viernes, 20 de agosto de 2021

El Gobierno tuvo que pasar de hacer campaña a intentar controlar los daños del efecto Olivos

Hace una semana, apenas difundida la postal de la fiesta de cumpleaños de Fabiola Yáñez en Olivos, el 14 de julio de 2020, cuando a las pocas horas se inició una denuncia por violar todas las normas de la ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio), el Gobierno recibía otro fuerte golpe pero, a la vez, elegía seguir con su agenda como si nada hubiera pasado. Al mismo tiempo, organizaba un comité de crisis en emergencia.

Mientras tanto, Alberto Fernández y la primera dama recibían en la residencia, foco de todas las miradas, al presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, en un encuentro para intentar limar asperezas que se evidenciaron en las últimas cumbres del MerCoSur, entre los dos países rioplatenses.

Sin estrategia definida, e intentando averiguar de dónde provenía el misil mediático y judicial, el jefe de Estado llegó el sábado a Iguazú (Misiones), y aprovechó el lanzamiento del plan turístico Previaje para declarar junto al gobernador Oscar Herrera Ahuad: “A veces en la política, que es un lugar donde hay mucha puja, mucha disputa, porque todos quieren ser y los lugares son escasos, uno no logra siempre muchas amistades”. El mensaje, no tan encriptado, dio la sensación de tener claros destinatarios, quienes para despegarse de los suposiciones, publicaron en su cuenta de Twitter una imagen donde se ve cenando en Olivos, en sus épocas de presidente de la Nación, a Mauricio Macri, al entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, y al ministro de Economía de aquel momento, Nicolás Dujovne, con la extitular de FMI, Christine Lagarde. El posteo de La Cámpora decía: “Con la mitad de la indignación mediática de estos días aplicada a otras fotos nos hubiéramos ahorrado el endeudamiento de las próximas décadas”.

En la continuidad del culebrón político se empezaba a notar la mano de los operadores oficiales para procurar aliviar el perjuicio generado por la “filtración”. El campo de batalla elegido fue el de las redes sociales. Desde la cuenta de Instagram de la propia Yáñez se subieron dos retratos sugestivos que dieron letra para especular con la posibilidad de un embarazo de la compañera del Presidente.

El lunes, el titular del Poder Ejecutivo salió con los tapones de punta. Fue en un acto en el partido de La Matanza, donde presentaba un Centro Universitario de la Innovación. Sin eufemismos, apuntó sus cañones directamente al periodismo. Con gesto adusto afirmó: “Yo no soy ni me hago. Todo el fin de semana me la pasé leyendo las cosas que escribían y decían los hipócritas” y agregó, irritado, que “algunos leyeron mis palabras sinceras, honestas, de arrepentimiento a su modo. Algunos fueron tan miserables que dijeron que le eché la culpa a mi compañera”, para agregar elevando aún más el tono de voz: “El único responsable soy yo. Me hago cargo, doy la cara y me pongo al frente de todo esto”. En ese contexto de presión interna y externa, Fernández advirtió que “si alguno piensa que me van hacer caer por un error que cometí, sépanlo, ¡me fortalecen!, me generan más fuertes convicciones. Aumenta mi compromiso por ustedes. Eso es lo único que logran, es lo único que consiguen”, gritó enfervorizado. 

En Casa Rosada las caras de la jerarquía gubernamental dejaban entrever que, en la cocina de la coalición frentista, los ánimos se caldeaban con nombres y apellidos. En el marco de las intrigas palaciegas se continuó con la lista de actividades previstas en el contexto del 17 de agosto. Ese martes, en el distrito bonaerense de General San Martín, se realizó el homenaje al Libertador de Argentina, Chile y Perú, donde el mandatario especuló con que el hombre que cruzó Los Andes hubiera pedido que “no manden a Alberto a negociar cualquier cosa con el Fondo”. Un guiño para los reclamos que viene haciendo el kirchnerismo al titular de Economía, Martín Guzmán.

Esa misma tarde se concretó la esperada aparición conjunta de Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Axel Kicillof y Sergio Massa en la Isla Maciel (Avellaneda), donde según fuentes oficiales se entregaba la vivienda 20 mil construida por esta gestión. En ese ambiente de campaña, la jefa política del FdT conminó al jefe de Estado a poner orden y a no ponerse nervioso. Pasaron sólo unas horas para que una escena parecida se repitiera en el estadio Diego Maradona de La Plata, sumando a Máximo Kirchner, además de los precandidatos bonaerenses, Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollán. Se trataba del plenario del Frente de Todos de la Provincia de Buenos Aires. Frente a las huestes oficialistas, la vicepresidenta manifestó que “se necesitan en Casa Rosada y las legislaturas, dirigentes que estén dispuestos a soportar las más grandes presiones”, y subrayó que “la vida que queremos requiere, no de uno, sino de muchos períodos de gobierno”. Además, defendió sus dos gestiones y la de Néstor Kirchner en contraposición a la de Cambiemos.

Con su clásico estilo, se dio el gusto de retar en público a su compañero de fórmula por querer tomar agua del pico en el escenario. También se animó a quitarle el micrófono en medio de su discurso para apuntar algo mientras Fernández observaba la escena incómoda y con cara de impotencia. Ese mismo día fue el elegido por los asesores de Balcarce 50 para apresurar una jugada, que tuvo que ver con filtrar los vídeos (que ya estaban en manos de medios opositores) de los festejos en la residencia presidencial que investiga el fiscal federal, Ramiro González. El procedimiento se ejecutó a través de un portal cercano a la administración central y una maniobra sin precedentes: utilizar a la Televisión Pública para reproducirlos. Sobre ese intento por controlar daños, se escuchó a un referente del Conurbano que integra el ala cristinista del frentismo contando en off que “antes de publicar los vídeos de Olivos se analizó el promedio de votos que se perdía al jugar ese -Gambito de Dama-, como lo denominó, e informó que “en una reunión muy tensa entre los principales popes del FdT se decidió emitirlos y. a la vez. se acordó que, si el daño es mayor al esperado, los cambios en el Gabinete, secretarías y subsecretarias, será proporcional”.

Por la tarde, en el Museo del Bicentenario, el Presidente encabezó junto al titular del INDEC, Marco Lavagna, la reunión inaugural del Comité Censal de Operativo del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, que se llevará a cabo el 18 de mayo de 2022. Después del informe que dio el director del organismo y de unas palabras del ministro Guzmán, el jefe de Estado se permitió bromear, al iniciar su alocución, con la silla en la que estaba sentado, de la que le acababan de avisar que estaba a punto de vencerse. Las risas distendieron una jornada con demasiada presión interna, que sería el preludio de un jueves con reuniones fuera de agenda y el rumor que salió del corazón de Comunicación de la Presidencia, a cargo del cuestionado Juan Pablo Biondi, sobre la posibilidad de que se anuncie en las próximas horas que Fabiola Yáñez está encinta.

El adelanto de una primera reunión de Alberto Fernández con casi la totalidad de su Gabinete generó especulaciones sobre otro intento oficial por promover la autoridad presidencial. El cónclave fue convocado en el cierre semanal para las 11 de la mañana en el Museo de Bicentenario y el encargado de hablar con los periodistas acreditados al final de la misma, fue el jefe coordinador de los ministros, Santiago CafieroEl funcionario habló en el Patio de las Palmeras, donde se lo notó bastante nervioso. En primer lugar, explicó que el sentido del evento fue dar lineamientos de gestión y políticos, y donde el jefe de Estado hizo un reconocimiento a los funcionarios sobre la tarea que se viene llevando adelante, incluyendo una evaluación de lo que se hizo para sobrellevar la pandemia y “las prioridades que el Presidente quiere que estén reflejadas en el Presupuesto 2022”, al que denominó “Presupuesto de la post pandemia”. La parte más difícil llegó cuando, consultado sobre si hubo más celebraciones en la Quinta de Olivos, Cafiero contestó secamente con seis “no”. La misma negativa dio cuando se le preguntó si podría llegar a haber cambios en el Gabinete nacional, antes o después de las elecciones. Sobre el tema de las vacunas y el viaje a la Federación Rusa de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, que fue la única ausente en el encuentro, el jefe ministerial anunció que la funcionaria sanitaria le informó sobre una donación de vacunas de 400 mil dosis de AstraZeneca por parte de España, y otros envíos sin fecha de llegada, a la vez que reafirmó el compromiso del mandatario, de que este agosto sea el mes de las segundas dosis.

No faltó la consulta sobre si el Presidente está a disposición del Poder Judicial, como ocurrió con la primera dama y todos los demás que formaron parte de la reunión en Olivos. Al respecto, Cafiero aseveró que “naturalmente el Presidente está a disposición de la Justicia, no lo han citado, no tiene ninguna citación, y va a estar dispuesto a responder a la Justicia como siempre lo ha hecho, como hombre del derecho que es”.

La bajada de línea que surge desde los despachos de Casa Rosada por el escándalo en Olivos y las causas que resuenan mediáticamente a tres semanas de las PASO, es apostar a que el tema se diluya y perjudique lo menos posible a los precandidatos de la coalición gobernante. Para CFK, otra es la situación de Fernández con sus aliados y de cara a los dos años de administración que vienen por delante. Para ella el mandatario queda preso de sus errores y desgastado frente a un electorado desilusionado. En la principal oficina del Senado y la del Instituto Patria entienden que no queda otra posibilidad que blindar la investidura presidencial, rescatar lo que se considera bien hecho en materia sanitaria contra el COVID-19, y salir a cuestionar duramente los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri.   

Fuente: Juan Pablo Peralta para Política y Medios


 

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