cerebro está de moda. En su afán por develar los secretos que guarda, el boom de las neurociencias le da un protagonismo estelar. A tal punto que su estrecha relación con el corazón es un tema que se aborda en más de una de las ponencias del 41° Congreso Argentino de Cardiología que se lleva a cabo hasta mañana en Buenos Aires. "La clave para prolongar la salud está en el cerebro, no en el corazón", afirmó en la conferencia inaugural Valentín Fuster, considerado como uno de los cardiólogos más importantes a nivel mundial.
"Si uno decide cuidarse, esa decisión viene de la cabeza, no del corazón", insistió el español Fuster, quien es director del Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinai de Nueva York y ex presidente de la Asociación Americana del Corazón. El médico abogó por un "cambio en el estilo de vida de nuestra sociedad, que a menudo se cree invulnerable a padecer alguna enfermedad" y para eso instó a promocionar la salud en lugar de llamar a prevenir patologías ya que "la gente es más receptiva a promocionar algo positivo que a prevenir algo negativo".
“Ya desde hace tiempo que sabemos que las cosas que hacen bien al corazón impactan sobre el cerebro y a la inversa. Pero estudios recientes demostraron cómo quienes presentan enfermedad cardiovascular poseen microlesiones cerebrales que impactan en su nivel cognitivo”, sostuvo Fuster, y añadió que aquellos pacientes que reducen sus factores de riesgo coronario también manifiestan mejoras en su aspecto cognitivo.
El incorporar buenos hábitos, entonces, rinde y redunda en beneficios para todo el organismo. En palabras de Fuster: “Los factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular, infarto de miocardio o infarto cerebral, son los mismos que participan en el desarrollo de un sinnúmero de enfermedades, como la degeneración senil e incluso ciertos tipos de cáncer, y debemos insistir para que la gente haga todo lo posible para mantenerlos bajo control”.
Fuster enumeró 6 factores de riesgo a tener en cuenta: obesidad, presión arterial alta, diabetes, colesterol elevado, tabaquismo y sedentarismo (contra el que indicó actividad física al menos cinco días a la semana). No obstante, consideró que el "principal factor de riesgo es la conducta humana, la sociedad de consumo en la que estamos inmersos nos lleva todo el tiempo al cigarrillo, al alcohol, a las comidas con grasas trans, a las bebidas extra azucaradas" y enfatizó que en eso es sobre lo que hay que trabajar.
“Así como uno conoce su número de celular, su documento, la patente de suauto, etc., también debe conocer y tratar los números de sus factores de riesgo cardiovascular”, dijo al respecto el Guillermo Fábregues, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, quien aconsejó consultar al médico para que le dé estrategias que permitan mantenerlos bajo control.
Los valores recomendados para los distintos factores de riesgo, en líneas generales, son los siguientes: colesterol total menor a 200 mg/dl; presión arterial, igual o inferior a 80 / 120; diabetes: glucosa en ayunas menor a 100 mg/dl o menos; obesidad, un perímetro de cintura de máximo de 102 centímetros en el hombre y 88 enla mujer.
Pero para hacer un cambio hay que reconocer primero que algo no anda bien y actuar para modificarlo. "Pensamos que estamos bien y queremos que todos nos digan que estamos bien. Sin embargo, es equivocado creerse invulnerable, ya que por ejemplo gracias a los avances en la tecnología de la imagen, se ha podido demostrar que el 40 por ciento de las personas que se creían sanas tenían alguna enfermedad cardiovascular preexistente. No podemos predecir si esto implicará un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular, pero sí sabemos que es muy probable que tenga alguno de estos eventos”, apuntó Fuster haciendo referencia a estudios realizados en Madrid (España) y Chicago (Estados Unidos).
El prestigioso médico español llamó a los cardiólogos a prestarle más atención al medio ambiente ("la polución ambiental tiene un fuerte impacto en la enfermedad cardiovascular"); a formarse más en la vinculación entre el cerebro y el corazón; y destacó la importancia de la educación para el desarrollo de conductas saludables desde la infancia.
El estrés es otro de los factores de riesgo para el corazón y el cerebro. "Genera una actitud de alerta por un estímulo físico, emocional o del medio ambiente. Cuando una persona está estresada, su organismo genera sustancias que pueden ser dañinas como las catecolaminas y la adrenalina, lo que aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial", precisó Carlos Ingino, jefe de Cardiología de la clínica La Sagrada Familia, institución que en el marco del congreso brindará un simposio sobre neurocardiología.
Estudios recientes revelaron que 1 de cada 3 ataques cerebrales son causados por enfermedades cardíacas, como la fibrilación auricular (FA), que es la arritmia más frecuente. En ese sentido, los especialistas remarcan la importancia que tiene la prevención con ecocardiogramas, monitoreo electrocardiográfico y el control del pulso arterial para detectar la FA.
"En la medida en que nuevos mecanismos de la interacción del eje cerebro-corazón sean reconocidos, mayor será la aplicación de dicho conocimiento en la práctica clínica", consideró el neurocirujano Pedro Lylyk, director de ENERI y La Sagrada Familia.
"Hace casi una década, especialistas del cerebro empezamos a trabajar conjuntamente con los expertos del corazón en la Fundación Favaloro. Esta novedad de asociación de especialidades, que muchas veces y erróneamente se las considera apartadas, ha generado la oportunidad de desarrollar un laboratorio interdisciplinario Corazón-Cerebro en nuestro país", señaló el neurólogo y neurocientífico Facundo Manes, director del Instituto de Neurociencias y Rector de la Universidad Favaloro.
Manes, reconocido a nivel nacional e internacional, expondrá hoy a las 17.30 en el salón Saavedra Lamas de la La Rural acerca de las investigaciones que viene desarrollando el laboratorio Corazón-Cerebro de la Fundación Favaloro y sobre la comprensión de la interacción y la comunicación entre estos dos órganos vitales.
Fuente: Clarín
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