Los pescados como la caballa, el atún o el salmón son ricos en ácidos grasos omega 3 que ayudan a prevenir los infartos. Los recomendaban médicos y nutricionistas, pero ahora se publicó un meta-análisis de los estudios científicos realizados entre 1966 y 2013 en diferentes países que aportaron evidencias que señalan que un mayor consumo de ese tipo de pescados implica una mayor protección para el sistema cardiovascular.
El meta-análisis fue realizado por un equipo de investigadores de diferentes departamentos de la Universidad McGill, en Montreal, Canadá, liderados por Louise Pilote. Consistió en hacer una búsqueda en las bases de datos de estudios prospectivos de cohorte y estudios de control de casos sobre la asociación entre el consumo de pescados y los infartos en población general sin enfermedad. Se incluyeron 408.305 participantes de 19 estudios. Encontraron que cada porción adicional de 100 gramos de pescado por semana estuvo asociada con una reducción del 5% en el riesgo de sufrir infartos o síndrome coronarios agudos.
El trabajo también identificó que la reducción del riesgo cardiovascular no difería según el género o la edad de los participantes en los estudios. "Nuestro meta-análisis demostró que hay una asociación inversa entre el consumo de pescado y el riesgo de síndrome coronario agudo. El consumo de pescado parece ser beneficioso en la prevención primaria", escribieron los investigadores en la revista The American Journal of Medicine.
"Los estudios que detectaron los beneficios de los pescados ricos en ácidos omega 3 empezaron en esquimales. Porque esas poblaciones del Artico consumían grasas de focas y morsas pero no sufrían una alta tasa de mortalidad cardiovascular, y se encontró que el consumo de pescados con los omega 3 tenía un efector protector", comentó a Clarín Silvio Schraier, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición y director de la carrera de médicos especialistas en nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA (sede Hospital Italiano de Buenos Aires).
"Este meta-análisis viene a corroborar las recomendaciones de que la gente debería consumir al menos dos veces por semana caballa, atún, salmón rosado, trucha, u otros pescados de aguas frías, según su presupuesto. Las personas que no pueden consumirlo porque no les gusta el sabor o porque tienen alergias al pescado pueden recurrir a los suplementos con omega 3 derivado de pescados", aconsejó Schraier. Los omega 3 están compuestos a su vez por ácido eicosapentanoico (más conocido como EPA) y ácido docosahexanoico (DHA), que poseen efectos antiinflamatorios, antritrombosis y antiarrítmicos.
En Argentina, el consumo anual promedio per capita de pescado era de 7 kilos en 2012 y pasó 9 kilos el año pasado. "Aún es bajo el consumo de pescado en nuestro país, y sin dudas es un producto saludable porque no aumenta el colesterol malo. Pero considero que los resultados del meta-análisis no son concluyentes. Podría incluir variables que confunden y eso hace que no se tengan en cuenta otras variables que contribuyen a la prevención cardiovascular", sostuvo Carlos Tajer, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología y presidente del comité organizador del congreso de la especialidad que se realizó la semana pasada. "Hay evidencias más fuertes en otras medidas de prevención cardiovascular: no fumar, controlar la presión arterial, hacer actividad física y no consumir sal ni azúcar en exceso".
Fuente: Clarín
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